Las apariencias siempre engañan con Alexi Amarista

Alexi Amarista
Alexi Amarista | Fotos: Alejandro van Schermbeek
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Caracas.- Con Alexi Amarista, nada es como parece. 

Por su menuda complexión, casi ningún cazatalento le veía porte de pelotero profesional. Lleva veinte temporadas al campo, siete de ellas en las Grandes Ligas.

Algunos lo creían acabado una década atrás, cuando lo mejor estaba por llegar.  

Juega como si tuviera 26 años de edad, y ya cumplió 36.

Algunos atribuyen su excepcional estado de conservación a una vida ascética que nada se parece a la suya.

Alexi Amarista es la comprobación de cuán engañosas son las apariencias, con una salvedad: luce como aspirante a mil hits dentro del beisbol profesional venezolano y es muy factible que los alcance. “Esa es mi meta”, dispara sin disimulo.

Sorprende el grado de preservación del intermedista anzoatiguense, a quien los scouts mandaron a jugar softbol en Barcelona al verlo audicionar con su metro 68 de altura. Añoso como ya es, le llega a rollings inalcanzables para camareros jóvenes. “Y eso que la defensa casi ni la practico”, aclara con sonrisa plena. A la ofensiva, ni hablar. En su segunda contienda con Bravos de Margarita colidera a los hiteadores del torneo 2025-2026 con 68 cohetes, encabeza la columna de tubeyes (17), escolta en bases alcanzadas (99) a Balbino Fuenmayor -quien le lleva dos cabezas y como cuarenta kilos- se posiciona séptimo en el ranking de artilleros con mejor promedio (.345) y décimo en slugging (.503).

Es un caso postulable para el premio al Jugador Más Valioso y sin duda revelador, dado su rango etario. Ni en sus mocedades tuvo una cosecha así de fecunda, así de integral.

Alexi Amarista se ha erigido en una de las grandes figuras de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional

“Amarista es mejor pelotero ahorita que cuando jugábamos juntos en Caribes de Anzoátegui”, garantiza Oscar Salazar, compañero del infielder oriental entre los torneos 2013-2014 y 2015-2016 y ahora su coach en Margarita. “Este Amarista es más maduro, sabe lo que quiere cuando va a batear, conoce más la liga y a los pitchers”.

Henry Blanco, su mánager, se queda abismado al admirarlo sobre el terreno. “Verlo jugar todos los días, apreciar de primera mano cómo se mantiene, es impresionante”, concede el piloto de los insulares. “A los 36 años hace cosas que muchos no consiguen. Para mí es un orgullo dirigirlo. Su rutina de trabajo lo hará jugar cuatro o cinco años más en esta liga”.

NADA DE DIETAS Y POCO GIMNASIO

Alexi Amarista se carcajea al escuchar que la gente alrededor suyo lo cree un nerd de gimnasio y un faquir en la mesa. “¿Dieta? ¡No, vale, si yo después de los juegos me como una hamburguesa en la calle!”, manifiesta animadamente. “No tengo un régimen estricto de alimentación. Creo que la genética me favorece. Lo que sí procuro hacer es descansar adecuadamente”. 

Tampoco suda a litros haciendo ejercicios. “Ni cuando estaba en Grandes Ligas tenía un trainer personal”, enfatiza. “Siempre me entreno por mi cuenta en la academia que tengo en Barcelona. No soy de ir mucho a gimnasio. Me mantengo trabajando con mis liguitas para fortalecer los hombros porque el brazo se cansa ¡Ya el ñoquito mío no está bueno! Como soy zurdo, termino mi swing con el mismo brazo de lanzar y eso desgasta”.

Alexi Amarista sigue siendo un solvente defensor de la segunda base

EL BATECITO MÁGICO

Sin levantar fierros repetidamente, ni correr como Rocky Balboa, Alexi Amarista es uno de los mejores bateadores en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Su promedio vitalicio de .308 es el tercero entre los más altos para aquellos con al menos dos mil turnos, según el motor de búsqueda del portal Pelota Binaria, solo detrás de Víctor Davalillo (.325) y Luis Sojo (.320). Ambos reposan en el Salón de la Fama del Beisbol Venezolano.

