Créditos Imagen: Luis Arráez | Foto: Getty Images
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- Ernesto Arráez decidió enseñarle a su hijo Luis, un derecho natural, a hacer swing a la zurda, cuando ni siquiera había cumplido dos años de edad. Desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente. El viernes, se cerró el círculo cuando el patriarca de los Arráez finalmente vio a su vástago jugar en las Grandes Ligas.
El jueves, la estrella de los Marlins de Miami, recibió su padre y su madre Mari, en el Aeropuerto Internacional de Miami.
“Significa mucho para mí. Estoy viviendo uno de mis sueños. Lo estoy haciendo realidad hoy día, que es traer a mis padres, mi hermana (Normelis), a Estados Unidos, ya que es difícil (por los trámites del visado)”, le dijo Arráez a Fernando Arreaza, analista del canal por suscripción IVC. “La Major League Baseball me ayudó, mi agente, el equipo. Muy contento de salir al terreno y demostrarle a mis padres de qué estoy hecho y la clase de hijo que tienen, porque ellos se lo merecen por criarme y darme un gran ejemplo”.
Arráez llegó a los peces a través de en un cambio, que involucró al derecho Pablo López durante el receso entre temporadas y en 2023 ha sido el pelotero más destacado de su equipo, acaparando titulares de prensa desde el primer mes del calendario, cuando comenzó a coquetear con los .400 de promedio. Una actuación que le llevó a su segundo Juegos de Estrellas y el primero como titular.
Ahora, cuando se acerca el fin de la campaña regular de las Mayores, el segunda base busca convertirse en el primer toletero que consigue títulos de bateos consecutivos, en circuitos diferentes. En 2022, fue el mejor de la Liga Americana, con .316 de average, y antes de la jornada del domingo era el mejor de todo el beisbol con .353 de promedio. Así que el señor Ernesto hizo buen trabajo.
“Siempre estaba buscando un regalo, pero no carritos, agarraba una varita”, contó Arráez padre a la periodista Mari Montes, del ExtraBase. “Decidí comprarle un bate de plástico con su pelotica, tenía como con un año y medio, cuando comenzó. Comía con la derecha y bateaba con la zurda. Como le gustaba jugar así, le dejé de esa manera. Cuando tenía unos siete años, le dije a mi esposa que lo llevara a una escuela, que se llama Los Padres, y que se encargara de eso, para que no estuviera aburrida en la casa. De lo demás me encargaba. Trabajo y te doy lo que necesites para que le des a él. Ella salía y viajaba por todos lados, conoció a toda Venezuela con Luis… Era tan bueno, que, si su equipo no quedaba campeón, los otros lo buscaban. Se llevó un mundial en Cumaná y luego otro en Chihuahua, México… Luego estuvo con la Selección de Venezuela (en el Clásico Mundial de Beisbol)”.
Arráez le motiva tener a su familia en su cruzada para alcanzar un hito no sólo individual, sino para la ciudad de Miami y Venezuela.
“La última vez que me vieron jugar fue en 2017, con Magallanes. Hace mucho tiempo”, apuntó La Regadera en su conversación con Arreaza. “Ellos se lo merecen porque me criaron sin importar las dificultades y estoy aquí por ellos. Se merecen este día. Este deporte me ha ayudado a salir adelante, es mi trabajo. Espero que lo disfruten”.
Arráez, de 26 años de edad, tuvo que ser retirado de la alineación, antes del encuentro del martes contra los Mets de Nueva York en el loanDepot park, tras doblarse el tobillo izquierdo, después de pisar una pelota, al tratar de atrapar un roletazo durante ejercicios rutinarios en el cuadro interior, antes de la práctica de bateo de los Marlins.
El percance le hizo perder dos encuentros. Pero luego del día libre que Miami disfrutó el jueves, reapareció el viernes y sus padres pudieron verlo al fin.
“La lesión no es algo que me va a atrasar. Cuándo los vi llegar al aeropuerto, fue como una fuerza, todavía no podía caminar bien. Así sea vendado voy a jugar para demostrarle al mundo y a ellos el pelotero que soy”, enfatizó. “Todo el tiempo jugamos con dolor y molestias y esto no me va a frenar a mí, y le voy a dedicar este juego”.
EL DATO
Luis Arráez fue reconocido como el Jugador Más Valioso de los Marlins por la Asociación de Escritores de Beisbol de América (BBWAA), capítulo Miami.
