Caracas.- Degradado al banco pese a las 41 carreras que había remolcado hacía nada, Wilson García sobraba en La Guaira y faltaba en Margarita, donde opera una planta recicladora para transformar peloteros desperdiciados en energía propulsora.
Bravos se ufana de su olfato para redituar con lo que otros desdeñan y lo de García huele a manjar de dioses. Con su trío de cuadrangulares el viernes contra Cardenales de Lara en Barquisimeto, el voluminoso paleador ambidiestro nacido hace 31 años pasó a coliderar a los jonroneros del torneo 2025-2026 en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional al detonar siete dinamitazos mientras se sitúa tercero en impulsadas (20), bases alcanzadas (54), slugging (.616) y décimo en OPS (.961). Con él van 22 hombres capaces de hacer orbitar tres pelotas durante un juego de la LVBP. Una campaña atrás se apuntó solo dos bambinazos y empujó a 25 compañeros guairistas, con .677 de OPS en 182 turnos, apenas 24 de los cuales los tomó en diciembre, cuando las papas queman. De actor de relleno a galán de la trama.
SIN RENCOR
“No me dolió salir de La Guaira porque al final del año pasado ya no jugaba, sabía que no me estaban tomando en cuenta”, reconoce el aporreador caraqueño. “El pelotero tiene su orgullo y debes pasar la página, entender que otro camino te espera”.
Wilson García hace exactamente lo que intuía la gerencia de Margarita cuando cedió a La Guaira un jardinero ascendido a Grandes Ligas como Jorge Barrosa con tal de añadir a su plantel al golpeador a ambas manos, pese a su confinamiento a la cueva en Tiburones.

Wilson García suma 30 cuadrangulares en la LVBP durante el último lustro
“Era un caso relativamente fácil de detectar”, afirma el gerente deportivo de los insulares, José Manuel Fernández, avezado reclutador de peloteros menospreciados por otros clubes para regocijo neoespartano, como el utility Rayder Ascanio, el relevista Dédgar Jiménez, el taponero Julio Vivas y el patrullero Anthony Jiménez. “Alguien como Wilson necesita repeticiones y regularidad para explotar su producción. Se ha mostrado capaz de batear en cualquier instancia de esta liga, incluyendo finales. Y Bravos, donde buscábamos esa profundidad en nuestros jugadores de posición, era el lugar ideal para que Wilson mostrara sus capacidades. Entiendo por qué en Tiburones no tenía tantas repeticiones, y es por la profundidad que hay allá. Es ese tipo de casos en los cuales debemos enfocarnos como gerencia”.
Wilson García se tomó a pecho la responsabilidad de ponerse a la altura de las expectativas. “Ayudar a Margarita pasó a ser una de mis grandes motivaciones, me sirvió de impulso para trabajar en la temporada muerta”, menciona. “Me esmeré en tomar mejores decisiones a la hora de hacer swing y en levantar pesas. La agresividad es lo que me caracteriza como bateador y por eso le tiro a pitcheos malos, pero me enfoqué más en llegar a las bases con buenos contactos para traer carreras en momentos clave. Si salen los batazos grandes, bienvenidos sean”.
A La Guaira le ha mandado un par de recados. Lleva de 14-5 contra sus antiguos camaradas, con dúo de tubeyes y dos vuelacercas, uno de los cuales picó en las últimas gradas del parque Universitario antes de escapar a la calle. “Todos los días me levanto a hacer las cosas bien. No es nada contra nadie. Es aprovechar los errores del pitcher”, musita Wilson García.

Wilson García aporta poder a ambos lados del plato y ha respondido a la confianza de Margarita
Según el ejecutivo de los orientales José Manuel Fernández, pocos toleteros de la liga castigan tan implacablemente un desliz del monticulista enemigo como el bateador designado de Bravos. “Siempre está en modo asesino y conoce bien a qué va dentro de un lineup”, asevera. Y sí, mata, como cuando ajustició a los Navegantes del Magallanes con un arcabuzazo fuera del campo que los dejó exánimes en el terreno de Guatamare. O cuando sembró de jonrones el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto, suelo árido para sluggers. A la zurda, a la derecha, halando y a banda opuesta. Tres cargas explosivas entre el segundo y el quinto inning para abatir a Cardenales.
EL JONRONERO A JURO
Sin habérselo propuesto nunca, Wilson García y cuadrangular han establecido sinonimia. Él se considera jonronero contra su voluntad: “En clase A media di un solo jonrón (fueron tres en 421 veces). Vino un Spring Training y un coach, Rob Ducey (destacado importado de Cardenales de Lara a finales de los ochenta) me dice: ‘Ya no vas a ser más catcher porque vas a primera. Tienes dos opciones: o comienzas a dar jonrones o, lamentablemente, se te va a acabar el beisbol’”, contó García hace tiempo sobre sus inicios con los Filis de Filadelfia. “Le respondí: enséñame a ser un bateador de average que dé jonrones. No quiero ser otro pelotero de cuadrangulares o ponches. Me explicó que ya tenía contacto y, a partir de ahí, cambiaría mi forma de hacer el swing. Me mostró videos de Ken Griffey Jr. y Barry Bonds y aprendí a usar más las piernas, a no acostarme con mi cuerpo, a tener buen balance y caer siempre firme mientras buscaba un buen pitcheo. Al tiempo, fortalecía mi cuerpo con las pesas. Así comenzó el pelotero que soy hoy”.
“Yo no me paro a sacarla”, ataja el Wilson García de la actualidad. “Me enfoco en darle a la pelota hacia los callejones. No te miento que me gustan los cuadrangulares, pero que salgan solos, sin yo proponérmelo”.

