Caracas.- Aunque su nombre permanecerá indisolublemente asociado a un cuadrangular inolvidable en el beisbol profesional venezolano, Harold Castro jamás se había codeado con las altas esferas del poder hasta el torneo 2024-2025, cuando ha experimentado una asombrosa transformación en insospechado slugger.
En un jardín xerófilo para los jonroneros como el Luis Aparicio El Grande de Maracaibo, el utility caraquista sembró el sábado 14 de diciembre su décimo tercer cuadrangular de la temporada y tres días después añadió el décimo cuarto, sólo por detrás de incuestionables aporreadores como Renato Núñez y Moisés Gómez.
Hasta la campaña pasada de la LVBP, el toletero zurdo de 31 años de edad había descargado nueve vuelacercas en 812 turnos. Durante la lidia 2024-2025 acumulaba 14 en 179 hasta el viernes 20 de diciembre. Es un nuevo tomo de su enciclopedia como pelotero.
Castro ni era jonronero, ni lucía como uno. Y tampoco pretende serlo. “No pienso en dar jonrones”, ha dicho uno de los aspirantes a Jugador Más Valioso del campeonato. “Simplemente trato de hacer lo que trabajo con (el coach de bateo de los Leones) Eliézer Alfonzo, que es pegarle adelante a la bola, atacarla. Me siento bastante cómodo en el home y estoy contento de lo que está pasando”.
¿En qué consiste pegarle adelante a la bola? La respuesta la da Alfonzo, consejero principal del Castro bateador. “Le sugerí que se enfocara en darle a la bola más hacia el frente porque antes dejaba que la bola llegara a su cuerpo y no extendía”, explica el jonronero más prolífico en el archivo general de la LVBP. “Con él se ha trabajado la posición de las piernas y le levanté las manos un poco”.
Alfonzo ya tiene experiencia creando jonroneros de la nada. “El caso que más recuerdo es el de Luis Sardiñas el año pasado con Caribes de Anzoátegui”, reseña el “Matatán”, quien fue el instructor de toleteros de la Tribu durante el torneo pasado. “Dio siete jonrones y su tope era cuatro. En cuanto a Harold, si sigue trabajando creo que puede volverse un slugger a tiempo completo”.
Harold Castro hizo ajustes en el swing, bajo la égida de Eliézer Alfonzo, y se transformó como bateador
UN ASUNTO DE PULGADAS
Hensley Meulens es testigo de la transformación de Castro. El coach de banco de los Leones del Caracas es monitor de toleteros de los Rockies de Colorado y tuvo a Castro a su cargo en 2023. Según su apreciación, Castro, cuando tiene el bate a tiempo, puede llevar la bola lejos, como lo hizo la noche del 30 de enero de 2023 en el sexto de la final para dejar en el terreno a los Tiburones de La Guaira con un leñazo que bamboleó al parque Universitario y entronizó al Caracas como campeón de Venezuela.
“Él comenzó la temporada lento y estuvo en la banca un par de días”, recapitula Meulens la campaña del Tren del 23. “Llegó aquí frío porque la temporada mexicana había terminado bastante tiempo antes y no estaba suficientemente preparado. Para mí era cuestión de timing. Yo lo tuve el año pasado completo en Colorado y bateó muy bien, sobre todo con gente en base. Cuando está a tiempo produce fuerza. Cuando no está a tiempo hace contacto para dar sencillos o para batallar el turno. Cuando está a tiempo puede hacer swings más agresivos y generar contactos más contundentes. Eso es lo que ha pasado con Harold”.
Con frecuencia se escuchaba a fanáticos del Caracas exasperados por los swings hacia arriba de Harold Castro, quien pesa menos de 90 kilos y mide 1.78 de estatura. Meulens les hace ver que se equivocan. “El swing debe ir siempre arriba, nunca hacia abajo”, aclara. “El swing hacia abajo termina en rolling y no es lo que se quiere de un bateador. La idea es llevar la bola hacia el aire, porque así hay más posibilidades de hit. Si das líneas los promedios están sobre .600 y si das flys sobre .300. En cambio, con rolling están bajo .200”.
Harold Castro ha disparado la friolera de 14 jonrones, la tercera cifra más alta de la temporada
Para Meulens, la fórmula exacta para el éxito es darle a la bola hacia arriba y, como dice Alfonzo, pegarle adelante. “En términos de bateo, uno suele escuchar la recomendación de dejar que la bola llegue”, menciona Meulens. “Darle a la bola adelante es pegarle al frente del home. A veces, los bateadores dejan que pase ese punto y ahí ya es difícil darle duro a la bola; y si lo haces saldrá para el otro lado y por el piso. El swing debe hacerse unas pulgadas más adelante del límite superior del home. Si el pitcheo es pegado, debes buscar el contacto seis pulgadas delante del plato. Si el lanzamiento viene por el medio, el swing debe hacerse tres o cuatro pulgadas delante del home. Si es afuera, como dos pulgadas”.
UN ARTE
El bateo, más que ciencia, es arte. Y el arte admite divergencias y vías alternas para llegar al mismo punto. El pico jonronero del jardinero de las Águilas del Zulia, Simón Muzziotti fueron los siete alabardazos en 473 turnos con la filial Triple A de los Filis de Filadelfia el año anterior. Ahora es el líder en conexiones de vuelta entera de los rapaces, con ocho en 151 veces. Muzziotti aplicó una fórmula totalmente opuesta a la de Castro y le funcionó. “Yo más bien estoy dejando que la bola llegue más hacia mí y le estoy pegando con más contundencia”, menciona el patrullero de los alados. Dos recetas, mismo resultado: pelotas a la calle.
“Eso que está haciendo Castro lo hace recomendable para volver a una organización de Grandes Ligas”, apunta el mánager de los Leones y coach de los Reales de Kansas City, José Alguacil. “Antes era considerado bateador de sencillos y no es eso lo que buscan los equipo. Ahora, con esto que hemos visto, se vuelve más atractivo”. A todo vapor, el Tren recorre los rieles hacia mejor destino.