Caracas.- En las jornadas de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional los protagonistas se destacan con sus guantes, bates y estrategias. Pero hay momentos en los que se salta al terreno con el objetivo de crear conciencia. El Juego Naranja pertenece a esa segunda categoría: un día en el que la pelota se sigue lanzando, pero el propósito trasciende el marcador. Es el instante en que la LVBP, en alianza con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), convierte su plataforma más poderosa —el estadio, la transmisión, la emoción colectiva— en un megáfono contra la Violencia Basada en Género.
La iniciativa forma parte de los 16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres, impulsados por la ONU, y se ha consolidado como un espacio anual donde el deporte se tiñe de naranja para recordar que la violencia no es un asunto privado, sino un problema social que exige visibilidad, educación y acción.
UNA TRANSMISIÓN HECHA POR MUJERES
La tercera edición del Juego Naranja volvió a romper moldes: toda la transmisión —narración, comentarios, producción y reporterismo— estuvo en manos de mujeres. No como gesto simbólico, sino como demostración de capacidad, profesionalismo y liderazgo en un terreno históricamente dominado por voces masculinas.

Lo más granado del talento femenino en los medios estuvo a cargo de la transmisión
Periodistas, comentaristas y productoras de distintos canales se unieron en una cabina que respiraba talento:
María Alexandra Azar (Televen), María Alejandra Baena (IVC), María Alexandra Bastidas (Televen), Ivette Borges (ByM Sport), Vanessa Fereira (1Baseball Network), Adriana Flores (Televen), María Clara González (1Baseball Network), Fabiola Olavarría (Canal i), Mariangel Osorio (Meridiano TV), Sabrina Paz (1Baseball), Rebeca Salama (Televen), María Cristina Santoro (Venevisión), Lizcar Valle (ByM Sport) y Andrea Vera (ByM Sport).
Un lineup que, por sí solo, ya enviaba un mensaje de equidad.
Y este año hubo un hito adicional: por primera vez, tres mujeres formaron parte del cuerpo arbitral: Wanda Rodríguez en primera base, Maite Bullones en tercera y Genesis Túa en la sala de repeticiones.
Un paso más hacia la normalización de la presencia femenina en todos los espacios del juego.

La árbitro Wanda Rodríguez, impartió justicia en la primera base
EL PRIMER LANZAMIENTO
El primer picheo lo realizó Eugenia Sekler, representante en Venezuela del UNFPA, un gesto que simbolizó la alianza entre el organismo internacional y la LVBP. No era sólo un lanzamiento ceremonial: era la confirmación de un compromiso sostenido, de un trabajo conjunto que busca transformar cultura, lenguaje y comportamientos.
Además del juego, el UNFPA desplegó acciones dentro del Estadio Universitario: entrega de material informativo, una charla con familiares de los jugadores, activaciones para acercar el mensaje a fanáticos y comunidad.

Eugenia Sekler realizó el primer envío ceremonial
El beisbol como aula. El estadio como espacio de reflexión.
LA VOZ QUE EXPLICA EL POR QUÉ IMPORTA
Entre las voces protagonistas estuvo María Cristina Santoro, quien ha participado en todas las ediciones del Juego Naranja. Sus palabras resumen el espíritu de la jornada.
“La violencia basada en género es una problemática muy grave y por eso hay que difundir el mensaje la mayor cantidad de veces posible. El Juego Naranja llega a personas que quizá no reciben esta información en su día a día, y tener sólo mujeres en la transmisión genera un impacto enorme”.
Y añadió algo que toca fibras: “En lo personal para mí es un honor ser parte de todas las ediciones, como mamá sola, profesional y mujer, para mí es súper importante todos estos mensajes, porque además sueño con que lleguemos a una generación de mujeres en las que no tengan que tener miedo por el simple hecho de ser mujeres”.
Esas frases no sólo explican el porqué del Juego Naranja: lo justifican, lo humanizan, lo vuelven urgente.
UN ESTADIO VESTIDO DE NARANJA,
UN PAÍS ESCUCHA
El naranja —color de la campaña global de la ONU— iluminó el Estadio Universitario, ícono de la pelota criolla, y las pantallas de Venevisión, recordando que la violencia contra mujeres y niñas no es inevitable: es prevenible. Y que el deporte, con su alcance emocional y cultural, puede ser un aliado decisivo.
El Juego Naranja no pretende resolver un problema estructural en nueve innings. Pero sí logra algo igual de valioso: abrir conversaciones, romper silencios, sembrar conciencia. Y en un país donde el beisbol es identidad, tradición y refugio, ese gesto tiene un peso inmenso.
La ronda eliminatoria de la temporada 2025-2026 seguirá adelante. El mensaje seguirá creciendo.
Y cada edición del Juego Naranja nos recordará que, en Venezuela, el beisbol también se juega por la vida.

BRAVOS MANDÓ EN EL MARCADOR
En lo deportivo, Bravos de Margarita se quedó con la victoria ante Tiburones de La Guaira, en un duelo que formó parte de la jornada especial transmitida por Venevisión. Pero, como ocurre cada año, el resultado fue apenas un detalle dentro de un evento cuyo verdadero marcador se mide en impacto social.

María Alexandra Bastidas entrevistó a Carlos Jesús Pérez, el jugador más valioso del partido



