Créditos Imagen: Willians Astudillo Fotos: AVS PHOTO REPORT
Andriw Sánchez Ruiz / Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- Un día, en las intimidades de Caribes de Anzoátegui, Rouglas Odor no aguantó más el impulso de ir a hablar con Willians Astudillo sobre algo en específico. Por ser un estudioso ofensivo, que fue el guía de bates en las granjas de Indios de Cleveland, necesitaba preguntarle al pelotero ¿cómo lo hacía?, ¿cómo podía pararse en el plato y hacer contacto con una facilidad pasmosa?, ¿cómo se había convertido en un ser casi inmune al ponche?
Si es que el coach de banco de los indígenas tuvo alguna duda en el momento, todas fueron disipadas por la sed de saber.
– Chico, dime algo… ¿Cómo lo haces? ¿Cómo bateas? -interrogó Odor al grandeliga-. ¿Quién te enseñó a batear?
– Yo dejo las cosas sencillas –respondió Astudillo-. Sólo salgo a darle a la bola, nada de procesos ni nada de eso. Sólo sencillo.
Esa fue una explicación poco cautivadora. Palabras que no esclarecen el gran misterio que envuelve al bateador, cubierto con una pátina de intocabilidad, y que lo vende como uno de los casos más curiosos y fenomenales del beisbol venezolano de la actualidad.
Astudillo no se poncha casi nunca. Parece que no puede ser engañado, ni ridiculizado por envíos rivales. Casi siempre hace contacto. Es como si todos sus bates atrajeran magnéticamente a las pelotas; sus maderos son grandes imanes y los lanzamientos de los pitchers clavos de hierro.
En la LVBP solo lo han ponchado 12 veces en cinco temporadas, representadas por 533 turnos legales. Apenas una docena de brazos pueden decir que lo han domado verdaderamente. El último en lograrlo fue Luis Ysla, abridor de Bravos de Margarita, el martes 20 de noviembre. El año pasado su contacto absurdo alcanzó niveles de celebridad: Fue pasado por las armas cuatro veces en 204 chances lícitos. Su frecuencia de ponche resultó en uno cada 51 turnos, la más baja en la historia del circuito (en temporadas de estadísticas confiables). Es un guarismo tan superlativo, que no deja bien parado al loable 1 K / 21 VB que lograron Breyvic Valera (2015-2016) y Alberto Callaspo (2008-2009).
Tiempo después de la conversación, la mente de Odor no se desprendía de la forma de batear de Astudillo. Incluso en un punto, y por un leve instante, se convirtió en un tema familiar. Rouglas, por teléfono, habló con su hermano Douglas, padre del grandeliga Rougned Odor y también del jugador de Ligas Menores Rougned José Odor. Recordaron a hombres con capacidades casi sobre humanas, como Tony Gwynn, miembro del Salón de la Fama, ganador de ocho títulos de bateo en la Liga Nacional. Por la mente de Rouglas también pasaron las imágenes de algunos de los chocadores más prominentes que vio en su época como pelotero activo. Rememoró a Ozzie Smith y Félix Fermín.
“Un bateador que se ponche el 10% de las veces que va al home es algo excelente; yo diría que un bateador que haga eso tiene un contacto élite”, dijo Odor por teléfono. “Imagínate qué podemos decir de lo que hace Astudillo en este momento. Es algo impresionante, algo fenomenal”.
Willians Astudillo tiene exhibe un porcentaje de ponches tan bajo como sorprendente
Sólo para aclarar las cosas: De por vida en la LVBP el barcelonés tiene porcentaje de ponche (K%) de 2.1%. En nueve años en el sistema de Ligas Menores posee 3.3%. En el ratico que estuvo en las mayores, con Mellizos de Minnesota, 3.1%. Y esta temporada solo ha sido fusilado en una ocasión en 138 apariciones, lo que da 0.7%. Esos números hacen que los hombres que logren el ideal 10%, al menos delante de Astudillo, luzcan como los abanicadores Joey Gallo o Chris Davis, y que su don sea atribuido a circunstancias divinas.
“Dios le ha dado esa habilidad; ese contacto”, aseguró Odor, que replica la conclusión común que se puede escuchar en el dugout de Anzoátegui. “También influye su cercanía al beisbol. Siempre ha estado unido al juego por su familia. Su papá era pelotero, sus tíos lo son, casi toda su familia. Además tiene una confianza extremadamente alta cada vez que va a batear. Pero sobre todo Dios, de allí viene su don”.
