Créditos Imagen: Erick Leal | Fotos: AVS Photo Report
José Ángel Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas.- Erick Leal estrechó sobre la línea de foul del jardín derecho en el Estadio Monumental de Caracas Simón Bolívar. Acto seguido, con su uniforme puesto, fue hacia el bullpen. Una vez terminada la rutina, se aproximó al dugout de Venezuela, pero en el camino, se detuvo alrededor de 15 minutos para firmar pelotas y tomarse fotos con los aficionados que le llamaban con insistencia desde la tribuna. Está en su zona.
Leal es de ese tipo de jugadores que se inspiran cuando se sienten arropados, o redoblan esfuerzos para alcanzar esa sensación, si es un mal momento. Su mirada cuando inicia el movimiento hacia el plato, quizás sea la que transmite mayor seguridad de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, porque pareciera decir que la apertura más importante de su carrera aún no ha llegado. Aunque sea el encargado de lanzar el último juego de la representación venezolana en la Serie del Caribe Gran Caracas 2023-
“Yo no lo conocía, solo desde lejos, pero en verdad es tremendo”, admitió con sorpresa Wilson Álvarez, coach de pitcheo de Leones sobre el diestro, que, en su primera presentación del presente certamen, lanzó seis entradas en blanco contra República Dominicana, con seis ponches.
“Hace unos días lancé acá y dije que tengo un sueño, que es jugar Grandes Ligas como todo pelotero”, admitió el valenciano, de 27 años de edad, que hasta 2019 actuó en un nivel máximo de Doble A, con la organización de los Cachorros de Chicago. “Aquí (en el feudo de La Rinconada) había más de 35 mil personas, me sentí y creí que estaba en un juego de Serie Mundial porque había demasiados fanáticos y no era un juego común, era muy importante”.
Esa es la clase de ambiente que Leal busca. Propicia. Huele. Es el prototipo de serpentinero competitivo construido a partir de un quiebre en la carrera.
En 2016 debió someterse la operación Tommy John en el codo derecho y perdió todo el 2017, pero la llegada de su primer hijo ese mismo año, significó su renacimiento.
“A través de los años me ha tocado madurar de una manera muy brusca. Tanto así que, en el año 2017, me estuve recuperando de una lesión. En ese momento mi esposa y yo concebimos a nuestro primer hijo”, recordó el Pitcher del Año de la LVBP en la temporada 2020-2021. “Pienso que esa fue una bendición, cuando venía recuperándome, decidí trabajar más de lo que yo podía hacer y descubrí que mi fuerte era trabajar siempre”.
A Leal, le acompañó Antonio Balleste, uno de los integrantes del staff de trainers de Navegantes del Magallanes, durante la Gran Final de la pelota rentada local venezolana, cuando fue escogido como adición por Tiburones de La Guaira, y también está con él en el Clásico Caribeño, donde aparece como refuerzo.
“Debo agradecer mucho también a los trainers que están conmigo, trabajando cada vez que yo lo necesito”, mencionó el hombre que organizó una sesión de bullpen en el Estadio José Bernardo Pérez de Valencia, el 31 de diciembre. “Ha sido fundamental en mi vida, al igual que mi esposa e hijos. Pero más allá de todo, pienso que mis hijos fueron los que me cambiaron el chip, ese plus a mi carrera para seguir haciendo futuro y dejar un legado para ellos, que se sientan orgullosos”.
Leal terminó la conversación, y se dispuso a observar la tribuna una vez más. El público le seguía pidiendo. Él seguía en su zona.