Créditos Imagen: Wladimir Balentien | Foto: AVS Photo Report
José Luis López | Prensa LVBP
La Guaira.- "Jugar en la LVBP fue muy importante para mi desarrollo. Pude potenciar mi talento y gané experiencia, algo que fue muy valioso para mi".
La frase corresponde a Wladimir Balentien, inicialista y jardinero de la representación de Curazao, que concursa en la LXV Serie del Caribe Gran Caracas 2023.
"El beisbol es el mismo. Pero en los años que me tocó jugar con Cardenales de Lara y Navegantes del Magallanes, las condiciones eran distintas. Los equipos de la LVBP dependían mucho de la importación. Hoy en día ha emergido una interesante camada de jóvenes talentos que lepenen sabor a la liga. Tanto, que los importados ya no tienen tanto peso como ocurría antes", filosofó el jugador curazoleño, quien ya cuenta con 39 años y que se desempeñó en nuestra pelota entre 2006 y 2010.
Luego de debutar en Grandes Ligas con Marineros de Seattle, Japón reclamaría sus servicios y se fue al lejano Oriente por once años. En 2013 sacudió 60 jonrones con Yakult, para romper el récord en la NPB, que compartían Alex Cabrera, Tuffy Rhodes y la leyenda Sadaharu Oh, con 55. En 2022 actuó en la Liga Mexicana de Beisbol, con Saltillo, y durante el invierno boreal con Gigantes.
"A mi edad ya no se puede pensar en el beisbol del Caribe, aunque ahora mismo participe en un clásico de la región. Más bien, la mente comienza a evaluar el inevitable paso hacia el retiro", explicó el experimentado pelotero, quien sentado en el dugout de la tercera base, miraba con cierta nostalgia hacia el terreno de juego del Estadio Jorge Luis García Carneiro, mientras el sol del mediodía desplazaba al de la mañana.
"Ahora mismo soy agente libre. Pero no tomo esta Serie del Caribe como una vitrina para exhibirme. Mi próxima meta es jugar el Clásico Mundial y este evento es un buen examen de preparación. Tan pronto regrese a Curazao, descansaré durante una semana y luego me trasladaré a Arizona, donde entrenaré con la Selección de Países Bajos. Será muy interesante regresar después de más de diez años a un campo de entrenamiento en Arizona", confesó el jugador, quien aún guardaría una frase para sellar el fin de esta agradable conversación: "Pasar por el beisbol ha sido una bendición de Dios".