Una nueva generación de jonroneros criollos se ha dejado ver en la LVBP

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Créditos Imagen: Jackson Chourio | Fotos: Prensa Águilas/Prensa Magallanes

 

Carlos Valmore Rodríguez    | Prensa LVBP

 

Caracas.- Cinco venezolanos menores de 25 años dispararon veinte o más jonrones en los criaderos de Major League Baseball y tres de ellos vinieron al torneo 2023-2024 de la pelota nacional como emisarios del poder venidero. Víctor Bericoto, Andrés Chaparro y Jackson Chourio son los delegados de una generación emergente de sluggers aún por eclosionar.

Chourio es el portaestandarte de esta progenie de leñadores. Con 19 años de edad recibió el contrato más lucrativo de todos los tiempos entre peloteros sin un solo día de servicio en Grandes Ligas: 82 millones de dólares por ocho campañas ¿Cuánto influyó su fuerza para que los Cerveceros de Milwaukee le depositaran semejante cheque a un jugador proyecto? “Chourio es un jugador completo, con múltiples herramientas, pero a nadie le pagarían ese dinero sin sacar bolas como él lo hace”, responde Fernando Veracierto, uno de los descubridores del precoz genio zuliano, quien con apenas tres cursos aprobados acumula casi medio centenar de bambinazos. 

“Él es un Ronald Acuña Jr.”, apuntó Veracierto, reconocido ojeador. “Pero su principal herramienta es el poder, la forma como hace saltar la pelota de su bate, la manera como se lleva la cerca por el rightfield, con la potencia que le imprimiría un zurdo. La explosividad de su swing es realmente especial”.

El outfielder y artillero diestro exhibió sus dotes frente a la afición venezolana con las Águilas del Zulia durante el campeonato 2023-2024 de la LVBP y no defraudó. Promedió para .379 en 66 turnos con un vuelacerca, .453 de porcentaje de embasado, .530 de slugging y .984 de OPS.

“En Ligas Menores ves abundancia de rectas, pitcheos rápidos. En la liga venezolana tienes la oportunidad de enfrentar a lanzadores veteranos, que dependen principalmente de sus envíos quebrados. Aprender a descifrarlos y conectarlos te hace un mejor bateador”, declaró Chourio al periodista José Luis López, de LVBP.com. “Por esto es tan beneficioso para mi jugar en mi país. Da la oportunidad de prepararse de modo más efectivo como pelotero”.

 

El jonronero que niega ser jonronero

 

El tercera base merideño Andrés Chaparro destapó 25 cuadrangulares este verano boreal con la agencia Triple A de los Yanquis de Nueva York y había sacado 20 pelotas el año pasado entre Clase A fuerte y Doble A. Cualquiera lo catalogaría como slugger, menos él.

“Siempre lo hablaba con mis compañeros y mis jefes: no me digan jonronero. No me siento tal”, expresó el paleador derecho, de 24 almanaques. “Yo más bien me considero un hiteador, alguien que trata de hacer buenos contactos, con los cuales la bola camina sola”.

Lo mismo pensaron los reclutadores de los Yanquis, si bien concluyeron que su faceta más comercializable es la de bombardero. “El suyo es un caso poco común”, expresó Alan Atacho, uno de los rastreadores responsables de su rúbrica por 215 mil dólares hace casi una década. “Siempre tuvo contextura fuerte, pero su swing era el de un chocador habilidoso. No obstante, lo que más nos llamó la atención fue su potencia. Recuerdo haberlo visto durante una exhibición en el José Bernardo Pérez y dio un tablazo por el centerfield que no le vi a ninguno de los aspirantes aquel año. Él combina ambos elementos”.

Ricardo Finol, jefe de los exploradores de los Yanquis en Venezuela, tuvo una percepción similar. “Es un bateador completo, productivo, capaz de traer carreras”, destaca. “Pero por ser un defensor de esquinas, el aspecto más atractivo era la fuerza y últimamente los jonrones han predominado”.

Chaparro vino a la Liga Venezolana de Beisbol Profesional para la edición 2023-2024 y con Águilas del Zulia afloraron sus dos almas. La del hiteador se pronunció con .336 de average y .419 de porcentaje de embasado. La del slugger bramó con cinco bombazos y 26 remolques. Productivo, como dijo Finol.

“Chaparro tiene razón, parcialmente, cuando se declara hiteador”, precisa Russell Vásquez, coach de tercera de los rapaces y cazatalentos de extenso millaje. “Domina el lado opuesto del campo y aquí lo vimos dando innumerables batazos hacia el right o el center-right. Los jonroneros natos, solo excepcionalmente usan la banda contraria para regar sus conexiones”.

