Créditos Imagen: Jeffrey Báez Fotos: AVS PHOTO REPORT
Andriw Sánchez Ruiz | Prensa LVBP
Caracas.- Si en cualquier nivel, estadio u oficina de los Cachorros de Chicago alguien pregunta por un Báez, todos pensarán en el boricua Javier Báez. Y quién puede culparlos. El infielder es un pelotero popular, carismático en el campo, un diamante que fue conseguido y pulido por los oseznos; él es una estrella.
Cualquiera que lleve el apellido del puertorriqueño, y también milite con los úrsidos, será familiarizado de inmediato. Eso puede ser fastidioso. Algo molesto, a pesar del estatus de Javier.
Sin embargo, no lo es tanto para Jeffrey Báez.
Él lo asume con tranquilidad. Respondía a todas las preguntas que le hacían en Ligas Menores con frases que parecen sacadas de forma automática. “Yo soy venezolano”, dice. “No tenemos mucho en común”.
En los Leones del Caracas nadie lo relaciona con una estrella extranjera, a pesar de uno que otro fanático despistado. Él es el Báez del equipo. El muchacho que estaba listo para debutar el año pasado, pero que por fin se estrenó en esta temporada, en unos jardines llenos de piezas.
“Desde el año pasado estaba esperando mi oportunidad”, comenta. “Ya llegó, y a pesar de ser mi primer juego, en una liga tan competitiva como la venezolana, me sentí bien. Fue emocionante. Aunque tengo tantos años jugando pelota, esos primeros turnos siempre son de adrenalina, de emoción”.
No fue un mal bautizo para Báez en el beisbol venezolano. En el Estadio José Pérez Colmenares de Maracay, el domingo, tomó cuatro turnos, anotó una carrera y dio su primer hit en el circuito contra el lanzar Jesús Parra, en el séptimo inning. Si bien llegó tarde al hotel, allí estaban sus padres, despiertos. Si los dos siempre habían perdido el sueño por los Leones, mientras que Jeffrey era fanático de los Caribes de Anzoátegui, por qué no olvidarse de la almohada por un rato.
Báez no tiene una edad de prospecto. Cumplirá 25 años de edad el 30 de octubre, pero Chicago le tiene estima, pues cuando no lo tenían en los planes en el Tennessee Smokies, filial Doble A, él se abrió camino a punta de bateo.
“No fui una de las primeras piezas para el lineup, pero conseguí un espacio por ajustes que hice con mi hitting coach (Jesús Feliciano)”, señala, quien en el primer mes y medio de la Southern League bateó para .336 de average y .970 de OPS (sumatoria de embasado y slugging). “El trabajo se basó en las manos, en estar a tiempo para reconocer los pitcheos. Dejar las manos atrás. Aquí quiero trabajar lo que sigo haciendo, para llegar bien a los Spring Training”.
Jeffrey Báez es una opción en los jardines de Caracas y como bateador emergente
En los jardines caraquistas están Anthony García en la izquierda, Eduard Pinto en el centro, Harold Ramírez en la derecha, Franklin Gutiérrez como una estrella y por allí viene Víctor Reyes. ¿Cuál es el rol de Báez?
El manager Mike Rojas lo ve como una opción para cubrir los descansos de García y como alguien que puede dar un batazo siendo emergente.
“Siempre, de una u otra manera, va a jugar”, dijo el estratega. “Debe estar preparado. Es un muchacho con poder. Me gusta lo que veo en él”.
No es necesario recordarle eso a Báez. Él sabe que se le necesita activo para entrar al terreno en cualquier momento.
“Hablo con los muchachos sobre siempre estar listo para cualquier oportunidad, porque uno nunca sabe cuándo el manager pueda usarte”, dice el anzoatiguense, la segunda mejor firma en Venezuela para los Cachorros de Chicago, en 2010. Su rúbrica costó 350.000 dólares. “Sé que me consideran un bateador de fuerza, que le puede dar a la bola hacia los callejones. En este momento trabajo en dar más elevados y líneas”.
En Estados Unidos tal vez lo sigan emparentando con Javy Báez, pero en Venezuela –sobre todo si se abre paso en Leones- puede ser un Báez sin un punto de comparación.
EN CIFRAS
En 88 encuentros en Doble A, Jeffrey Báez bateó para .262 de promedio y .760 de OPS. Impulsó 30 carreras y pegó siete cuadrangulares.
