Créditos Imagen: Seth Rosin Foto: AVS PHOTO REPORT
Andriw Sánchez Ruiz | Prensa LVBP
Caracas.- El pitcheo no ha sido el punto fuerte de los Tiburones de La Guaira en esta década. Para entenderlo en números globales se puede tomar este ejemplo: Desde la campaña 2010-2011 hasta la anterior los escualos nunca han estado en el tope de la efectividad colectiva de la liga. Tampoco se han ubicado de segundos o terceros… ni siquiera de cuartos.
El mejor lugar para el equipo en la colectividad de serpentineros ha sido de quinto, en las temporadas 2016-2017 (4.32) y 2013-2014 (4.85).
Las deficiencias monticulares han tenido su epicentro en el bullpen. Pero las cosas parecen haber cambiado esta zafra, por lo menos así fue en los primeros ocho encuentros. Los relevistas se han convertido en el orgullo de la organización, pues no hay otro aspecto que se haya visto mejor.
Sin contar el encuentro de este viernes, contra las Águilas del Zulia, los relevistas salados exhibían una efectividad colectiva de 2.12. Solo los Tigres de Aragua poseían un mejor guarismo: 1.85.
“El bullpen era el plan número uno que teníamos para esta temporada. Queríamos traer al bullpen más consistente, no hay mejor”, dijo el manager Oswaldo Guillén, quien ha comentado hasta el cansancio que la “clave para ganar en la liga es tener brazos fuertes entre el cuarto y octavo episodio. “Es que siempre se va a conseguir a un cerrador. Habrá un tipo que tenga velocidad, que sea duro y que tire strikes, por eso no me preocupaba. Creo que la directiva hizo un buen trabajo al traer a los muchachos adecuados”.
Tiburones ha utilizado a 13 hombres como relevistas en las primeras dos semanas, de los cuales ocho no habían permitido anotaciones limpias hasta la noche del viernes: Seth Rosin en 3.0 innings, Héctor Mayora (1.1), Dustin Antolin (3.2), Helmis Rodríguez (2.2), Kevin Canelón (1.1), Jorgan Cavanerio (1.1), Carlos Misell (3.1) y Pedro Echemendía (3.2).
“Esto no me sorprende”, aseguró Felipe Lira, coach de pitcheo. “Tuvimos un plan y hasta el momento han salido los resultados que queremos. Los muchachos están en la misma página, somos agresivos porque estamos atacando la zona de strike. Jugamos más con el contacto. No hay la mentalidad de querer ponchar a todo el mundo, como antes, sino de tirar la bola bajito, y que los bateadores le peguen a los pitcheos que nosotros queremos”.
Todavía no hay novedades con el permiso de los Medias Blancas de Chicago para el cerrador Gregory Infante, quien trabaja y se mantiene con el equipo. Antolin se mantendrá como el taponero del cardumen. Sin embargo, Guillén advirtió que lo puede usar para otros roles diferentes al de salvar juegos. “Si debo traerlo en el octavo inning lo haré”, comentó. “Después se verá quien cerrará”.