Caracas.- Uno de los grandes retos que enfrentan los seres humanos a lo largo de una vida es transformar el duelo por la pérdida de un ser querido y definitivo en combustible para continuar el camino. No existe fórmula ni tiempo determinado para alcanzarlo. Incluso, hay quienes no lo logran. Pero Ildemaro Vargas tiene, ahora, un motor celestial que le impulsa.
El capitán de los Cardenales de Lara perdió hace una semana a su abuela materna Rosa Astudillo, quien le crio durante sus primeros 14 años de vida en Caripito.
“Mamá Rosa fue y seguirá siendo la persona más importante de mi vida”, dijo con ojos humedecidos Ildemaro Vargas a LVBP.com, mientras fijaba la vista hacia el terreno de juego. “Me enseñó lo que es el respeto, para el prójimo y para la vida. Me enseñó a hacer con el corazón todo lo que hiciera. Es una pérdida que, creo, jamás voy a superar, pero con la que aprenderé a vivir”.
Es durante los primeros pasos de vida que el infielder vivió con Mamá Rosa, quien murió a los 103 años de edad, cuando se moldea la personalidad y comienzan a construirse los sueños que luego se convierten en proyectos de existencia.
“La infancia fue muy bonita, con ella pa’ arriba y pa’ abajo. Fue la primera persona que yo sentí que se preocupó por mí. Incluso, se preocupó hasta no hace mucho, viendo mis juegos. Me decía ‘¿Qué te pasa? No estás riéndote’. La gente no sabe por lo que uno pasa y siente. Pero ella sabía identificar, aún en la distancia, cuándo yo estaba mal o bien. Era una conexión muy grande”, expresó Ildemaro Vargas. “Es alguien muy importante para mi vida, carrera y bienestar. Fue la mujer que siempre estuvo emocionalmente para mí”.
EN PIEL Y ALMA
El rostro de Mamá Rosa resplandece tatuado en el hombro derecho de Ildemaro Vargas. Y en las costillas, también del lado derecho, se lee una frase que la señora Astudillo siempre le decía: Juega pelota como si fuese el último día de tu vida.
“Fue uno de los consejos que más me impactó de ella”, reconoció el oriental. “Cada vez que podía también me decía: ‘Elegiste ser pelotero, lo eres, y además eres uno de los grandes. El día que no quieras jugar más, quítate la camisa, y retírate’. Por eso es que yo soy como soy, y no descanso”.
Vargas, quien ha jugado partes de cada una de las recientes nueve temporadas en Grandes Ligas con seis equipos distintos, ha actuado de manera ininterrumpida con los Cardenales en las últimas 11 campañas de la LVBP, incluida la postemporada 2019-2020, cuando no disputó la ronda eliminatoria.
“Una de las razones principales por las que estoy acá, es ella. Y siento que su recuerdo me ayudará a mantener viva la pasión por lo que hago”, apuntó Ildemaro Vargas. “Era tan sabia e inteligente. A pesar de que murió a los 103 años todavía me hablaba y entendía. Y también hasta hace poco me decía: ‘Hijo, juega para ganar, porque del segundo lugar nadie se acuerda’. Ella era una bendición”.

EL IMPULSO PARA ILDEMARO VARGAS
El ambidiestro se perdió sólo tres juegos mientras despedía a Mamá Rosa en Monagas, antes de reincorporarse a los pájaros rojos para el inicio de la séptima semana de la actual ronda eliminatoria, en búsqueda de jugar por primera vez en la zafra para récord de victorias por encima de .500.
“Mi responsabilidad como capitán es intentar mantener el clubhouse lo más unido posible. Eso ha sido así en los 12 años que llevo en esta organización”, reconoció en una entrevista reciente con Héctor Cordido para IVC Networks. “Nosotros somos seres humanos y, a veces, también nos desanimamos”.
Pero ¿quién lo anima a él?
“La fuerza me la está dando Mamá Rosa, porque me convertí en lo que ella siempre quiso que yo fuera. Ser pelotero profesional, llegar a Grandes Ligas, tener éxito en el beisbol. Gracias a Dios lo logré y ella pudo vivir esa experiencia viéndome, incluso en el estadio en Barquisimeto”, repasó Ildemaro Vargas. “Esté donde esté, ahora ella me va a seguir dando la sabiduría, fortaleza e inteligencia para seguir adelante”.



