Wander Pérez, un desempleado que logró resurgir con Tiburones

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Créditos Imagen: Wander Pérez Fotos: AVS PHOTO REPORT

 

Andriw Sánchez Ruiz | Prensa LVBP

 

Caracas.- El 2016 no comenzó bien para el dominicano Wander Pérez. Fue una bofetada que lo pudo haber sacado del sueño de convertirse, algún día, en un pitcher efectivo y colocarlo de sopetón en la monótona realidad de un ser humano común, carente del talento de hacer abanicar a aquellos que lo retasen con un bate en las manos.

Ya con 31 años de edad, el zurdo acostumbrado a lanzar por debajo del brazo, fue dejado en libertad por el Joplin Blasters, equipo de la modesta Asociación Americana, una liga independiente, y las razones sobraban: su efectividad era de 4.88 en 55.1 innings.

Pero la terquedad parece ser parte de la personalidad del oriundo de Nizao, en Quisqueya. Si no había abandonado la pelota en 2009, cuando los Medias Blancas de Chicago lo despidieron y sus oportunidades en el beisbol organizado se agotaron, por qué hacerlo ahora. No había nada que perder.

Sentado en su casa en Arizona levantó el teléfono. Los peloteros no necesitan ver los clasificados para buscar empleo, sino conversar con las personas adecuadas.

“Hablé con los Tigres del Licey y me dijeron que fuera como invitado”, cuenta Pérez mientras se ríe de cada una de sus palabras. “Me pasó igual con los Leones del Escogido, también con las Águilas Cibaeñas. Yo solo les dije: ‘después hablábamos’”.

Luis “Machete” Rodríguez, otrora receptor de Leones del Caracas y quien fue manager de Pérez en liga independiente, vio los esfuerzos del serpentinero. Se comunicó con Jorge Velandia, gerente deportivo de Tiburones de La Guaira, y a los dos días el siniestro tenía una oferta para venir a jugar por primera vez a Venezuela. Lo irónico es que después de tantas puertas cerradas, dos se le abrieron consecutivamente.

“Cuando faltaba una semana para venir me llamaron los Toros del Este, pero les dije que ya había firmado en Venezuela”, comenta y vuelve a sonreír en guasa por los caprichos de la vida. Eso sí, sin arrepentirse de estar ataviado con el azul de los escualos. “Me siento ya de la familia de La Guaira. Llegué a esta casa y me abrieron las puertas. Todos me han tratado muy bien. Fui compañero de cuarto de Cafecito Martínez por tres años, como también de Gregory Infante. Con Johny Celis también compartí y con Sammy Gervacio (su compatriota) estuve en liga independiente”.

Sinceramente, Pérez no se habría sentido tan cómodo en Tiburones si no hubiese rendido, y vaya que hasta ahora vale cada uno de los dólares que le paga la organización litoralense.

“Para mí, Wander es el mejor relevista de la liga”, suelta el manager Oswaldo Guillén en una de sus reuniones con la prensa.

Quien vea las estadísticas no podrá llevarle la contraria al mordaz piloto salado. Sin contar el juego de este sábado en Caracas, Pérez no había permitido carreras en 12.2 innings, en los que logró ponchar a 21 adversarios. Para exponer mejor la magnitud del dominio del submarinista, su promedio de ponches por cada nueve capítulos era de 14.92. Solo tres rivales le habían conectado hits y dos se le embasaron por boleto.

“Siempre digo que lo principal es mantener la bola en la zona de strike, es lo básico en esto. Una vez que lo haces ya puedes jugar con lo otro”, explica antes de darle crédito a su extraña mecánica y sin temores de revelar secretos. “Es verdad que los bateadores se sienten incómodos como lanzo. Ellos ven el pitcheo encima. Siempre les tiro el slider y luego la recta, allí quedan fuera de balance”.

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El incómodo zurdo ha conseguido una familia en la cueva de La Guaira

¿Hay alguna dificultad que le impongan los bateadores venezolanos? Es obvio que la hay, pero ni el mismo Pérez la ha detectado hasta el momento.

“No puedo decir qué es lo más difícil de los bateadores porque todavía no me han hecho nada, pero siempre hay algunos que se complican porque dan fouls. Le tiras de todo y siguen”, dice para luego, como una costumbre, explicar por qué tiene ciertas ventajas. “Todos mis pitcheos se mueven, no van al medio, rompen hacia afuera o hacia adentro”.

Algo debe tener el clubhouse de Tiburones. Revivió hace un año la carrera del dominicano Alexis Candelario, quien nunca había jugado en Quisqueya antes de los 30 años y esta temporada domina el circuito. Ahora, las entrañas de la cueva salada es el escenario de la resurrección de Pérez.

 

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