Créditos Imagen: Miguel Cabrera | Fotos: @Marlins @tigers
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- Miguel Cabrera regresó a Miami, donde comenzó a forjar su enorme carrera de 20 años en las Grandes Ligas, para jugar su última serie contra los Marlins, su primer equipo.
Todavía restan 57 encuentros en el calendario regular de los Tigres de Detroit, pero en su despedida de los terrenos de juego, este fin de semana, la legendaria trayectoria de Miggy es el eje central de la celebración de la herencia venezolana en el loanDepot park.
“Emocionado de estar en Miami, porque aquí fue donde empecé y me dieron la oportunidad de llegar a Grandes Ligas, de firmar en 1999 y que este último año esté jugando aquí, es algo extraordinario”, dijo sonriente al comenzar una conferencia de prensa, el viernes por la tarde, algo que en principio no estaba previsto.
“Debido a la gran cantidad de solicitudes de entrevistas, decidimos reunir a todos los medios en la sala destinada a esos fines en el estadio, para que Miguel interactuara con los representantes de los medios”, explicó Carlos Guillén Altuve, oficial de prensa de Detroit.
“Tuve mucha suerte de ganar (la Serie Mundial) en mi primer año en Grandes Ligas (2003). En realidad, agradecido de que haya ocurrido así. Claro, a medida que vas jugando más pelota, los playoffs, ganas más experiencia y tu nivel de juego sube un poquito más”, puntualizó. “Corrí con la suerte de compartir con buenas personas, no solo buenos peloteros, que siempre me daban un consejo, me guiaban… Si los nombro a todos, estaría más de dos horas aquí”.
Ese “poquito más” incluye cuatro títulos de bateo, dos premios MVP, una Triple Corona y 12 Juegos de Estrellas, como parte de una hoja de servicio que le tiene con más de 3.000 hits y 500 cuadrangulares. Logros que le aseguran formar parte del Salón de la Fama, cuando sea elegible por primera vez.
¿Qué le faltó? “Ganar un campeonato con Detroit”, soltó sin dudar.
Miguel Cabrera estuvo acompañado de su familia durante los actos en su honor
A lo largo de la conversación, que se extendió por más de 20 minutos, repasó sus memorias como pocas veces lo ha hecho. Mientras las imágenes iban apareciendo en su memoria, las verbalizaba y las transmitía con indudable sinceridad.
“El primer recuerdo que se me cruza por la cabeza es cuando me llamaron (a Grandes Ligas) y me dijeron que estaría al siguiente día en la alineación de los Marlins. El segundo que estaba lloviendo cuando llegué aquí, como siempre (risas), hoy el pronóstico del clima es igual… Tercero, ese jonrón que di para dejar en el terreno a Tampa Bay. Lo recuerdo mucho, porque en todos los estadios a los que he ido, es lo primero que ponen. Los muchachos me echan broma porque me dicen que estaba flaquito en ese entonces (risas)”.
En cada una de las ciudades, durante las giras de Detroit, le han rendido homenajes y obsequiado objetos conmemorativos. Se trata de su último baile y nadie quiere perdérselo.
“Todos (los reconocimientos) han sido especiales. Lo mejor es cuando se acercan nuestros compatriotas venezolanos, que se toman el tiempo de estar en ese momento conmigo, celebrando esos 20 años en Grandes Ligas, celebrando la carrera que he tenido. Para mí es fenomenal que podamos guardar esas memorias por el resto de nuestras vidas. Esperemos el día de hoy, a ver si lo podemos poner en el número uno”.
Un par de horas más tarde, Cabrera, junto a su familia, fue llamados al centro del diamante del loanDepot park para ser honrado. Allí le esperaban Alex González y Omar Infante, así como Martín Prado –ex capitán de los peces- y Aníbal Sánchez –autor del cuarto no-hitter de la franquicia-, quienes le entregaron regalos, en medio de una salva de aplausos de los casi 16 mil aficionados asistentes a la casa de los Marlins.
El círculo se cerró, al menos en la ciudad que le vio causar impacto cuando todavía su rostro era juvenil y nacer como fulgurante astro.
“Siempre quise ser consistente en mi carrera, nunca imaginé que iba a jugar 20 años, siempre pensé de 10 a 15 años… Me enfoqué en ser consistente, tratar de hacer mi trabajo y producir, que es algo muy importante en este nivel”.
Cabrera puede darse por satisfecho. En las victorias de los equipos a los que defendió, marcha con una línea ofensiva de .357/.434/.639, con 343 jonrones, 1.288 remolcadas y 1.073 de OPS.
Cabrera recibió una botella de Ron Santa Teresa edición Bicentenario y set de Rodríguez Cigar Company
LA PALABRA DE MIGGY
El cambio a Detroit
El 4 de diciembre de 2007, Cabrera fue canjeado de Florida a Detroit, junto con Dontrelle Willis. Los Marlins recibieron a Dallas Trahern, Burke Badenhop, Frankie De La Cruz, Cameron Maybin, Andrew Miller y Mike Rabelo.
“Hice varias preguntas: ¿por qué me cambian? ¿por qué en este momento? Habíamos competido dos años con peloteros jóvenes y el equipo estaba evolucionando bastante y pensaba que ese tercer año iba a venir con muchos frutos, teníamos chance de ganar la división. Me respondieron que me quedara tranquilo, que iba para un buen equipo, con chance de ganar la Serie Mundial. Cuando colgamos (la llamada) y vi el roster de Detroit, pensé que si teníamos chance”.
“Allí se me pasó un poco la nostalgia. Fue a jugar mi último año a Venezuela y cuando llegué a Detroit me sentí como en casa, porque estaban venezolanos (Carlos Guillén, Magglio Ordóñez, Armando Galarraga) que conocía desde hacía tiempo y había jugado con Iván (Rodríguez) y conocía a (Edgar) Rentería y me recibieron con los brazos abiertos”.