Wilson García, un hombre de contacto, trabajó para aprovechar su fuerza
Justo así lo proyectaba Jesús “Chalao” Méndez, expelotero y connotado scout de los Filis de Filadelfia, quien tampoco lo etiquetó como demoledor de bardas cuando se involucró en la firma de Wilson García hace quince años. “Lo veía más como un bateador de pasillos que daría muchos dobles con sus conexiones entre dos y que, eventualmente, sacaría bolas ocasionalmente”, retrocede Chalao el caset. “Pero luego, a medida que fue creciendo, desarrolló más fuerza. Entre todos los que tuvimos que ver con su firma, al que más me gustaba Wilson era a mí por su bate. Lástima que nunca tuviese posición fija ni desarrolló brazo al convertirlo en receptor. Aún así, su ofensiva lo sostuvo bastante rato en las menores y todavía lo mantiene jugando”.
LO QUE PASA EN MARGARITA…
Wilson García lastima la esférica en Margarita, donde los maderazos largos suelen quedarse cortos. “Con su fuerza no hay estadio que le quede grande”, juzga el directivo de Bravos, José Manuel Fernández. En el estadio Nueva Esparta del sector Guatamare ostenta .500 de slugging, pese a que le cuesta ver la bola. “A veces se me pierde mientras bateo y me cuesta reconocer los pitcheos, no sé si por las palmeras del centerfield”, aporta García. “Pero es algo que les pasa a todos. Muchos dicen que batear en Margarita es difícil por la brisa y el tamaño del estadio y de todos modos me he sentido bien, siempre enfocado en poner la bola en juego”.
El mánager de Margarita, Henry Blanco, era el indicado para extraer lo mejor de Wilson García. Ya lo conocía desde la refriega 2022-2023, cuando al mando de los Tiburones, y en el fragor de la final contra los Leones del Caracas, lo vio venir desde la reserva como reemplazo de Ronald Acuña Jr. y botársela al grandeliga Carlos Hernández cuando el Rey Sol de los escualos declinó seguir jugando por un incidente que afectó a su familia en las tribunas de la UCV. “Para mí lo de Wilson no ha sido sorpresivo porque lo conocí hace tres años en La Guaira”, enfatiza el piloto de los subcampeones del torneo anterior en la LVBP. “Tuvo una temporada mala (la 2024-2025), nada más. Llegó con una mentalidad diferente, enfocado en ayudar a Bravos de Margarita a llegar lo más lejos posible. Le he dado su chance y lo ha aprovechado. Le presté poca atención a que lo hubieran banqueado. Me centré en lo que vi cuando lo dirigí. Es un bateador respetable y esperamos lo siga demostrando”.

Wilson García ha tenido la capacidad para responder en el momento indicado
OFRENDA A LA VALLITA
De los ocho contendores en la LVBP, Bravos es el único sin trofeos para exhibir. Wilson García llegó dispuesto a poner de su parte en el propósito de ofrendarle una copa a la Virgen del Valle. “Es un reto grande”, dice el firmante de tres jonrones en Barquisimeto el 14 de noviembre de 2025. “Me gusta lo que vivimos en el clubhouse, con un ambiente increíble. Vine aquí a ganar un campeonato, sea bateando o dando consejos a los compañeros sobre cómo enfrentar a determinado lanzador”.
¿Es acaso Wilson García candidato a Regreso del Año? Tal vez no, pues ido no estaba. Terminó la 24-25 con .280 de promedio en 182 turnos. Lo relevante es que García, quien cayó en el ostracismo, avanza hacia su mejor vendimia en la LVBP. El jonronero a juro se rinde ante el poder y podría finalizar la ronda eliminatoria con un tope personal de cuadrangulares. El bateador de callejones que avistaba Chalao Méndez se va para la calle principal.



