Créditos Imagen: Jesús Aguilar Fotos: AVS PHOTO REPORT
Yelimar Requena | Prensa LVBP
Caracas.- El niño que sueña con ser pelotero anhela llegar a Grandes Ligas como quien admira la cúspide del Monte Everest, nada es más alto. Y quién puede culparlos si en nuestra historia hay nombres como Luis Aparicio, Andrés Galarraga o ahora mismo Miguel Cabrera. Pareciera que ser bigleaguer es asegurar una vida perfecta. No obstante, aquello no es tan rosa como pudiésemos creer, llegar y mantenerse no es cuestión de suerte, sino de constancia y sacrificios.
Pero, ¿Quién no va a estar dispuestos a hacerles frente si se trata de un joven con el porte de Jesús Aguilar?
En 2011 debutó con los Leones del Caracas un maracayero alto y fornido con aires de pelotero establecido al que no le tomó mucho tiempo robarse las miradas de periodistas y fanáticos. A sus 27 años de edad, luego de haber disputado tres campañas en Grandes Ligas y consolidar su mejor actuación este 2017, con 16 jonrones, reflexiona sobre lo importante de ser constante en la pelota profesional y estar consciente de que no todo es un lecho de rosas.
“El camino por las menores para llegar a Grandes Ligas no es fácil, muchas veces el dinero no alcanza, tienes que pagar renta, transporte, servicios y muchos jugadores mandan gran parte de lo que reciben a sus familias. Debes saber que no vas a un paseo con todo pago y que habrá días que serán difíciles”.
Orgulloso de la cultura criolla, delira por las arepas y la infinidad de sabores que se pueden combinar con ellas. Ese sentimiento lo hace disfrutar el tiempo en la cocina, donde asegura todo le queda muy bien y es que, según él, la gran mayoría de los peloteros que aspiran a una carrera en otros latitudes deben hacer una pequeña pasantía por la cocina.
“Yo te apuesto que el 95% de los que jugamos beisbol sabemos cocinar o nos defendemos y es que cuando se empieza a jugar la necesidad te obliga. No hay cómo para darse el lujo de comer todos los días en la calle, el que no sabe cocinar, aprende. Ojo no todos pasan la prueba (risas)”.
Este cocinero aficionado disfruta de todo tipo de programas de televisión que representen un reto culinario. “Es posible que no haga las recetas, pero me gusta verlas, eso también cuenta ¿no? (risas)”.
El suspenso o las grandes investigaciones policíacas también llaman con regularidad su atención. Nunca jamás las historias de terror.
En la intimidad de su hogar no entra cualquiera, y es que aunque es risueño su estilo, es muy reservado. Aun así profesa un amor eterno por su familia y por su pequeño hijo Mathías, que hace tres años llegó a cambiarle la vida y hacerle valorar más las horas de sueño. Es un fiel creyente de Dios y al parecer es de los que piensa que hay un destino escrito para cada persona.
“Dios tiene algo bueno para todos, estoy seguro que gracias a su ayuda soy quien soy”.
- ¿Qué hace cuando no está jugando beisbol?
Dormir, jugar playstation, escuchar música y estar solo. Disfruto del tiempo conmigo mismo.
- ¿Quién fue el héroe de su niñez?
En un principio Andrés Galarraga, luego apareció un tal Miguel Cabrera y vaya que compromiso, los dos mejores bateadores de la historia de nuestro país.
- ¿Qué personas han sido las más influyentes en su vida?
Mamá y mi familia.
- ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?
Un jugador de la Águilas, cuyo nombre no recuerdo, me dijo cuando yo estaba empezando: “No importa quien esté lanzando, no importa quién tiene la pelota, si pasa por el home tú tienes chance de darle. Las posibilidades son las mismas para ti y para él. No te dejes llevar por nombres, algún día tú también vas a hacer tu nombre”. Y eso se me quedó grabado para siempre. Cada vez que voy al plato sé que sin importar quien lance la bola tengo chance de hacer mi trabajo.
- ¿Por cuál jugador, del pasado o del presente, pagaría una entrada para verlo jugar?
Al “Gran Gato” Andrés Galarraga, aun ahorita que está retirado y los años han pasado, pagaría por verlo jugar. ¿Quién no?
- ¿Cuál ha sido el mejor momento de su vida?
Cuando nació mi hijo.
- ¿Quién es el pelotero del que más ha aprendido?
Miguel cabrera, el mejor bateador de la historia.
- ¿Cuál es el principal atributo que debe tener un jugador de beisbol?
La confianza. ¿Quieres ser pelotero?, créetelo, confía en tus cualidades y después sal a demostrárselo a los demás.
- Si pudiera cambiar algo del beisbol, ¿Qué sería?
Algunas actitudes de los fanáticos. A veces pierden la cabeza y dicen muchas groserías. Se olvidan de que hay niños alrededor y que este es un espectáculo para la familia, en el que debe imperar la diversión.
- ¿Quién es el pelotero (pitcher) más difícil al que ha enfrentado?
El cubano Aroldis Chapman.
- ¿Cuál ha sido el momento más embarazoso de su carrera?
Hay varios. Pero el más doloroso fue el primer juego como profesional que mi mamá me fue ver y me di como cuatro ponches. Quería llorar pero creo que ya me resarcí (risas).
- ¿Cuál es la clave del éxito?
El trabajo y la fe.
- ¿De quién está orgulloso?
De mí, de mis padres y de mi familia. Somos unos campeones (risas).
Jesús Aguilar disfruta jugar en el Estadio José Pérez Colmenares, el parque de la ciudad que lo vio nacer
- ¿Cuál es la cualidad que más admira en una persona?
El carácter, la capacidad de defender tu posición sin agredir al que no la comparte. Eso es algo que todos deberíamos tener bien claro.
- Cuando da la espalda, ¿Qué dicen de usted?
Lo que ellos quieran. La gente siempre va a hablar y si no hablan estoy mal (risas).
- De no ser pelotero, ¿A qué se dedicaría?
Alguna vez quise ser militar. Ahora me veo y pienso que si no estuviera jugando beisbol no se ni siquiera donde estaría en este instante.
- ¿Cuál es su estadio favorito?
El José Pérez Colmenares de Maracay porque fue donde di mi primer hit como jugador profesional.
- ¿Alguna ciudad que prefiera cuando está de gira?
Maracay, mi casa.
- ¿Tiene algún un sueño por conquistar aún?
Quiero conocer Europa. – ¿Te gusta viajar?- Me gusta dormir pero sí, disfruto de conocer otras culturas, otros paisajes.
- ¿Ha pensado en su vida cuando decida retirarse?
Sí, me voy a mantener cerca pero no dentro del beisbol, no dentro de un estadio todos los días. Quizás sea agente.