“Además, Chaparro siempre tiene un plan”, subraya Vásquez. “Es agresivo al principio de todos los turnos, pero cuando se coloca en dos strikes sabe cómo ajustarse, reconocer los pitcheos quebrados con los cuales trataron de hacerlo out y golpearlos hacia los callejones. Me impresionó su madurez y me parece tendremos en él otro grandeliga”.

A juicio de Chaparro, oriundo de El Vigía, su segundo despliegue por la LVBP le sirvió como manual de comportamiento en su nuevo club del norte, los Cascabeles de Arizona.

“Esa combinación de experiencia y niveles que uno ve aquí con los lanzadores enseña bastante”, manifiesta este serio aspirante a Novato del Año, pese a bajarse de la justa a principios de diciembre. “Imagínate, aquí ves novatos, peloteros Doble A, Triple A y grandeligas. Además, ha sido muy bonito formar parte de esta nueva generación de las Águilas del Zulia que, con el favor de Dios, conseguirá un campeonato para nuestra afición”.

 

Slugger sin pruritos

 

El guardabosques aragüeño de 22 años de edad, Víctor Bericoto no oculta su preferencia por los trancazos de vuelta entera. 27 echó a la calle en 2023 con las extensiones clase A fuerte y Doble A de los Gigantes de San Francisco. “Formar parte de una nueva generación de jonroneros me enorgullece y me hace seguir trabajando”, afirmó el patrullero central de los Navegantes del Magallanes.

“El poder siempre ha sido una característica mía”, detalla Bericoto. “El jonronero se construye con el trabajo diario y en mi caso lo estoy haciendo desde que estaba con la academia de Ronny Cedeño y Jesús Velásquez. Ellos desarrollaron en mí ese instinto de darle duro a la bola. Me insertaron eso en la mente. Gracias a Dios este año fue magnífico y pude explotar esa capacidad, sentirme un bateador de power. Me tracé esa meta y este año la logré. Ahora no puedo echar para atrás”.

Jesús Velásquez recuerda el swing rápido de Bericoto cuando llegó a la academia, hacia los 13 años de edad. “Ese swing rápido de niño después se complementa con el entrenamiento para crear fuerza”, explica el ex pelotero profesional, preparador físico, scout y agente. “Pero no lo hicimos como muchos, que ponen a levantar pesas a muchachitos cuando no están en edad de hacerlo. A Víctor le regulamos la alimentación, lo entrenamos con ligas TRX y solo cuando tuvo 17 años le pusimos pesas sentado. Y sí, le dijimos que tenía cómo desarrollar poder, pero sin perder de vista el trabajo de piernas para correr. Siempre le recuerdo que en esta industria el outfield le pertenece a los dominicanos y a los estadounidenses, así que, como venezolano capaz de jugar el jardín central, debe moverse rápido”.

Jonathan Arráiz, scout de los Gigantes de San Francisco, captó de inmediato la fuerza de Bericoto. “Buen swing, manos rápidas, poder natural proyectable”, resume Arráiz su impresión inicial.    

Ya en el presente, Robert Pérez, quien fue su instructor de bateo con el Magallanes, respalda el diagnóstico que tempranamente hicieran Cedeño, Velásquez y Arráiz. “Tiene condiciones para dar jonrones en Grandes Ligas”, asegura el número tres del ranking vitalicio de cuadrangulares en la LVBP, con 125. “Además de la fuerza, su swing es rápido y es capaz de identificar los pitcheos quebrados y golpearlos con contundencia. Él tuvo algunos problemas con los rompientes allá en Estados Unidos y aquí trabajamos eso porque esta es una liga donde lanzan muchos sliders. Le recomendé, como reacción ante eso, que buscara la banda contraria y dejara pasar los lanzamientos malos que van al piso”.

Bericoto dio un solo garrotazo a las gradas en sus primeros 56 turnos, pero debe tomarse en cuenta el mes de interrupción que tuvo su participación con el Magallanes por compromisos con los Gigantes en Estados Unidos. Un día de estos dejará boquiabiertos a los fanáticos con algún porrazo a las profundidades.

La generación de Chaparro, Bericoto, Chourio, Kenedy Corona y Wilyer Abreu, todos con más de veinte palazos en las menores este año, se solapa con la promoción de aporreadores que va adelante, a la cual pertenecen Moisés Gómez y Yonathan Perlaza, quienes a los 25 almanaques tumban cercas regularmente. Y no olvidemos que Ronald Acuña Jr., principal slugger venezolano en las mayores durante 2023, aún no cumple los 26. Todos ellos están en la línea sucesoria de Su Alteza Miguel Cabrera, el más prolífico de los jonroneros criollos en Grandes Ligas con 511 conexiones extramuros. La juventud se alista para asaltar el poder y recostarse en su poltrona.  

 

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