Créditos Imagen: Ryan Kussmaul Foto: Prensa Magallanes BBC
Hugo Guerrero | Prensa LVBP
Valencia.- Existen diversos elementos que hacen de la LVBP un circuito único para muchos. Fieles fanaticadas, pasión del venezolano por la pelota, asistencia masiva a los estadios, son algunos de los factores que diferencian a la pelota local del resto del Caribe. Pero, un añadido que marca mayor diferencia y, que además ha cruzado fronteras, es sin duda, la rivalidad entre Caracas y Magallanes.
No hay venezolano alguno que no sepa lo que es un Caracas–Magallanes. Y es que, hasta el menos versado de los deportes, conoce de lo que trata esta histórica rivalidad que, desde hace casi 80 años, se empezó a forjar.
Caracas y Magallanes se vieron las caras por primera vez el domingo 31 de octubre de 1942 en un partido amistoso, de acuerdo con los historiadores Carlos Figueroa Ruíz y Javier González, en su libro “70 años de glorias, 70 juegos inolvidables”. La idea de este juego, era revivir los enfrentamientos de los años 30 entre Royal Criollos –equipo considerado como el “abuelo” de los actuales Leones- y Magallanes, pero, al final, se terminó germinando una rivalidad que se hizo eterna en nuestro beisbol.
El estadio Cerveza Caracas copado por la afición, se presentó como el escenario ideal para que figuras como Vidal López y Alejandro Carrasquel, brindaran un espectáculo desde el montículo. López por los turcos y, el “Patón” por los lupulosos –en ese entonces el equipo era Cervecería Caracas- marcaron la pauta para que, caraquistas y magallaneros, libraran una férrea lucha que parece interminable en los diamantes venezolanos.
Desde el inicio de la LVBP en 1946, Caracas y Magallanes empezaron a fraguar lo que hoy en día son: las franquicias del beisbol con más títulos y con el mayor número de aficionados. Innumerables peloteros de renombre han vestido estos uniformes, y momentos memorables se han vivido en cada uno de estos choques que, a muchos, los ha marcado en su vida o en su trayectoria como beisbolistas.
Tal es el caso de Ryan Kussmaul. El estadounidense jugó en Venezuela por primera vez en la temporada 2012-2013 con los Bravos de Margarita, lo que describió como una pasantía “tranquila y relajada”, serenidad que acabó cuando fue llamado a reforzar a los Leones en la postemporada, tras la eliminación de los isleños.
“Yo pertenecía a Margarita, pero reforcé a los Leones y jugamos contra Magallanes. En ese entonces venían muchas más personas al estadio de lo que se ve ahora”, contó el lanzador derecho, refiriéndose al segundo choque entre los Eternos Rivales de aquel Round Robin, el 9 de enero de 2013.
Para ese compromiso, la Nave llegaba con registro de 3-3, mientras que los melenudos poseían marca de 3-2, lo que creaba mayor expectativa en el desafío. En los primeros cuatro innings, los turcos ganaban 7-2, lo que mantenía a los parciales caraquistas, en su mayoría apostados del lado izquierdo de las gradas, en silencio y un tanto acongojados por la situación.
En el quinto, los navieros buscaban ampliar su ventaja, colocando corredores en segunda y primera base, con un out. En ese momento, le tocó lanzar a Kussmaul, relevando a quien en la actualidad es el manager de Leones, Víctor Garate.
“Estábamos en una situación complicada, las bases estaban llenas y habían dos outs (retiraron por un mal corrido de bases a Ezequiel Carrera en la tercera). Es algo que no puedes describir, salir afuera (al terreno), estar en el montículo sintiendo la energía de toda la gente gritando, el ruido que hacen, las cornetas, no te puedes escuchar a ti mismo pensando y tus piernas tampoco las puedes sentir. Todo lo que tienes que hacer, de alguna forma, es tirar strike y rezar que puedas sacar un out”, narró el relevista derecho.
Kussmaul, dramáticamente pudo sacar el último out y el cero en esa entrada que, de cierta forma, fue determinante para que los capitalinos en los innings siguientes vinieran de atrás y se terminaran llevando un sufrido triunfo de 10-9, en 10 episodios.
“No recuerdo quien era el bateador (Renny Osuna, actual piloto de Tiburones). Pero de cualquier forma él bateó, el outfielder (Darren Ford) estaba corriendo hacia atrás, la pelota llega a la zona de seguridad y el tipo salta en la pared y la agarra para el último out y yo, apenas podía respirar”, describió el nativo de Wisconsin.
“Después fui y me senté en el dugout y me dije: ‘no quiero salir otra vez´, expresó entre risas. “Obviamente ahora es un poco diferente porque soy más veterano, en ese momento era mi primera vez jugando en Venezuela, entonces cualquier persona que no es de Venezuela, no sabe en lo que está entrando hasta que estás ahí. Es un beisbol completamente diferente, la energía. Es muy difícil de describir”, consideró.
Ryan Kussmaul recuerda como única su primera experiencia en un Caracas-Magallanes
Esa fue la primera vivencia del serpentinero diestro en un encuentro entre los Eternos Rivales y, aquel momento, de acuerdo a sus palabras, lo hizo enamorarse de la pelota venezolana y querer volver en las próximas temporadas.
“Ahora yo quisiera estar en ese momento. Pero en ese entonces, yo estaba demasiado asustado y esa experiencia me hizo un mejor jugador de beisbol, eso fue hace siete años y todavía estoy aquí. Probablemente, ese momento me hizo el jugador de beisbol que soy hoy en día”, expresó.
El diestro ha cumplido con sus deseos pues, se ha convertido en un importando recurrente del circuito local. En las siguientes cuatro campañas vistió el uniforme de los Tiburones de La Guaira y, en las últimas dos, ha defendido los colores eléctricos, por lo que ha podido disfrutar en mayor número de ocasiones de la eterna rivalidad entre Caracas y Magallanes.
“Yo le estaba diciendo a Bruce (Rondón) hace pocos días, que lo más emocionante es un Magallanes contra Caracas, porque los fanáticos se vuelven locos, quieren verlo, puede compararse como un Yanquis–Boston y no me estoy parcializando, pero creo que los fanáticos de aquí son más pasionales”, opinó el derecho. “El beisbol aquí es como una religión para los fanáticos y eso a mí me encanta”.
DESEOS DE QUE TODO MEJORE
Ryan Kussmaul suma siete temporadas en la LVBP y casi 100 juegos lanzados. Tiene conocimiento del circuito y de todo lo que ha sucedido en torno al beisbol criollo recientemente, a pesar de tratarse de un jugador foráneo.
“A mí me encanta esta liga y por eso es que sigo viniendo. Me gustaría ver que todo mejore, pero es difícil con lo que está pasando, obviamente con la situación en el país”, dijo el tirador, que aprovechó para rememorar a alguno de sus adversarios y compañeros de equipo, en lo que, para él, fue una gran época de la pelota local.
“El primer año que yo jugué aquí fue asombroso. (José) Altuve, (Pablo) Sandoval, (Francisco) Cervelli, estos nombres gigantes estaban aquí, incluyendo a Salvador Pérez que era mi catcher en Tiburones y Henry Blanco lo fue en Margarita, eso me encantó y necesitamos tener eso aquí otra vez. Me gusta el hecho de que los jugadores de aquí quieran jugar en su país”, recordó.
Sus buenas actuaciones, han sido por obvias razones la principal causa de que haya sido contratado en varias ocasiones por La Guaira y en las últimas dos por los Navegantes. Pero también, el amor que tiene por el pasatiempo del venezolano, ha sido un importante factor para su recurrente arribo a la LVBP.