David Arrieta dejó atrás la Covid-19 para debutar en las Grandes Ligas

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Créditos Imagen: David Arrieta (Centro) Foto: Cortesía

 

Alexander Mendoza | Prensa LVBP

 

Caracas.- David Arrieta cumplió su anhelo de llegar a las Grandes Ligas, tras labrarse un camino de éxitos a pulso, mientras subía de nivel en el sistema de Minor League Baseball.

El pasado 21 de agosto, en el partido entre Azulejos de Toronto y Rays de Tampa Bay, ocupó posición en la segunda base del Tropicana Field. Vivió una suerte de carrusel de emociones, cuando Marty Foster, su jefe de grupo, ordenó “play ball” desde el plato y se convirtió en el quinto árbitro venezolano en la historia de las Mayores.

“El debut fue maravilloso. No hay palabras suficientes en el diccionario de español o inglés para describir, lo que significó para mí. Tantos sentimientos, tantas cosas que pasan por la cabeza. Desde el momento que recibí la noticia, hasta el instante que me acosté a dormir, después del juego, fue intenso. Estaba muy nervioso, pero lo pude controlar”, contó vía telefónica Arrieta.

Meses antes, el marabino, de 41 años de edad, tuvo que superar un contagio por Coronavirus, en medio de la pandemia mundial, que puso en peligro sus planes.

Cris Jones, umpire supervisor de MLB, se comunicó con Arrieta para informarle que comenzaría arriba como call-up, un estatus que años atrás ostentaron Manuel González y luego Carlos Torres. Sólo que luego de pasar todas las evaluaciones físicas preliminares, cuando debió someterse a las últimas pruebas control, para entrar a la burbuja de MLB, recibió una noticia que le desconsoló.

“Cuando me tocó reportarme, el 22 de julio, salí positivo por Covid-19, lo que demoró todo el proceso de preparación”, contó. “Eso fue como un balde agua fría. Estuve encerrado en cuarentena, unos 20 días. Por eso no debuté con anterioridad”.

El Día Inaugural, sí lograron hacerlo Edwin Moscoso y José Navas, que comenzaron la campaña como los nuevos oficiales criollos. Arrieta, se les uniría un mes después.

“Estaba manejando al complejo de los Rays de Tampa Bay, en Port Charlotte, para trabajar los juegos de preparación, de la ‘taxi squad’, y recibí una llamada de Rich Rieker (Director de Desarrollo de Umpires), creo fue de unos 20 segundos. Me felicitó y me dijo que estaba listo para trabajar en Grandes Ligas. Tenía que comunicarse con mi jefe de grupo Marty Foster, para unirme a su grupo (que incluye a Sean Barber y Randy Rosenberg). La emoción me dio por temblar, imagínate”, recordó Arrieta, a quien le fue asignado el número 100.

En ese proceso de cambiar de rumbo y dirigirse a St. Petersburg, hablo con González y Torres, los árbitros criollos con más años de servicio en MLB.  

“Ambos me escribieron. Me llamaron. Estuvieron pendientes y cada uno me dio sugerencias, consejos de acuerdo con su experiencia. Ambos estuvieron presentes con sus buenos deseos, antes y después del juego. Afortunadamente, Carlos se encontraba en el centro de repeticiones en Nueva York, así que pudo ver el juego desde todos los ángulos posibles. Fue una bendición tener su apoyo y que estuviesen pendientes de lo que estaba haciendo”, apuntó Arrieta, que en 2017 había tenido una pequeña muestra de las Mayores, como invitado a los Entrenamientos de Primavera.

Era el final de un largo camino de 15 años en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional y ocho años en Ligas Menores, los últimos tres en la Liga de Costa del Pacífico (Triple A), desde su primera asignación en Estados Unidos en la Liga del Costa del Golfo.

“La clave para una carrera larga es ser humilde, respetuoso, responsable, tener los pies bien fijos sobre la tierra y un extenso conocimiento de las reglas”, enfatizó. “Luego viene la adaptación, como latino, a la cultura de Estados Unidos. Pasamos 20 o 25 años hablando solamente español y después entiendes que debes manejar otro idioma porque es fundamental en tu trabajo. No menos importante es manejar situaciones para engranar en el sistema”.

