Valencia.– Durante más de una década, Miguel Socolovich fue sinónimo de fiabilidad en el relevo de los Leones del Caracas. Hoy, desde la acera contraria, el ex grandeliga inicia una nueva etapa como coach de bullpen de los Navegantes del Magallanes, con la misma entrega que lo caracterizó como pelotero, pero ahora con otra misión: formar, guiar y aprender.
Su primer paso como instructor lo dio en el sistema de los Rays de Tampa Bay, tras ser contactado por Ronnie Blanco, figura respetada dentro de la organización, que en la actualidad es asistente del Director de Operaciones Internacionales, Patrick Walters. Primero en la filial con base en República Dominicana y luego en Estados Unidos, en categorías de novatos, fue absorbiendo conocimientos y rodeándose de mentores como Alberto Bastardo, coordinador de pitcheo de Ligas Menores de Tampa Bay, José Sánchez, Edgar Alfonso y Alejandro Freire. Ahora, tiene como mentor a Darwin Marrero, capataz del pitcheo y curtido en el sistema de granjas de los Cardenales de San Luis.
“Dios me puso en el camino personas que me han ayudado muchísimo. Estoy en modo aprendizaje constante”, aseguró, mientras se tomaba un descanso antes de un juego interescuadras del Magallanes.
Así que, en su nuevo rol, vuelve a ser un novato.
“Es totalmente diferente a cuando tú juegas. Como coach tienes que estar pendiente de muchos detalles que quizás, cuando eras jugador, no les ponías atención… Estoy adaptándome.”
Socolovich, de 30 años de edad, había estado sopesando la idea del retiro, pese a su rendimiento. Al finalizar la temporada 2023-2024 fue reconocido como Setup del Año y, de por vida, en 12 campañas —todas con el Caracas— su efectividad de 2.47 era la más baja entre los relevistas de la LVBP con al menos 180 entradas (186.1 IP), desde su debut en la 2009-2010.
“Los últimos tres años de mi carrera fueron duros. Las lesiones en el hombro, las largas rutinas para lanzar apenas uno o dos innings, los medicamentos antiinflamatorios que empezaron a afectar mi estómago… todo eso me llevó a pensar en el retiro”, confesó Socolovich. Pero su transición no fue improvisada. “Ya tenía en mente ser coach. Empecé a enfocarme más en ayudar a los muchachos, en entender el juego desde otro ángulo. Lo conversé con mi familia, con mi esposa. Fue una decisión tomada con calma, por salud y por vocación.”
UNA LABOR CLAVE
Un entrenador de bullpen gestiona y trabaja con los relevistas del equipo, supervisando sus calentamientos y ayudándolos a prepararse para el juego. Durante el partido, permanece en el bullpen con los relevistas, asesorándolos sobre la mecánica y la selección de lanzamientos, y comunicándose con el dugout para prepararlos para lanzar cuando sea necesario. Cuando se está en el papel de Socolovich, su cargo le obliga a pasar más tiempo con los lanzadores —incluidos los abridores— que el coach de pitcheo titular.
“Estoy con ellos los nueve innings. Les doy los tips de los bateadores, los mantengo positivos. Este juego es difícil, y mientras ellos estén seguros, todo fluye mejor”, abundó.
“Lo he seguido desde hace par de años y no tiene techo”, destacó Freire, Subdirector de Programas de Jugadores de América Latina de Tampa Bay, en conversación con Carlos Feo para el podcast La Hora Magallanera. “Es una persona que tiene todos los ingredientes para poder triunfar en su carrera, como lo hizo como jugador. Tiene la experiencia en el terreno, tiene las ganas de aprender. Y una cosa muy importante: la humildad.”
Ahora, con Magallanes, Socolovich enfrenta un reto distinto: manejar un bullpen que mezcla novatos con veteranos de Grandes Ligas. “Esta liga es única. Aquí puedes tener un lanzador rookie y otro con experiencia en las Mayores en el mismo juego. Pero al final, es la misma pelota. Mi trabajo es que lleguen al montículo con confianza y claridad en su plan.”

Durante 12 años, Miguel Socolovich fue un ícono de Leones del Caracas en la LVBP l Foto: Alejandro van Schermbeek
¿MIGUEL SOCOLOVICH CON EL MAGALLANES?
La llegada a Magallanes, aunque sorpresiva para algunos fanáticos, fue natural para él. “Esto es un trabajo. Tengo una familia que mantener. Si no era Magallanes, iba a ser otro equipo. Lo importante es seguir creciendo como coach. Lo que hice como pelotero quedó atrás.”
Desde el primer día, el trato ha sido cálido. “Me siento demasiado bien. Esta es una gran organización, siempre la respeté. Ahora estoy aquí para dar el 100% y ayudar a que el bullpen sea una fortaleza.”
Y ya hay nombres que lo han impresionado. “Felipe Rivero llega a las 6:00 a.m. y a las 8:00 ya terminó su rutina. Su recta está en 99-100 mph. Pero también (Enderson) Franco, (Anthony) Vizcaya, Wilking (Rodríguez)… todos tienen una ética de trabajo admirable. Me lo hacen fácil.”

Miguel Socolovich se apoya en su experiencia como lanzador y en varios mentores, para seguir creciendo como coach
Socolovich sabe que el respeto que le tienen sus pupilos viene de su trayectoria, pero también de su empatía. “Yo estuve aquí. Sé cómo tratarlos, cómo llegarles. Y eso hace que todo funcione mejor.”
Con la mirada puesta en el campeonato, Miguel Socolovich inicia su nueva travesía con Magallanes. Ya no lanza, pero sigue siendo parte del juego. Y su impacto, ahora desde el bullpen, promete ser tan profundo como lo fue desde el montículo.
EL DATO
Miguel Socolovich firmó con los Medias Rojas de Boston como agente libre amateur, el 10 de enero de 2004. Poco más de cuatro años más tarde, el 28 de enero de 2008, fue enviado en un cambio, junto con Willy Mota, a los Medias Blancas de Chicago por David Aardsma. Debutó en las Grandes Ligas en 2012, con los Orioles de Baltumore, organización a la que había llegado como agente libre. Desde entonces participó en partes de cinco temporadas en las Mayores, dejando balance de 5-3, un salvado, 4.62 de efectividad y 1.22 de WHIP en 87.2 innings repartidos en 74 relevos, vistiendo los uniformes de Baltimore, Cachorros de Chicago, Cardenales de San Luis y Bravos de Atlanta, entre 2012 y 2018.