Créditos Imagen: Leonardo Reginatto | Fotos: Alejandro van Schermbeek
Carlos Valmore Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas.- Sólo clarividentes como Andrés Reiner podían asomarse al futuro y proyectar como pelotero profesional a un brasileño estudiante de ingeniería ambiental. El visionario scout húngaro, sumo pontífice para los cazatalentos venezolanos, bendijo al largurucho Leonardo Reginatto y legó a la LVBP uno de sus mejores bateadores importados.
Chocador de .328 a escala vitalicia hasta la jornada del viernes 1° de diciembre de 2023, el toletero derecho de Curitiba es segundo entre los extranjeros de mayor average global con al menos 700 turnos en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Solo lo supera el cubano Rangel Ravelo, golpeador de .339 tras 750 veces. Ravelo nació rodeado de bates y pelotas. El pesebre de Reginatto solo contenía balones de fútbol y volibol porque los diamantes de Curitiba solo se exhiben en joyerías. Sacar de ahí a un pelotero es como cosechar mangos bajo las arenas del Kalahari, a menos que lleve como herencia los ojos rasgados de la colonia japonesa. Mas Leonardo es Reginatto, no Watanabe ni Kawasaki. El beisbol agrietó muros y por las hendijas se coló un flaco con sangre italiana y pasaporte brasileño.
“Con los vecinos de condominio jugábamos en la calle fútbol y volibol, pero había uno, contemporáneo conmigo, que gozaba con el beisbol porque era de familia japonesa. Él me invitó a conocer este deporte cuando yo tenía como seis o siete años. Me gustó bastante, hasta el día de hoy”, explica tanta extravagancia el primera base de los Tiburones de La Guaira, quien cerró noviembre como segundo en remolcadas del torneo 2023-2024 (30) y quinto en average (.360).
Una cosa era “caimanear” en el asfalto y otra muy distinta organizarse para jugar beisbol, una disciplina cuya práctica implica cumplir múltiples requisitos. “En Curitiba había dos terrenos de beisbol. En uno de ellos jugaba el Paraná Club. Yo comencé con ellos. Hicimos un campo de beisbol dentro de un centro de entrenamiento de fútbol profesional”, explica Reginatto sus orígenes en la pelota.
Como le gustó el beisbol, y aprendió a jugarlo, Reginatto engrosó las selecciones nacionales de Brasil en todas las categorías menores. “Allá hay un entrenador cubano, Santamaría, que me ha apoyado durante toda mi carrera, hasta el presente. Fue muy importante para mi aprendizaje, gracias al cual fui selección de Brasil”, recuerda.
Su primera visita a Caracas fue en el año 2000, durante un campeonato internacional preinfantil. “Era pitcher, shortstop, hacía de todo”, enumera Reginatto.
Con la Canarinha puesta empezaron a rastrearlo los scouts.
“En un campeonato internacional juvenil nos enfrentamos a Japón y se fijó en mí Adriano De Souza, un scout brasileño de los Rays de Tampa Bay”, relata Reginatto. “Me preguntó si estaba interesado en participar en un Try Out. Estuve en un par y no salió nada. Ya tenía 18 años y estudiaba ingeniería ambiental. Creí que eso era todo con el beisbol, pero salió otra audición, donde estarían Andrés Reiner y Ronnie Blanco. Me ofrecieron contrato, firmé y me trajeron a la academia de Tampa para jugar Summer League en 2009. Dejé la ingeniería y me fui tras el sueño de jugar beisbol”.
El lanzamiento del proyecto Reginatto ocurrió en Venezuela, donde, años después, se haría estrella.
Con tesón y práctica, Leonardo Reginatto logró convertirse en un solvente utility
El puente Curitiba-Guacara
Ronnie Blanco, hijo del exgrandeliga Dámaso Blanco, exgerente de los Navegantes del Magallanes y coordinador de la academia de los Rays en Venezuela, enumera algunas de las causas por las cuales Andrés Reiner y él se interesaron en un rezagado.
