Una ida y una vuelta al beisbol: La pasión del Toro Zambrano

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Créditos Imagen: Carlos Zambrano Fotos: Leones de Yucatán

 

Andriw Sánchez Ruiz | BeisbolPlay

 

Caracas.- Un telefonazo tumbó los spikes colgados en algún lugar de la casa de Carlos Zambrano. No fue una llamada recibida, sino realizada. El otrora pasional as de los Cachorros de Chicago marcó un número y le dijo al oído al otro lado de la línea: “Estoy listo”.

Así, a finales de febrero, fue que se terminó el largo descanso de montículos y diamantes.

El abogado del Toro se movió. Llamó aquí y allá. Pautó una cita con un scout de las Grandes Ligas, quien esperaba realizarle una encerrona al serpentinero en Miami. Pero el compromiso no se dio en la ciudad floridana, sino en Venezuela.

“El scout estaba allá viendo a unos muchachos que iba a firmar y aprovechamos para hacer un tryout”, cuenta Zambrano. “Me puso a lanzar dos innings contra bateadores; hacía ya tiempo que no me enfrentaba contra unos bateadores. Él me había dicho que si yo no tenía nada en el brazo me lo iba a decir. Pero algo le gustó. Me dijo que todavía había un buen comando de los pitcheos”.

Un contrato de Ligas Menores no fue posible. El cazatalentos, fiel a su oficio de observador, visualizó en México al lanzador –que para ese momento no había cumplido los 37 años que tiene hoy.

“Hubo un contacto con los Leones del Yucatán y aquí estoy”, dice en notable esfuerzo por hacerse escuchar, debido a la alharaca que había en el clubhouse de los melenudos. “Estoy muy agradecido con la gerencia y con el equipo entero de aquí por esta oportunidad. Quiero seguir metiéndoles la mano y trabajando fuerte”.

Los días en la península del Golfo de México es solo la medianía de la historia del retorno de Zambrano al beisbol. La motivación no le nació en los lugares comunes por los que vagan las figuras que le han dicho adiós a los campos. No tomó la decisión después de una conversación nostálgica en un campo de golf o por el anhelo del ayer que puede brotar de un juego por televisión, ni mucho menos tras los elogios que se escuchan en el tintineo de las pesas en un gimnasio.

Nada de eso. Hay mucho más allá de la aparente combustión espontánea de la jubilación.

Fueron las voces de pastores cristianos las que influyeron en las orejas intactas del Toro para que regresara a las lides y escarbara una vez más la tierra de un montículo.

“Tuve varias experiencias con hombres de Dios que me convencieron a dejar atrás el retiro de tres o cuatro años. Fueron diferentes pastores en diferentes lugares, como Sudáfrica, México, Argentina y Texas. Los conocí viajando con mi pastor”, comenta Zambrano, cuyo pasado indomable lo metió en más de un problema con adversarios y camaradas, pero que ahora habla con calma y docilidad. “Ahorita hago las dos cosas, me dedico a mi iglesia y también al beisbol, pero estoy más concentrado en esto último, obviamente sin dejar a un lado la obra del Señor. Siempre estoy en comunicación con mis discípulos en Venezuela y Miami”.

 

Carlos Zambrano exhibe balance de 2-0, con 2.75 de efectividad, en cuatro aperturas para Yucatán

 

En la primera década del milenio su explosividad no era lo único que encendía las alarmas de los retadores. Poseía una recta cuyo hábitat común eran las 98 millas por hora, así como la potencia y determinación de un toro de lidia que le dio frutos a la ofensiva.

Todo eso ha quedado atrás.

Los 40 calendarios están a menos de tres años de distancia y cuando suben los números de la vida, bajan sin remedio los de las lisas. Es una ley natural. En Yucatán ya han visto que Zambrano tiene otras formas de acometer. Ya no embiste al primer movimiento de la muleta, sino al impulso que le da la pericia.

“Creo que hay que utilizar más la inteligencia que la fuerza. Sé que ya no soy un pitcher que tira una recta a 98 o 97 millas. Ya no soy así. La última vez que lancé la bajé a 90 millas y gracias a Dios eso ha ido subiendo”, asegura después de su cuarta apertura con los Leones aztecas, y dejar en 2.75 su efectividad en 19.2 innings. “Ahora tratamos de pitchar, no de solo tirar la bola; hay que enfocarse en desbalancear a los bateadores y en eso es en lo que trabajamos ahora”.

Ya Freddy García, la campaña pasada, demostró con los Tigres de Aragua la filosofía que ahora pregona el Toro, quien está dispuesto a poner a prueba su regreso en la LVBP. Dice que hay “un 95% de posibilidades” de uniformarse la próxima temporada con los Navegantes del Magallanes, algo que no hace desde la zafra 2013-2014. Claro, primero quiere ir a España a ver el juego Real Madrid vs. Barcelona del 28 de octubre, como fiel hincha merengue.

Está vacía la repisa en donde reposarán un día los zapatos de Zambrano. Todavía falta que camine el último trecho de su pasión por los campos de beisbol.

 

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