Créditos Imagen: Oswaldo Guillén | Fotos: Alejandro van Schermbeek/Edgar Basalo Mussa
José Ángel Rodríguez Suárez | Prensa LVBP
Barquisimeto.- Oswaldo Guillén fuma un puro sentado en el dugout visitante del Estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto, horas antes del quinto juego de la Gran Final. No lleva el uniforme de La Guaira. Así lo acostumbró durante las prácticas previas a los tres compromisos en el feudo larense.
A la derecha del mánager está su hijo mayor, Ozzie Jr., con quien conversa sobre beisbol. Alrededor del clubhouse también se encuentra su vástago Ozney, además de su nieto, “El Oso”, quien daba algunos saltos muy similares a los que dio el sentir guarista poco más de tres horas después.
Guillén y su familia son campeones de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. No se puede separar al estratega de sus seres queridos. Es necesario entenderlo como un ente. Desde hace más de cuatro décadas, cuando conoció a Ibis, su señora esposa, el mirandino dejó de ser una isla para convertirse en un archipiélago en el que Tiburones encontró su camino de regreso al título.
“Yo no sería lo que soy sin Ibis”, reconoció a Efraín Zavarce para IVC Networks tras consumarse el glorioso triunfo, esperado durante casi 38 años por la afición de los escualos. “Ella ha estado conmigo desde que yo tenía 16 años de edad, en las altas y en las bajas. Eso ha sido muy importante para mí. Hay mucha gente que dice que detrás de un buen hombre hay una gran mujer, pero yo creo que es al lado. No sólo para mí, sino para nuestros hijos, y ahora con nuestro nieto”.
Guillén se convirtió en apenas el cuarto mandamás que queda campeón de Serie Mundial y de una liga del Caribe, uniéndose a Earl Weaver (Puerto Rico), Tom LaSorda (República Dominicana) y Terry Francona (República Dominicana), de acuerdo con el periodista e historiador Tony Flores. No obstante, la historia no se pudo haber escrito sin la autorización de su compañera de vida.
“Le di permiso porque era un reto para nosotros. Quedaban sólo 18 juegos de la ronda eliminatoria, y como familia, lo afrontamos porque pensábamos que se podía conseguir. Casi dos meses después, lo logramos”, mencionó Ibis. “Lo más difícil era que ya venían las navidades, el tema logístico. Pero le agradezco a la organización de Tiburones de La Guaira, que puso todo en nuestras manos para lograr esta meta”.
Desde que Guillén fue contratado para tomar el lugar de Edgardo Alfonzo, quien se desvinculó de la organización tras dejar récord negativo de 18-20, La Guaira jugó para arrollador registro de 28-11, el mejor del circuito a partir de aquel 7 diciembre cuando dirigió su primer compromiso. Para ponerlo en perspectiva, Cardenales, el equipo subcampeón, consiguió ocho triunfos menos en el lapso.
“Vine porque la llamada llegó especialmente de los peloteros. Este título representa más para mí que una Serie Mundial por esto que llevo en la camisa”, expresó Guillén, mientras se señalaba las imágenes de Pedro Padrón Panza, rodeado de Marco Antonio “Musiú” Lacalaverie, Carlos “Café” Martínez, Gustavo Polidor, Graciano Ravelo y Pompeyo Davalillo impresas en la franela que llevaba puesta. “Él (Padrón) lo es todo para mí, cuando más lo necesitábamos siempre estuvo para nosotros. Me dio la oportunidad de ser pelotero. Este campeonato va para todos esos jugadores que durante casi 40 años vinieron a este equipo y escucharon la palabra más fea en el deporte: eliminados”.
Oswaldo Guillén junto a sus seres queridos, poco después de la celebración del título
El regreso de Guillén se dio luego de una tumultuosa primera etapa al frente del cardumen, donde no logró trascender durante las tres zafras iniciales que dirigió al conjunto (entre la 2016-2017 y la 2018-2019), combinándose para balance de 82-105, el peor del circuito en el período. Los malos resultados crearon una rencilla con un sector de la afición, que en algún momento convirtió en imposible su retorno a la pelota rentada local de invierno.
“Sólo pocas personas saben el trabajo que tuvimos que hacer Greivis Vásquez (asesor de la Junta Directiva) y yo para que Paio regresara”, escribió Oney en la red social X. “Siempre serás el más grande de la historia de Venezuela, gracias por dejar que te convenciera a ti y a mi mamá. A los aficionados les digo, respeten y valoren la grandeza de mi papá”.
Desde las altas esferas de la organización litoralense, esperan que ese victorioso regreso sea sostenido en el tiempo.
“Oswaldo Guillén es el mejor”, simplificó a LVBP.com Alberto Díaz, gerente general de la divisa. “Nos ayudará a formar una dinastía”
Aunque Luis Sojo, el gerente deportivo, fue un poco más cauteloso.
“Yo no me adelanto a los acontecimientos. Lo que sí puedo decir es que hay una gran base criolla, y eso es importante. Nos da tranquilidad que los peloteros se quieran poner la camiseta de Tiburones de La Guaira, pero hay que seguirlo trabajando”, afirmó el petareño. “Este éxito fue el resultado de la gran dirección de Oswaldo, el cuerpo técnico, la directiva. Fue un trabajo en conjunto”.
Para Maikel García, quien es visto como una de las caras visibles del presente y futuro de la organización, hubo un giro de tuerca desde la llegada del mandamás, que cumplió 60 años de edad el 20 de enero.
“Ozzie llegó a este equipo y lo arregló”, se sinceró el grandeliga. “Jugamos de la mejor manera desde que llegó, y lo demostramos hoy (el domingo). Pudimos evolucionar con respecto a la temporada pasada, y eso fue, en gran medida, por su liderazgo”.
Leonardo Reginatto, a su vez, el importado más consistente a lo largo de la contienda, no sólo para los litoralenses, sino en toda la LVBP, reconoció la importancia del capataz.
“Él cambió muchas cosas por su manera de darle confianza a cada uno de los peloteros”, indicó el brasileño. “El equipo pudo hacer los ajustes que necesitábamos desde que asumió el cargo para lograr el campeonato”.
Oswaldo Guillén disfruta de sus puros antes de cada juego. Eso no cambió en la final
Mientras que, Miguel Rojas, el líder natural que debió ausentarse de la Gran Final, no dejó por fuera a Guillén al momento de desgranar las razones para que esta versión de La Guaira pudiera obtener la tan esquiva novena corona.
“Lo diferente este año fue el sacrificio que se hizo desde la directiva. Cada uno de los muchachos que se presentaron mostraron un compromiso tremendo, incluido Ronald Acuña Jr., quien tras ser MVP de las Grandes Ligas vino. También hay que reconocer a Maikel García y a Yasiel Puig, quienes sacrificaron muchas cosas para estar acá”, comentó a Carlos Valmore Rodríguez para IVC Networks. “Nunca olviden a Ozzie Guillén, quien llegó a mitad de temporada dejando atrás compromisos familiares y todo lo que estaba haciendo para venir y ayudarnos a ser campeones”.
EL DATO
La franela que lucía Oswaldo Guillén durante la celebración del campeonato, dejaba ver además de los rostros de las leyendas guaristas, el mensaje “88+37= Ozzie”, en alusión a las rachas de años sin título que dio por terminadas como mánager de los Medias de Blancas de Chicago y los Tiburones de La Guaira, respectivamente. Guillén ha formado parte de las últimas cuatro coronaciones de la organización litoralense: 1982-1983, 1984-1985 y 1985-1986 como pelotero activo, y en esta, como piloto.