 

UNA DECISIÓN TEMPRANA

Como tantos otros niños, David Arrieta formó parte de equipos en el beisbol menor, aunque muy temprano en su niñez, inició su aproximación al fascinante mundo de las reglas y la anotación.

“A los nueve años comencé a anotar. Mi padre, que siempre estuvo ligado a la pelota amateur, era anotador y por esa razón conocía a todos los árbitros zulianos que trabajaban en la LVBP: Henry León, Humberto Castillo, Jorge Díaz, Fernando Vera, José Luis Silva, José Leonardo Molina, Jairo Martínez. Mi padre siempre me hablaba de ellos”, rememoró Arrieta.

Poco tiempo después comenzó a acompañar a su progenitor a las reuniones de árbitros y anotadores y en esas tertulias técnicas, conoció a varios de aquellos oficiales del circuito rentado local.

“A los 11 años de edad arbitré mi primer juego, los encargados de llevar el partido no llegaron y el presidente de esa liga, el ingeniero Samuel Portillo Valladares, me dijo que arbitrara, que el anotaba. Y al final del juego decidí que lo que quería era arbitrar. Mi padre me apoyó y como conocía a todos esos umpires, se facilitaron las cosas. Por ahí comencé. Primero con el beisbol menor, después seguí representado al municipio Maracaibo en campeonatos estatales, más tarde torneos nacionales. Así que seguí formándome en el Estadio Alejandro Borjas Romero, en la parroquia Chiquinquirá del municipio Maracaibo”.

 

PRIMERO ESPAÑA, DESPUÉS LA LVBP

Arrieta tuvo que viajar a España, para trabajar en su primera liga profesional “por cuestiones de la vida”. Una vez concluido ese compromiso, regresó al país a mediados de la década pasada, con la decisión de convertirse en umpire de la LVBP.

“Me comuniqué con Jairo (Martínez), le mostré el interés de ingresar a la liga y me recomendó un curso en Maracaibo que dictaron él, Jorge Díaz, Darío Rivero padre y Darío Rivero Jr. Por ahí se abrieron las puertas. Asistí a otro curso en Caracas, pero de la LVBP para la temporada 2004 2005, y quedé. Trabajé 12 juegos como árbitro local en Maracaibo. Pero al año siguiente no me ofrecieron contrato y pensé que era el final de mi carrera como profesional. Pero no ocurrió así, porque el señor Darío Rivero, a quien quiero y respeto mucho, me llevó a la Liga Paralela en Barquisimeto para que lo ayudara, a cambio de enseñarme. Estuve allí tres meses y él logró que me extendieran una invitación al campamento de la LVBP y allí comenzó mi trayectoria”.

Por aquel entonces, Manuel González era el primer y único venezolano en el sistema de Minor League Baseball y se convirtió en una de sus grandes influencias.

“Trabajaba en la Florida State League, Clase A fuerte, pero también estuvieron allí Darío Rivero jr. y Miguel Hernández, a quien le debo muchísimo, Moñoño (Henry León) y Francisco Ramírez. Para ese momento (el boricua) Jorge Bauzá (instructor y coordinador de Minor League Baseball) comenzó a viajar a Venezuela y fue clave. Todos me brindaron muchas horas de conocimientos”.

 

David Arrieta cuenta con una brillante carrera de tres lustros en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional

Fuera del terreno, Arrieta no olvida a quienes también le debe estar en la posición que ostenta ahora mismo.

“Mi familia, en especial mis padres, mis hermanos, mi esposa e hijas. Yocoima Mata, que era mi jefe, madre en el beisbol y madre de la vida. En las oficinas de la LVBP, Jenny Soto y Marvel Becerra”.

El último empuje lo recibió del Venezuelan Umpire Camp, que dirige Hernández, actual coordinador de árbitros de la LVBP.

“Primero como alumno y luego como instructor por varios años, compartí con colegas nuevas experiencias y opiniones respecto a las reglas, manejo de situaciones y manual del árbitro. Gracias a ese programa somos el país como más umpires en Ligas Menores y Grandes Ligas, después de Estados Unidos”.

 

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