Créditos Imagen: Eduardo Rodríguez Fotos: Allison Farrand/Detroit T
José Luis López | Prensa LVBP
Caracas.- Eduardo Rodríguez firmó con los Tigres de Detroit por muchas razones, expresa Evan Petzold, miembro del diario Detroit Free Press.
Para empezar, los Tigres le ofrecieron un contrato de cinco años y 77 millones de dólares, con posibilidad de llegar a los $80 millones.
Pero también le gusta la idea de ser la piedra angular de una franquicia en construcción. El zurdo entiende que los Tigres están tratando de llegar a la postemporada por primera vez desde 2014 y cree que puede ayudar en el proceso. Existe la oportunidad de asumir un papel de liderazgo entre los lanzadores del club. Además, Rodríguez tiene un amigo en el equipo. Su nombre es Miguel Cabrera, apunto Petzold en su extenso reporte.
“Una de las cosas especiales que me hicieron venir a Detroit fue Miguel”, dijo Rodríguez durante la ceremonia de la firma del contrato y la rueda de prensa de presentación ante la prensa de la Ciudad del Motor.
“Somos muy buenos amigos. Empezó a explicarme todo sobre Detroit. Me dijo mucho sobre la organización y el equipo, y cómo le gustaría ser parte de este equipo”, agregó Rodríguez en la conferencia de prensa introductoria en Comerica Park en Detroit, Michigan, durante el mediodía del lunes.
Rodríguez, quien cumplirá 29 años de edad en abril, recuerda vívidamente el último viaje que hizo a la guarida de los Tigres.
Subió al montículo el 4 de agosto para los Medias Rojas de Boston frente a 16.663 fanáticos y lanzó magistralmente. El zurdo cubrió cinco entradas en blanco, permitió dos hits y cuatro bases por bolas, con 10 ponches. Guió a su equipo a una victoria por 4-1.
Un día antes, Cabrera descargó el jonrón 498 de su carrera contra Garrett Richards, abridor de los patirrojos. A solo dos jonrones de un hito histórico, el veterano de 19 años en las Mayores estaba programado para enfrentar a Rodríguez en el segundo juego de la serie y al zurdo Martín Pérez en la final de la serie.
“Necesitaba dos jonrones más”, recordó Rodríguez. “Fue divertido porque Martín Pérez y yo lanzaríamos en juegos consecutivos. Hablamos con Miggy y recuerdo que le dijimos: ‘Te amamos, hermano, pero esto es parte del juego. No quiero ser el 500’. Lo recuerdo muy bien. Bromeamos con él todos esos días. Lancé el primer juego. Le dije a Martin al día siguiente: ‘Buena suerte, hermano. No permitas que te conecte el jonrón’”.
Rodríguez y Pérez evitaron estar en el lado equivocado de la historia, y Cabrera finalmente alcanzó el jonrón 500 en Toronto el 22 de agosto, cuando se la desapareció al zurdo Steven Matz de los Azulejos, tablazo que se despidió al jardín derecho-central en el Rogers Centre.
Después de aquel juego de Rodríguez, a principios de agosto, la expectativa en torno a la persecución de Cabrera de la histórica marca, aumentó el 13 de agosto, cuando los Tigres regresaron a Comerica Park para una estadía en casa de seis juegos. Cada vez que Cabrera subía al plato, los fanáticos esperaban la consecución del hito.
Eduardo Rodríguez compartió con la prensa sus vivencias durante su última estadía en Detroit
La cuenta regresiva se reflejaba en un cartel instalado en la pared que se eleva sobre la lista de números retirados del club en la pradera izquierda, rememoró Petzold en su escrito.
Los Tigres recibieron a 153.479 fanáticos durante esos seis juegos, con un promedio de 25.580 por juego y superando a 32.845 el 14 de agosto.
Por primera vez en mucho tiempo, los Tigres tuvieron una atmósfera similar a la de una postemporada en su estadio. Rodríguez espera multitudes similares en 2022.
“He visto postemporadas aquí, cuando estaba en las Ligas Menores”, apuntó Rodríguez. “Sé cómo se siente aquí cuando llegas a esa instancia. Cuando Miggy se acercaba a las 500, vi la atmósfera aquí. Quiero ser parte de ella. Quiero ser parte de la postemporada aquí y ver a todos los fanáticos”, señaló Rodríguez para terminar su primer encuentro con la prensa de Detroit, ya oficialmente convertido en tigre. Un encuentro en el cual estuvo acompañado de su señora esposa e hijos.