“Me llamaron la atención su estatura (1.88) y sus acciones dentro del campo. Aunque no se le veía poder, y le faltaban elementos técnicos, regresé de Sao Paulo y le planteé el caso al señor Reiner. Se decidió firmarlo”, cuenta Blanco.
Reginatto nunca dejará de agradecer la intercesión del gran ojeador europeo. “Andrés Reiner siempre me abrió puertas, me aconsejó que debía aprender a batear hacia la banda opuesta porque no iba a dar muchos jonrones. Me dijo: ‘si quieres llegar a Grandes Ligas debes aprender a batear para promedio’. Era un hombre sabio y lo escuché”, describe.
“Lo trajimos a la academia de Tampa en Guacara y se adaptó muy bien”, reseña Ronnie Blanco. “Se ganó el respeto y cariño de todos. Llegó aquí crudo, su juego de pies no era fluido para defender el infield, pero luego lo veías esforzándose para corregir eso. Tenía fundamentos, hacía las pequeñas cosas. Con él quedamos campeones en la Venezuelan Summer League”.
Reginatto considera a la Summer League y la liga paralela de la LVBP las fundaciones de su carrera. “La escuela de Tampa fue importantísima porque llegué aquí crudo, pues no tenía tanto beisbol como los demás”, admite el inicialista. “Veía a los venezolanos practicar, a gente como Juniel Querecuto, y notaba que estaba debajo de ellos. Pero encontré entrenadores como Wuarnner Rincones, a quienes les debo mucho”.
Cuando los Rays lo pusieron bajo su custodia, Rincones se dio cuenta de que debía esforzarse, pero valdría la pena. “Siempre tuvo disposición para llevar a cabo cualquier rutina que consideráramos necesaria para su desarrollo”, expone este formador de peloteros. “Al llegar lo notamos proyectable por su físico, aunque debía fortalecerlo para llegar a Grandes Ligas, pues era muy delgado, y un corredor promedio a quien queríamos llevar sobre el average en las bases. Su swing era bueno, sus manos y brazo como campocorto, igual. Pero tal vez lo que más llamaba la atención era su actitud, su carisma, su calma frente a situaciones desagradables. Una vez cometió un par de errores y le pregunté qué le estaba pasando. ‘Es culpa del torito’, dijo. ¿Cuál torito?, le contesté. ‘Este que está aquí en el guante y está sacando las pelotas’, respondió Regi mientras me enseñaba la figura de un torito que adornaba el guante.
Luego de su nivelación en Summer League, Reginatto estaba listo para el siguiente paso. Aunque faltaban muchos ríos por cruzar. “Lo llevamos a Estados Unidos, pero su cuerpo no había madurado lo suficiente”, apunta Ronnie Blanco. “A él lo agarró la época cuando la industria empezó a exigir de los bateadores conexiones fuertes y Regi no daba jonrones. Por eso, otros aspirantes dentro de la organización lo pasaron y optó por la agencia libre cuando ya había llegado hasta Triple A”.
Leonardo Reginatto logró evolucionar como bateador, al punto de elevar su número de extrabases
De Rochester a Margarita
A los 25 años de edad (2016), Reginatto cambió de organización. Ahora estaba en los Mellizos de Minnesota, donde conoció a uno de sus tutores: Doug Mientkiewicz, exgrandeliga, ganador del Guante de Oro y campeón de Serie Mundial. Allí estaba también Iván Arteaga como adiestrador de lanzadores. Arteaga, quien trabajaba con Bravos de Margarita, pensó que el brasileño calaría en la novena insular.
“Lo había visto jugar con Tampa y en Chattanooga (Doble A) con los Twins y en ese momento encajaba perfecto en el formato de Bravos”, subraya Arteaga, coach de pitcheo de Venezuela durante el más reciente Clásico Mundial. “Encajaba perfecto por ser una estupenda persona, disciplinada, con gran ética de trabajo, además de utility y excelente bateador de líneas. Siempre había mostrado interés en jugar pelota invernal”.