Amarista es el activo con más incogibles (823), anotadas (411), biangulares (167) e impulsadas (368). Aparte, es colíder en triples (30) y quinto en jonrones (52).  A juicio de Yunir García, instructor de bateo en Bravos, el toque distintivo de Amarista es “esa coordinación que tiene en las manos para llegarle a pitcheos altos y bajos con la parte gruesa del bate. Eso lo hace especial”.

Amarista prioriza otro elemento.  “Se trata de concentración”, explica el exbigleaguer su recorrido triunfal por la LVBP. “En la práctica procuro hacer buenos swings. Cuando empieza el juego salgo a buscar un pitcheo, así sea malo, porque le tiro a muchos lanzamientos fuera de la zona, pero siempre buscando darle bien a la pelota. En dos strikes trato de usar más la banda contraria y eso me ha ayudado mucho”.

Alexi Amarista hace lo necesario en las prácticas para mantener su consistencia en el juego

Ese plan de acción funciona porque le preceden cortas, aunque eficientes sesiones de bateo que le brindan viabilidad. “Es a eso a lo que más tiempo le dedico”, asevera Alexi Amarista. “No paso muchas horas diarias perfeccionando mi técnica, pero el rato que paso en eso lo exprimo”.  

Hay un adminículo de madera infaltable en su rutina: un bate pequeño con el cual se entrena desde las Ligas Menores.  “Le doy a la bola hacia el medio, la halo, la llevo hacia el otro lado y siempre con mi batecito”, relata Amarista.  “A veces lo uso con una mano, con la otra mano, con las dos manos. Ese batecito me ayuda a sacar las manos por dentro. Cuando paso al normal sigo ese mismo plan. Ese batecito lo cargo conmigo para arriba y para abajo desde siempre”.  

HIERRO ES LO QUE FLUYE POR SUS VENAS

A José Manuel Fernández, gerente deportivo de Bravos, lo sorprende la vitalidad de Alexi Amarista a sus 36 años de vida, aunque no tanto como su sentido de la oportunidad al hacer swing y su entereza al encarar las encrucijadas de los juegos. “Lo más notable es su producción en situaciones definitorias. Por eso está en un grupito selecto de peloteros capaces de resolver esos momentos cruciales”, advierte el ejecutivo.

Las estadísticas periféricas avalan la percepción de Fernández. Amarista conecta para .345 con camaradas en posición anotadora y .368 al encontrarlos allí con dos outs. Del octavo para arriba su average es .310. A ojos de Amarista, el secreto es prestar atención antes de caminar hacia el home.  

“Yo me apoyo mucho en lo que veo desde el círculo de espera”, revela. “Miro mucho al lanzador y en mi primer turno me fijo en qué es lo que trae, pues como te trabaje en ese primer turno lo hará en el siguiente. Hay veces cuando fallo, pero es buscando que use su mejor picheo para yo buscarlo luego. Por eso tengo buenos promedios”.

Alexi Amarista ha sabido evolucionar de manera favorable a lo largo de su exitosa carrera

¿Qué pasa cuando le toca retar a un escopetero que viene a relevar? La solución es la misma: observación, preparación previa. “A muchos de los relevistas los conoces o manejas información estadística sobre cómo trabajan”, confía Amarista. “Eso ayuda mucho a saber lo que trae el pitcher desde el bullpen. Por eso no me presiono. La presión es de quien está en el montículo”.

Esa imperturbabilidad de Alexi Amarista la necesitaba Margarita en su programación para alcanzar su primera final, etapa cuando los nervios clavan la daga. Por eso se lo pidieron a los Tigres de Aragua en cambio hacia mediados de la edición pasada. “Es un pelotero al que le afecta muy poco el ruido alrededor”, considera el ejecutivo José Manuel Fernández. “No está pendiente de redes sociales y cosas de esas”.

El desembarco de Amarista a la isla, empero, sí causó bullicio: el estruendo de una rebelión. 

MARGARITA AMOTINADA

La llegada de Alexi Amarista a Bravos desencadenó un motín en el clubhouse. No por animadversión hacia él, sino porque su ingreso implicó la salida del paleador derecho David Rodríguez, un hombre institucional y querido en la cueva. Rodríguez y el monticulista zurdo José Suárez fueron el precio a pagar por llevar a un peso pesado a la isla.  

