Créditos Imagen:
Yelimar Requena | Prensa LVBP
Caracas.- Entre broma y broma la verdad se asoma. De joven la escuela no era su fuerte y uno que otro año sus notas fueron un dolor de cabeza. Muchos rieron al decir que su talento nada tenía que ver con libros y el tiempo se encargó de darles la razón, pero no de la forma que esperaban. Ciertamente, no resulto un gran estudiante, ni un lector empedernido, pero su vida y sus hazañas son dignas de plasmarse en cualquier libro.
Y ¿quién no va a querer leer la historia del “Hacha” José Castillo?
Por lo general, en los buenos relatos hay una madre con un presentimiento que se convierte en realidad. Este no es la excepción. La señora Caridad Rondón sabía que, de sus cuatro hijos varones, José tenía grandes cualidades pese a no ser el mejor de la clase. Y fue ahí, cuando los pequeños campos de Mamporal, en el estado Barinas, vieron formarse a quién ha resultado uno de los mejores bateadores en la historia reciente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.
Y aunque sea difícil de creer, al tratarse del hombre que persigue ser apenas el octavo jugador en los anales de la pelota local con mil o más incogibles, los comienzos no fueron fáciles. Las conexiones no salían y a causa de ello lo mandaron al jardín derecho, donde dicen que comienzan los que no son tan buenos. José lo sabía, pero fue más inteligente que eso, se ocupó de su defensa y fue paciente con su bate. En un abrir y cerrar de ojos tenía un guante que valía oro y un bate aún más valioso.
“Yo empecé a practicar a los seis años y era malo. Jugaba casi que solo los domingos y en el noveno inning (risas) pero con el apoyo de mis padres fui persistente, y aquí estoy cerca de los mil hits, y voy a llegar. Estoy seguro, me voy a meter en ese selecto grupo”.
Desde sus comienzos con los Leones del Caracas en la temporada 1999-2000 ha sido un temido bateador, en sus 11 campañas con los capitalinos fue baluarte de la novena y se hizo famoso con cada turno al bate su popular apodo de El Hacha. La salida de ese equipo fue un episodio que sorprendió a todos los amantes del beisbol, pero aquello lejos de desanimarlo pareció fortalecerlo. Bravos, Caribes y Tiburones pueden dar fe de eso.
“Salir de los Leones, después de haberles entregado tanto. Fue algo que me movió el piso, pero tenía dos opciones sentarme a lamentarme o salir y darle a la pelota hasta el cansancio. Hice lo segundo y ahí están los números”.
Hasta hoy, 18 años después de su debut, El Hacha cuenta 970 hits, 520 impulsadas, dos anillos de campeón y un título de bateo en la LVBP, además de una productiva pasantía de un lustro por las Mayores, que le dan a su biografía aires de leyenda. Seis de los siete jugadores con mil incogibles están exaltados en el Salón de la Fama.
Al dar un vistazo hacia atrás, Dios y su familia han sido sus grandes cómplices. Un matrimonio de 18 años con Dubraska Salas y dos hijos de 14 y tres años, son sus mejores trofeos.
“Mi familia lo es todo. Es difícil ser pelotero, es difícil estar lejos de casa, sabiendo que hay tanta maldad en la calle, pero cuando tienes una compañera de vida como mi esposa todo es mucho más sencillo”.
José Castillo tiene una exitosa carrera que le llevará al Salón de la Fama
- ¿Qué hace cuando no está jugando béisbol?
Dormir. Cuando hay beisbol tienes un solo día para alejarte del terreno y puedo jurar que ese día tiene menos horas que el resto. Por lo tanto hay que aprovecharlo bien y descansar. Dejando de pensar en el juego es la mejor manera de hacerlo.
- ¿Quién fue el héroe de su niñez?
Oswaldo Guillén, su manera de enfrentar el juego siempre me gustó y ahora tengo el honor de decir que es mi manager, ¿Qué vueltas da el béisbol no? (risas).
- ¿Qué personas han sido las más influyentes en su vida?
Mi madre y mi esposa. Esas mujeres son las que me mantienen derechito.
- ¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?
Sigue luchando. Siempre, sigue luchando.
- ¿Por cuál jugador, del pasado o del presente, pagaría una entrada para verlo jugar?
Omar Vizquel, el próximo venezolano en el Hall de la Fama. Es lo menos que merece su coraje y compromiso con el béisbol, si lo sabré yo que jugué con él. Pagó 100 a èl.
- ¿Cuál ha sido el mejor momento de su vida?
El nacimiento de mis hijos Lewis y Siwel.
- ¿Quién es el pelotero del que más ha aprendido?
Álvaro Espinoza me enseñó todo lo que sé.
- ¿Cuál es el principal atributo que debe tener un jugador de beisbol?
Disciplina y constancia. Cuando estás en el plato y las cosas no salen como esperas no te puedes conformar, debes insistir en ser el mejor. Siempre, sigue luchando.
- Si pudiera cambiar algo del beisbol, ¿Qué sería?
A los árbitros que tienen la zona de strike más grande que el estadio.
- ¿Quién es el pelotero (pitcher) más difícil al que ha enfrentado?
Randy Johnson. Creo que con ese nombre no tengo que explicar por qué (risas).
- ¿Cuál ha sido el momento más embarazoso de su carrera?
En Grandes Ligas. Una vez que llegue de último al estadio y cuando quise entrar disimuladamente pues todos estaban ahí pendientes.
- ¿Cuál es la clave del éxito?
Consistencia. Trabaja para ser consistente y serás un bateador de época en lugar de un bateador por temporada.
- ¿De quién está orgulloso?
De mis padres.
- ¿Cuál es la cualidad que más admira en una persona?
La humildad.
- Cuando da la espalda, ¿Qué dicen de usted?
No me importa, la gente siempre va a hablar, si te detienes a prestarle atención algo anda mal contigo.
José Castillo lo entrega todo cuando está uniformado e un terreno de juego
- De no ser pelotero, ¿A qué se dedicaría?
Probablemente a policía y ya habría unos cuantos mala conducta con las esposas puestas.
- ¿Cuál es su estadio favorito?
El de la UCV.
- ¿Alguna ciudad que prefiera cuando está de gira?
Barquisimeto. Me gusta el clima.
- ¿Tiene algún un sueño por conquistar aún?
He logrado todo lo que me he propuesto y más.
- ¿Ha pensado en su vida cuando decida retirarse?
Me voy a mantener cerca del beisbol, pero de una forma que me permita estar más cerca de mi familia. En Venezuela hay mucho talento joven y pelota para rato.