Wilson Ramos sobre su final de despedida: “Ojalá mi último turno sea histórico”

Wilson Ramos | Fotos: Alejandro van Schermbeek
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Barquisimeto.- Fue durante la temporada pasada cuando Wilson Ramos avistó en el horizonte de Margarita la final que será su última y también su primera en 13 años. A los 37 almanaques, el receptor de Bravos la vive con fruición de principiante, aunque con la sabiduría dada por años, venturas y pesares dentro del beisbol. Retirarse como coautor del primer campeonato de la franquicia viajera de la pelota venezolana sería como un libreto escrito para él con el dedo de Dios.    

“Yo esto lo vi venir el año pasado por lo que viví con los muchachos”, comparte el ex grandeliga frente al dugout derecho del Estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto. “Sentí que debimos llegar más lejos, pero nos faltó algo de experiencia y agresividad a la hora de jugar el Round Robin. No obstante, sentí fe, y sigo teniéndola, en que podíamos lograr algo histórico aquí en Bravos de Margarita. Es muy bonito lo que estamos viviendo en el equipo y también a título personal. Antes de la temporada le dije a mi esposa: ‘voy a ir a Venezuela a retirarme como campeón’. Seguiré esforzándome al máximo para conseguir esa meta”. 

Peloteros de otros elencos reverencian a Ramos y le atribuyen propiedades curativas detrás del plato. “Muchos dicen que Cardenales de Lara ganará fácil la final, sin darse cuenta de que Bravos tiene a Wilson Ramos”, mencionó un jugador con pasado de Grandes Ligas. “Ese tipo es un duro dirigiendo a los pitchers. Los va llevando y hasta se les impone hasta que tiran lo que él está pidiendo. Cuando solicita un envío afuera se pone casi al exterior de la caja para que el lanzador tenga que ir allá”.

“Es verdad”, intervino en la conversación un grandeliga en ejercicio, toletero derecho, para más señas. “Recuerdo un juego en el cual vine a batear y él estaba quechando. En una de esas miro hacia atrás y no veo a nadie. El hombre estaba por allá lejos, del otro lado, como si estuviera bateando un zurdo. Es un caballo”.

EN CONTROL DEL JUEGO

Ramos concede parcialmente la razón. “Todos saben la seriedad con la cual me tomo mi trabajo”, dice el ganador del Bate de Plata en MLB y convocado a dos Juegos de Estrellas de la Gran Carpa. “Cuando pido un pitcheo es por una razón, no es a lo loco. Trato siempre de ser inteligente, pero no obligo a los lanzadores a tirar lo que yo quiera, sino que procuro estemos en la misma página. Si ellos ejecutan bien los picheos tendremos muchas posibilidades de éxito porque, más importante que el tipo de envío que hacen, la clave está en la localización. Si mis lanzadores no quieren ese pitcheo lo respeto y sólo les pido que lo ubiquen bien. No digo que todos los juegos los hemos ganado con los pitcheos que yo les he pedido. Algunas veces me los han chequeado. Para mí no hay pitcheo mal llamado, sino mal ejecutado”.

Wilson Ramos se marcha con una sonrisa dibujada en el rostro, tras una carrera brillante

Obligados o no, los monticulistas de Bravos, en especial los abridores, fueron los mejores del Round Robin. Por eso Margarita está en la final. “Lo bueno de nuestros abridores es que han sabido encimársele a los bateadores”, explica. “Eso es indispensable. Un pitcher que abre con bola tendrá malos resultados. Es distinto cuando te pones arriba en la cuenta y lo obligas a hacer swing, pues batear es lo más difícil del beisbol”. 

Su decisión de retirarse es irreversible. El último turno que tome en esta final contra Lara lo despojará de los aperos. Wilson Ramos, con sus dotes de clarividencia, lo imagina como algo trascendental. “Habrá muchos sentimientos involucrados”, admite. “No es fácil tomar esta decisión y espero sea algo histórico para llevarme ese recuerdo a casa”.   

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