Créditos Imagen: Luis Aparicio | Foto: Getty Images
José Ángel Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas-. El 29 de abril de 1934 nació en la calle Guayaquil de Maracaibo, Luis Aparicio Montiel. El único venezolano miembro del Salón de la Fama de las Grandes Ligas cumplió este lunes 90 años de edad y el beisbol le celebró.
Tras el fallecimiento de Whitey Herzog (a los 92 años), el 15 de abril, el zuliano es el segundo integrante de Cooperstown más longevo, sólo detrás de Willie Mays (a punto de cumplir 93 calendarios, el 6 de mayo). Un hecho que es sólo un ápice de lo que representa su presencia en este mundo finito.
Para Aparicio, el 2024 reúne múltiples cifras redondas en el transcurrir del tiempo. Se cumplen 50 años de su retiro de la Gran Carpa, y el 12 agosto harán 40 años de su entronización al Templo Supremo del deporte. Aquella noche, mientras manejaba luego de culminar una transmisión televisiva de la LVBP como comentarista, detuvo el vehículo al escuchar la fanfarria de Radio Rumbos.
Con Carlitos González como copiloto, don Luis se enteró de su exaltación y quedó para el recuerdo la jocosa frase del entrañable comentarista: “No les llevo nada, tengo un chófer inmortal”.
Su ascenso a la eternidad fue la culminación de una promesa hecha a su padre, Luis Aparicio Ortega “El Grande” – epónimo del estadio marabino- cuando le comunicó que quería ser pelotero profesional.
“Hijo, si vas a ganarte la vida jugando beisbol, tendrás que ser el número uno siempre”, le dijo su papá, hermano de Ernesto Aparicio, quien también construyó una destacadísima carrera como directivo en la disciplina de los diamantes. “Nunca serás el número dos de nadie, sé siempre el número uno”.
Don Luis cumplió desde el primer día, al demostrar que ninguna carga sobre sus hombros era tan grande como su talento y convicción. Debutó como profesional con la bendición de la Virgen de Chiquinquirá, el 18 de noviembre de 1953, vistiendo el uniforme de Gavilanes, en sustitución de su padre.
7.000 aficionados en el Estadio Olímpico de Maracaibo presenciaron cuando Aparicio Ortega dejó pasar el primer envío del juego del lanzador Howie Fox, por el Pastora, y de inmediato, señaló con su bate hacia el dugout, donde se encontraba su hijo. Con ese gesto, Aparicio Montiel saltó al terreno, para dar inicio a una ovación que se extendió durante 15 minutos.
Fue un bautizo que trascendió generaciones y marcó buena parte del carácter que desarrolló en su vida el futuro ligamayorista, a quien tampoco le pesó ser el sucesor del glorioso Alfonso “Chico” Carrasquel, en el shortstop de los Medias Blancas de Chicago, organización en la que “Little Louie” se hizo gigante.
Fue Carrasquel, en gran medida, quien convenció a Frank Lane, gerente general de los patiblancos, para que firmara a Aparicio en 1954, por 10 mil dólares. El torpedero de Sarría, desde entonces, le apadrinó hasta el punto de convertirse en mentor e incluso, una segunda figura paternal, hasta su marcha hacia los Indios de Cleveland, en 1955.
Dos años después del pacto, Aparicio se estrenó en las Mayores, el 17 de abril de 1956, y brilló al ser electo como Novato del Año de la Liga Americana -convirtiéndose en el primer latinoamericano en obtener el premio- tras batear para promedio de .266, además de encabezar el circuito en sacrificios (14) y con 21 bases robadas, lograr el primero de los nueve lideratos en fila que acumuló en el departamento.
En 1959, el marabino adoptado por Barquisimeto, llevó a Chicago a la Serie Mundial con unos números estelares en la temporada regular: 98 carreras anotadas y 56 cojines escamoteados, tope de su trayectoria, para quedar segundo en la votación al Jugador Más Valioso, detrás de su compañero de equipo Nellie Fox. Aunque su conjunto perdió ante los Dodgers de Los Ángeles en el Clásico de Otoño, el venezolano bateó .308 con ocho hits.
Aparicio fue el mejor campocorto del Joven Circuito en porcentaje de fildeo todas las temporadas entre 1959 y 1966. A lo largo de su carrera acumuló nueve Guantes de Oro.
"Es el mejor que he visto", dijo en 1959 Bill Veeck, antiguo dueño de los Medias Blancas y futuro miembro del Salón de la Fama. "Hace jugadas que sé que son imposibles de hacer, y, sin embargo, las hace casi todos los días".
De 1956 a 1962, Aparicio y Nellie Fox (2B) formaron uno de los dúos de doble play más venerados en la historia de MLB | Foto: Getty Images
Aparicio fue enviado a los Orioles de Baltimore el 14 de enero de 1963. En sus cinco campañas con los oropéndolas, lideró en un par de zafras el apartado de estafadas y participó por segunda vez en la Serie Mundial de 1966. En esa oportunidad, consumó la revancha contra los Dodgers y obtuvo su único anillo.
En 1967, el legendario torpedero regresó a los Medias Blancas y pasó tres contiendas allí, previo al pacto con los Medias Rojas de Boston para disputar sus últimos tres certámenes en la élite, antes de ser dejado en libertad en los Entrenamientos Primaverales de 1974.
Aparicio disputó sus últimas tres temporadas en Boston | Foto: Getty Images
“Para mí, la anécdota más importante relacionada con Luis Aparicio fue que cuando dirigí mi primer juego con los Medias Blancas, él estuvo allí”, reconoció Oswaldo Guillén sobre aquel encuentro del 13 de abril de 2004, cuando se convirtió en el primer mánager venezolano en las Mayores. “Algo sucedió. Fue muy especial, porque estaban Luis, David Concepción y Chico Carrasquel en el estadio mirándome. Me refiero a algo que nunca volverás a ver. El mejor campocorto de tu país, la gente a la que admiras y adoras. Tengo ese día conmigo”.
Aparicio fue convocado al Juego de Estrellas en 13 ocasiones y al momento de su retiro era dueño de los récords de más juegos (2.581), dobleplays (1.553) y asistencias (8.016) para un parador en corto.
“Cuando mi padre me pidió que fuera el número uno, siempre lo tuve en mente”, afirmó. “Creo que no lo decepcioné. Quería que estuviera orgulloso de mí y sé que definitivamente lo estaba. Ese es el logro de mi vida”.
EL DATO
Luis Aparicio conectó tanto su primer, como su último jonrón de las Grandes Ligas contra futuros miembros del Salón de la Fama. El 28 de mayo de 1956 inauguró su cuenta ante Tommy LaSorda y el 29 de septiembre de 1972 la cerró frente a Jim Palmer.
En cifras
Los 2.673 hits de su carrera como campocorto (los otros cuatro hits llegaron mientras era bateador emergente) fueron un récord de Grandes Ligas que permaneció hasta que Derek Jeter lo superó el 17 de agosto de 2009… Los nueve Guantes de Oro de Luis Aparicio como shortstop se mantienen como la mayor cantidad de la historia en la Liga Americana… Ningún otro jugador en los registros de la Gran Carpa ha encabezado su circuito en bases robadas durante nueve o más temporadas consecutivas.
El 18 de noviembre de 1953, Aparicio recibió de su padre el testigo para debutar como profesional e iniciar su leyenda
Fuentes consultadas para la elaboración de esta nota: Sabr.org, página web oficial del Salón de la Fama de las Grandes Ligas, libro “Mi Historia, Luis Aparicio” escrito por Augusto Cárdenas, Baseball-Reference y Baseball Almanac.