Reginatto recuerda la primera conversación con Manuel Rodríguez, a la sazón gerente deportivo de Margarita.
“Estaba en Rochester, Triple A de Minnesota, y él pasó a ver unos juegos allá, entró al clubhouse y se presentó. Yo había jugado Summer League y la Paralela con Tampa, veía los juegos de la LVBP y siempre quise jugar aquí. Luego me llegó un correo y vine”.
Rodríguez se traslada al instante cuando se sentó a hablar con Reginatto y le dijo al pelotero brasileño: “Este es el año de ir a Venezuela”. Según el periodista, Reginatto le contestó: “No te haré quedar mal”.
“No era fácil, por tratarse de un brasileño que no tenía poder ni tampoco la velocidad de un primer bate”, desglosa Rodríguez. “Pero yo estaba convencido de que empujaría carreras y sería oportuno”.
En la edición 2016-2017, su primera como invitado a la LVBP, Leonardo Reginatto dio un solo cuadrangular, pero remolcó 25 y promedió .285. Regresó a la 2019-2020, ahora con Tiburones de La Guaira: .338 de promedio, 22 producidas, .864 de OPS. Para la siguiente contienda (2020-2021) se mudó a Valencia y, si bien no sacó una sola pelota, ligó para .383 en 81 turnos. Repitió para la 2021-2022 y los trancazos que le faltaron para subir a las Mayores afloraron con los turcos: cinco vuelacercas, 34 fletes, .314 de average, .838 de OPS. Está de vuelta en la 2023-2024 y amasa números para competir por el Más Valioso: cinco bombazos a las gradas, treinta anotaciones generadas, .360 de promedio.
“Para mí, rendir en Venezuela, demostrar que puedo jugar, es un reto personal porque no he podido llegar a las Grandes Ligas”, se pronuncia Reginatto. “Y he logrado rendir porque decidí salir de mi zona de confort. Antes trabajaba solo, ahora lo hago con preparador físico y me esfuerzo más que antes en la jaula de bateo. Al salir de mi zona de conforto, expandí mi juego. Tener mejor condición física me ha ayudado. Antes le hacía swing a la bola y ella no salía lejos. Ahora, sin ser hombre de poder, puedo dar jonrones. Eso agrega a mi juego”.
Para Wuarnner Rincones, el Reginatto del invierno es el que Tampa proyectó cuando estaba en la academia de Guacara. “Lástima que no pudo desarrollar poder. Eso le faltó para las Mayores”, opina.
Reginatto, quien habla castellano a la perfección “porque en la Summer League, o aprendía o no hablaba con nadie”, está encantado con la fanaticada venezolana. “Me gusta la energía, me motiva”. Y esa motivación la canaliza hacia su objetivo de llegar a Grandes Ligas, a los 33 años de edad. “Mi sueño es jugar en MLB y ojalá tenga la oportunidad de regresar al beisbol afiliado con todo lo que estoy haciendo. De lo contrario, me gustaría hacer carrera en fisioterapia. Me agrada y tengo planes. Ser coach también es una opción y ya he tenido conversaciones”, dice este alumno de Barry Larkin, Salón de la Fama en la Gran Carpa y mánager de Brasil en el Clásico Mundial.
“Yo nunca le apostaría en contra a una persona como Regi”, dispara Ronnie Blanco. “Juega con alegría, pero sin exhibicionismo. Alguien con su determinación, su capacidad de lucha, siempre le va a gustar a un mánager, en cualquier nivel. Siempre se levanta, no importa dónde esté jugando. Así que no descartaría que logre su meta en MLB”.
Leonardo Reginatto aprecia y responde con extraordinarios números la oportunidad de jugar en la LVBP