Créditos Imagen: Francisco Buttó Fotos: AVS PHOTO REPORT
Yelimar Requena | Prensa LVBP
Caracas.- No era el pelotero de la casa, más sí un apasionado velocista del calapié. En su natal Maturín, la bicicleta era el instrumento que lo hacía soñar con medallas y logros deportivos, pero su padre tenía una sospecha distinta, algo le decía que podía tratarse de un gran beisbolista y su insistencia terminó por vincularlo de a ratos con la pelota e inició un camino que se tradujo en casi dos décadas de éxitos en la LVBP.
Estaba llamado a ser un referente en el beisbol venezolano y a dejar muy en alto el nombre que compartía con su padre. Y así fue, hoy por hoy, todo el mundo sabe quién es Francisco Buttó.
19 temporadas, cuatro equipos, siete anillos de campeón, seis como parte de la Dinastía de los Tigres de Aragua, 88 rescates, la segunda mayor cantidad en la historia de la LVBP, 310 abanicados, un récord de 34-22 y una efectividad de por vida de 4.17, describen a la perfección ese nombre y avalan aquella corazonada que lo alejó del ciclismo.
Sin embargo, no todo fue color de rosa, pues aquel hombre que tanto batalló porque su muchacho se definiera por la pelota y el guante no alcanzó a ver su firma como pelotero profesional. Al echar la mirada hacia atrás esa es quizás una de las cosas que Francisco quisiera cambiar de su historia.
“Mi padrino Jesús Machado y mi padre fueron los que me convencieron de ser pelotero, lamentablemente mi papá falleció en 1998 y no llegó a ver ese debut que tanto soñó. Pero no me detuve, tras su partida, yo cambié definitivamente la bicicleta por el bate. (Jesús) El Chalao Méndez, scout de los Filis de Filadelfia, me dio la oportunidad de ir a la academia que tenía la organización en La Victoria, estado Aragua, y pude firmar para el béisbol organizado. Pensé mucho en mi padre y, desde ahí, pienso en él cada vez que voy al montículo”, confesó Francisco.
Y vaya que ha tenido oportunidades para rememorar su padre, pues desde que debutó en la LVBP con los Tigres en la temporada 2000-2001 ha lanzado 375 innings y dos tercios en un total de 371 compromisos. Siempre buscando ser mejor, una exigencia que asumió durante la época dorada de la novena bengalí.
“Cuando debute en Venezuela era un pitcher promedio, pero la oportunidad que me dio Buddy Bailey me permitió crecer y convertirme en un pitcher competitivo, que siempre salía a lanzar con fuerza. De esa forma me gané el respeto de la afición de los Tigres y cuando me dieron el puesto de cerrador trabaje el 200%. Así conquisté el éxito”, comentó Francisco, quien se mantuvo en Aragua 14 campañas, en las que asegura guarda los mejores recuerdos de su carrera.
Esa seguridad inmutable que lo distingue en la lomita y que lo ha hecho un enemigo claro de las ofensivas rivales, fue el resultado de mucho trabajo en los Tigres, equipo del que confiesa jamás pensó irse y al cual agradece todo lo que es.
“En los Tigres me hice el competidor que soy y por eso sigo en esta pelota después de 19 años. Buddy Bailey me enseñó disciplina en una pelota donde muchos juegan relajados. Ese era el dialecto del manager y de todos nosotros”, precisó Buttó al tiempo que se paseó por todas las grandes amistades que conserva de esa época, especialmente Miguel Cabrera, Víctor Moreno, Héctor Jiménez y Alex Delgado.
Tras su salida de Aragua, Buttó ha defendido desde la 2014-2015 las camisetas de los Caribes de Anzoátegui, Águilas del Zulia, y ahora mismo Tiburones de la Guaira. Su objetivo es claro, 100 rescates en la LVBP es una meta que se trazó hace mucho tiempo y espera conseguir en esta o la venidera campaña, pues no planea jugar más de 20 años. De no conseguirlo se irá tranquilo consigo mismo. Eso sí, esperando siempre ser recordado como un grande del beisbol venezolano.
“Quiero retirarme por la puerta grande, que cuando hablen de mi digan que se retira un buen pelotero, un lanzador que dio la vida en el terreno, que luchaba día a día por ser mejor y al que siempre le dolió la camiseta”, concluyó.
Francisco Buttó se ganó un puesto en los entrenamientos de pretemporada de Tiburones
- ¿Qué hace cuando no está jugando béisbol?
Descansar lo más que pueda. Este es un deporte muy exigente, así que cuando no estoy jugando quiero quedarme en mi casa, no más que viendo televisión.
- ¿Quién fue el héroe de su niñez?
Mis padres, creo que sin ellos mi historia fuese muy distinta.
- ¿Qué personas han sido las más influyentes en su vida?
Toda mi familia en general.
- ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?
¡Ay mi madre!, me la pusiste difícil. Son muchos pero creo que el mejor fue que siempre fuese humilde y sencillo, porque esos son valores que te hacen una mejor persona.
- ¿Por cuál jugador, del pasado o del presente, pagaría una entrada para verlo jugar?
Pedro Martínez.
- ¿Cuál ha sido el mejor momento de su vida?
Son muchos. El nacimiento de mis hijos, Luisana, Fransheska y Francisco Alejandro, que tiene tres meses y me tiene loco. Y además las finales con Tigres de Aragua.
- ¿Quién es el pelotero del que más ha aprendido?
Yo creo que he aprendido de todos los peloteros con los que me he topado, pero si tengo que mencionar a uno ese es Richard Garcés, el me enseñó mucho cuando me inicié con los Tigres.
- ¿Cuál es el principal atributo que debe tener un jugador de béisbol?
La disciplina. Si no tienes disciplina no vas a llegar a ningún lado.
- Si pudiera cambiar algo del beisbol, ¿Qué sería?
Me gustaría que se volviera a jugar como se jugaba antes.
- ¿Quién es el pelotero más difícil al que ha enfrentado?
El Zulia tenía un bateador designado que siempre que me tocaba venir en el noveno inning, como que lo guardaban para mí nada más: Orlando Muñoz, mejor conocido como Pepita Muñoz.
- ¿Cuál ha sido el momento más embarazoso de su carrera?
Un no hit un run combinado que estábamos ganando por la mínima y Adonis García (Navegantes del Magallanes) me dio un jonrón para empatar el juego.
- ¿Cuál es la clave del éxito?
Trabajar todos los días como si fuera el último.
- ¿De quién está orgulloso?
De toda mi familia.
- ¿Cuál es la cualidad que más admira en una persona?
La humildad.
- Cuando da la espalda, ¿Qué dicen de usted?
No sé, dímelo tú. (Risas)
- De no ser pelotero, ¿A qué se dedicaría?
Antes de iniciar en la pelota yo quería estudiar para ser profesor de educación física, creo que al terminar aquí quiero dedicarme a enseñar.
Francisco Buttó fue una pieza clave en la Dinastía de los Tigres de Aragua
- ¿Cuál es su estadio favorito?
Todos, porque todos son sinónimo de beisbol.
- ¿Alguna ciudad que prefiera cuando está de gira?
Puerto La Cruz, porqué está cerca de mi casa.
- ¿Tiene algún un sueño por conquistar aún?
Ver a mi hijo crecer y, si se puede, que sea pelotero.
- ¿Ha pensado en su vida cuando decida retirarse?
Creo que mi destino es ser coach, los estadios son mi segunda casa y la verdad es que pienso que si me quedó en casa y me alejo del beisbol, me voy a poner viejo rápido (risas).