YO PONCHÉ A ASTUDILLO
Jesús Sánchez no pierde la oportunidad cada vez que ve a Astudillo. Medio en broma, medio en serio, le recuerda siempre el juego del 29 de octubre de 2017. Ese día logró lo que no consiguieron este año Jon Lester, Jeurys Familia, Luis Severino, Jordan Zimmermann, Cody Allen, Sonny Gray y más de 40 pitchers grandeligas más: Lo ponchó; hizo que se fuera al dugout cabizbajo, sin el placer o la consolación de correr a la primera almohadilla.
“Bueno, tú y que no te ponchas con nadie”, le dice Sánchez en son de guasa, una licencia dada por años de amistad. “Yo te ponché”.
Sánchez, relevista de Cardenales de Lara, no tiene una memoria exacta para recordar el turno. Pero sí es capaz de describirlo someramente.
“Ese día mi intención fue atacarlo. Cayó por debajo en la cuenta. Le tiré un pitcheo alto y falló. Lo que hice fue reírme”, recordó con ánimo. “Willians es tremendo bateador de contacto. Tiene muy buen enfoque. No le hace swing a pitcheos malos. Tiene un swing corto que le da tiempo a esperar lo que más pueda el pitcheo. Cubre la zona completamente. Es un gran bateador”.
Jorgan Cavanerio, uno de los pocos lanzadores que han logrado vulnerar el swing de Astudillo
El ponche de Sánchez fue el noveno vitalicio para Astudillo en Venezuela. El primero que logró abanicarlo fue Yoimer Camacho (el 19 de diciembre de 2014), luego Tiago Da Silva (20 de diciembre de 2014), después vinieron Brent Suter (28 de octubre de 2015), Marcus Walden (12 de noviembre de 2015, única vez cantado), Renee Cortez (23 de octubre de 2016), Manny Corpas (29 de octubre de 2016), Joan Montero (22 de diciembre de 2016) y Jorgan Cavanerio (26 de octubre de 2017), este recuerda bien cómo logró lo impensable.
“Fue en Puerto La Cruz. Tenía hombre en tercera, dos outs y ganábamos 5 a 4”, rememoró con facilidad el joven relevista de Tiburones de La Guaira. “Felipe (Lira, coach de pitcheo) me dijo que le lanzara difícil porque tenía la primera abierta y él es un tipo de contacto. Fui a trabajarlo con mi cambio y el primer envío fue malo y se me complicó la cosa”.
Cavanerio, en medio de la situación complicada y con la adrenalina en las venas, algo común en un muchacho que da sus primeros pasos en el beisbol profesional, vio que tenía una pequeña oportunidad justo en el momento que Astudillo perdió la concentración.
“La clave fue que se salió del turno porque no le gustó un pitcheo que cantó el umpire. Se molestó”, continuó Cavanerio, que llevó al semi indómito paleador a cuenta de 3-2. “Tenía como año y medio que no lanzaba un split-finger en juego. Llamé al catcher y le dije que eso iba a lanzar; domino bien el envío. Fue un pitcheo malo y se ponchó. Jamás lo pensé. Le tengo mucho respeto a Willians, es un bateador difícil. Siempre pone la bola en juego… Siempre”.
Después de Cavanerio y Sánchez, Alexis Rivero completó la hercúlea tarea el 1° de diciembre de 2017, Trevor Frank el 7 de ese mismo mes e Ysla el martes. En las mayores solo lo han conseguido Tyler Olson, Francisco Liriano y Blake Snell, actual Cy Young de la Liga Americana.
“Astudillo no deja de trabajar. Sabe que tiene el contacto”, comenzó a explicar Odor. “Ahora está más enfocado en hacerle swings a pitcheos en su zona, no a lanzamientos afuera de ella. Le pegaba a las bolas, pero a veces no le daba con autoridad. Él ha ido cambiando eso. Ahora espera más su pitcheo”.
Pero, al fin de cuentas, ninguna de las voces –ni siquiera la del propio Astudillo- puede explicar el contacto anormal que posee y que comenzó a demostrar cuando era un adolescente, en la academia de Filis de Filadelfia. Con 18 años, en 2010, solo fue ponchado cuatro veces en 219 apariciones en el plato, durante la temporada de la finada Venezuelan Summer League.
Tal vez es cierto… Sólo Dios puede explicar el don de Astudillo.
¿Quién volverá a hacer abanicar el casi infalible swing de Willians Astudillo?