Cabrera se reunió con varios venezolanos, ex peloteros de los Marlins
Quería producir más en su despedida
Luego que su promedio cayera a .196 el 5 de junio, Cabrera golpea para .297/.381/.396, con un vuelacerca y ocho remolcadas, en 29 encuentros, antes de la jornada sabatina. Lo que habla de una mejoría con el madero, pero al final dejará los números más modestos de carrera en su vigésima zafra.
“Habría querido batear más. Desde el punto de vista de mi nivel ofensivo, no era lo que me esperaba. Me hubiese gustado producir más, pero en realidad es muy difícil no jugar todos los días. Ahora entiendo a los peloteros que no actúan a diario, los cuestionaba sobre por qué no lo hacían mejor. Pero en realidad es un trabajo muy difícil, jugar un día, descansar dos o jugar dos corridos y descansar, es muy difícil tomar el ritmo de esa forma, pero eso no es excusa”.
“A nivel emocional, con los homenajes que me han hecho, sí me han impresionado. No esperaba nada de esto y me siento alagado y orgulloso de todo lo que están haciendo en esta última temporada”.
“Me aplauden cuando me poncho”
“No me esperaba tantas muestras de cariño de los aficionados. Ahora me poncho y me aplauden (risas)… Iba molesto al dugout y el mánager (A. J. Hinch) me dijo: ¿la gente no piensa que tú quieres batear?, ¿no entiende que todavía quieres competir?, ¿que tienes ganas de salir al terreno y ganar?’. No me lo esperaba, aunque uno falle, es bonito que lo aplaudan a uno”.
Rendirse jamás
Luego de 20 años en las Mayores y múltiples lesiones desde 2015, cuando por primera vez fue inscrito en la lista de incapacitados, Cabrera todavía se siente motivado para seguir en el terreno, hasta el último partido de la temporada.
“Cuando todo está bien, todo el mundo quiere estar en ese sitio, pero cuando las cosas se ponen mal, optan por dejarlo. Yo no me quiero rendir, quiero llegar hasta el final. Nunca me voy a rendir, seguiré batallando. Todavía tenemos la mente de 20 años (de edad), pero el cuerpo no es el mismo. En cuanto a mi rendimiento, no se debe a que mis manos están lentas, sino a todas las lesiones que hemos tenido durante todo este tiempo y no hacerle caso al cuerpo cuando teníamos molestias y todavía seguir jugando”.
En 2014, jugó los últimos dos meses de la temporada con espolones óseos en el tobillo derecho y una fractura por estrés en el hueso navicular en la parte superior del pie, lo que le llevó al quirófano en el receso entre temporadas.
“En ese momento nadie nos reprochaba nada porque estábamos produciendo, pero a medida que pasa el tiempo, el cuerpo se desgasta, las rodillas se desgastan, el movimiento no es igual porque empiezas a hacer movimientos a los que no estás acostumbrado y es donde empiezan las fallas de bateo, empiezan los inventos y es cuando la consistencia se va, cuando pasas más trabajo. Pero nunca he pensado en rendirme, en tirar la toalla. Seguiré batallando, independientemente de lo que digan los demás. Este es mi año de retiro y eso es lo que voy a hacer (seguir adelante)”.
El mayor aprendizaje en su carrera
“La humildad, pienso que con humildad se puede llegar muy lejos. Siempre tenemos que tener un balance en todas las cosas, ni muy alto, ni muy bajo. Eso te lo da la humildad”.
Clásico Mundial de Beisbol
“Me hubiese gustado ganar un Clásico como gané una Serie Mundial. Pero no pudimos, nos quedamos cortos y siempre voy a estar triste porque no pude lograrlo como jugador”.
Ronald Acuña Jr. y Luis Arráez
Cabrera no vacila cuando le pregunta quién podría romper sus récords: “Ronald Acuña”.
“Lo que está a la vista no necesita preguntarse. El talento que tiene Acuña está a un nivel muy alto. Tuve la oportunidad de verlo jugar en Detroit y los batazos que nos dio, tenía años sin verlos allá. Es igual como cuando vi por primera vez a Juan Soto y Shohei Ohtani. Son la élite que está en las Grandes Ligas. Da ganas de pagar un ticket para ir a ver a esos jugadores. La proyección que tiene Acuña se pierde de vista. Está más maduro, concentrado, lo que está haciendo este año es increíble.”
“Arráez siempre ha sido una regadera de batear y desde que lo vi en Minnesota, siempre hablamos que iba a ganar un campeonato de bateo. Ahora pienso que serán dos, tres, cuatro, cinco. Porque la facilidad que tiene para batear es algo increíble, la mecánica, la disciplina, la manera como golpea la pelota”.
Futuro
“Quiero mantenerme en la pelota. Ojalá eso pueda pasar. Espero ayudar a los muchachos jóvenes a que sigan desarrollando su juego. Vamos a ver, no estoy apresurado. Trato de vivir día a día. No pensar en lo que pasará en un mes o dos meses. Solo controlar que lo que puedo controlar en este momento. Esperemos que sea lo mejor y vengan cosas buenas”.
Gerente en Venezuela
“Todavía tengo en mente participar en la liga venezolana, no sé con cuál equipo. Pero hay varias opciones, esperemos que pueda escoger la mejor y seguir adelante con ese proyecto. Quiero seguir en la pelota, es algo que me apasiona, tras cerrar un ciclo como jugador”.
El futuro miembro del Salón de la Fama, Miguel Cabrera, respondió a preguntas de los medios durante unos 20 minutos