“Cuando se hizo el cambio estábamos en Barquisimeto y es de por sí incómodo tener ese tipo de conversaciones cuando no estás en tu oficina. “El equipo no ocultó su malestar”, rememora José Manuel Fernández.

“El grupo no se sintió mal con Amarista, sino con nosotros”, aclara Fernández. “Sabían que no estábamos sumando un pelotero del montón, pero sí tardó unas dos semanas de convivencia para que Amarista fuera aceptado. Unos días después tuvimos una comida con algunos referentes del equipo para explicarles porqué el movimiento estaba pensando para llegar a la final. A ellos les preocupaba que el cambio afectara la química y sí, eso es importante, mas no se puede sobrevalorar”.

Amarista admite que, al principio, hubo reticencia en el dugout neoespartano.  “Aunque he jugado con muchos de ellos, sí notaba esa molestia de los compañeros por el cambio de David”, resalta el barcelonés. “Yo los entendí, pero les dije que me habían traído a ayudar. Y es lo que he hecho”.

Pese a contar apenas dos años en Margarita, es difícil imaginar a Alexi Amarista con un uniforme diferente al de Bravos

UN DESCUIDO PERNICIOSO

Alexi Amarista, uno de los peloteros en actividad con mejores números al interior de la LVBP, tal vez no hubiera llegado tan lejos sin un replanteamiento de su conducta hace diez años, cuando parecía un pelotero en disolución. Entre los certámenes 2015-2016 y 2016-2017 su promedio decayó a .246, con .575 de OPS. Se iba por el despeñadero, y él se lo buscó.  

“Esos fueron mis años en Grandes Ligas y cuando llegaba aquí no me entrenaba como debía por pasar más tiempo con mi familia, con mi círculo social”, hace mea culpa Amarista. “Cuando me daba por jugar con Caribes llegaba al estadio, decía, aquí estoy para jugar y no me preparaba adecuadamente. Me di cuenta de eso y recapacité. Entendí que uno no puede descuidarse. Volví a trabajar en mi bateo”.

A partir del combate 2017-2018 y hasta hoy, su average es de .323, con .845 de OPS. Como suele ocurrir con Alexi Amarista, las apariencias resultaron engañosas.

Alexi Amarista confieza que hace lo justo en las prácticas para ser competitivo en su posición

EL EMBRUJO DEL CHICO

Por aquellos días pasó por Caribes de Anzoátegui como coach de bateo el actual dirigente de las Águilas del Zulia, Lipso Nava. Uno de los correctivos que le sugirió fue abstenerse de hacer swing largo y dejarse tentar por los seductores cantos de sirena del Alfonso Chico Carrasquel de Puerto La Cruz, un parque “alcahuete” con los cañoneros. Amarista se había malacostumbrado por las colectas de nueve y ocho cuadrangulares entre los torneos 2010-2011 y 2011-2012 y quería seguir sacando bolas. Nava se lo desaconsejó.   

“Muchos me decían que mi juego era el de dar hits y lo fui asimilando”, concede Alexi Amarista. “Las últimas temporadas mías aquí han sido de tres, cuatro jonrones porque me dedico más a dar mis sencillos, mis dobles en vez de estar pendiente de sonar jonrones como en mis primeros años en la liga. Y sin hacer swing largo puedo impulsar carreras”.

He ahí una virtud de Amarista: hacer caso. “Le gusta escuchar, pregunta”, acota Yunir García, preceptor de bateadores en Bravos.

Y así, Amarista, aquel sin pinta de pelotero, al que tantos daban por acabado sin adivinar qué vendría, ese que en el diamante parece de 26 cuando cuenta 36 y proyecta una imagen de riguroso cenobita sin correlato en la realidad, se va acercando a los mil inatrapables en la LVBP.  “Mi enfoque está en pertenecer a ese club”, sostiene. “Aspiro a terminar esta temporada con 840 y que se me haga más fácil llegar a los 900 la campaña que viene”. A ese círculo pertenecen diez ilustrísimos, seis de ellos elevados a la eternidad de la pelota nacional. Y no deje que las apariencias lo confundan: así como va, llegará. 

Alexi Amarista sacudió 35 jonrones con el uniforme de Caribes de Anzoátegui

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