Caracas.- Sesenta kilómetros al norte de la costa venezolana se festeja la clasificación al Mundial de Fútbol. Y en Venezuela, donde la ensoñación mundialista se fue al córner, un hombre enorme se regocija solo. Y ahora luce más grande aún, inflado de ufanía.
Curazao acaba de convertirse en la nación más pequeña capaz de alcanzar la cumbre del balompié. Y Hensley Meulens, su primer embajador ante las Grandes Ligas, vive la farra desde Caracas, donde es coach de banca de los Leones, la novena más ganadora del beisbol profesional venezolano. Su perfil de WhatsApp recibe al visitante con una imagen de la selección antillana y una leyenda que dice: “Smallest Nation to ever qualify for the FIFA World Cup”.
Meulens siente la euforia colectiva de Curazao no sólo como lugareño, sino también como futbolista que fue para dar continuidad a una herencia familiar que ya va por tres generaciones.
Los Meulens son de sangre azul en el deporte curazoleño. “Mi papá (Mortimer Meulens), que en paz descanse, fue futbolista y formó parte de nuestro equipo medallista de oro (bajo bandera de Antillas Neerlandesas) en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1962, cinco años antes de mi nacimiento”, apunta “Bam Bam” Meulens aplastando, con su enorme humanidad de 1,93 metros de estatura, el césped del estadio Monumental Simón Bolívar. “Él era el capitán de aquella selección, de la cual también formaba parte su hermano (Edgar). Era pilar de la defensa como central y lateral. Debe estar celebrando desde arriba porque el fútbol era su vida”.

Hensley Meulens llegó a pensar en ser futbolista, antes de convertirse en el primer curazoleño en las Grandes Ligas
Morty Meulens transmitió la devoción por el balón a su hijo Hensley. “Yo también empecé como futbolista”, reseña el instructor del Caracas. “Mis tíos todos jugaron fútbol, así que ese deporte ha estado siempre en nuestra familia. Empecé de defensor como mi papá, pero como pateaba duro, era alto y podía cabecear me pusieron de centro delantero. Pateaba los penales y todo. Jugué desde los seis hasta los 16”.
“Lo dejé porque me pateaban mucho. Todavía tengo cicatrices de los golpes recibidos”, explica Meulens su retirada de los rectángulos. “Jugaba beisbol en simultáneo y me gustaba batear. Varios equipos de MLB me siguieron después de un panamericano que hubo aquí en La Rinconada en 1985. Un mes después firmé con los Yanquis de Nueva York luego de asistir a try outs con los Orioles de Baltimore, los Rangers de Texas, los Expos de Montreal y los Medias Rojas de Boston. De mi familia, sólo mi hermano y yo nos dedicamos al beisbol”.
Hensley Meulens tomó la mejor decisión para su futuro como atleta. “Feyenord y Ajax (dos de los grandes clubes de fútbol en el Reino de los Países Bajos) venían a la isla, pero no firmaban futbolistas en Curazao y por eso no existían profesionales de esa disciplina allí, así que era una aventura seguir en el fútbol”, explica el antiguo toletero derecho con siete campañas de experiencia como bigleaguer entre 1989 y 1998 con Yanquis, Expos y Cascabeles de Arizona. “Sí había un pelotero firmado por los Orioles, corrí el riesgo de seguir ese camino y fui el primer curazoleño en las Grandes Ligas. Me funcionó. Sigo en el beisbol cuarenta años después”.

EL RETORNO AL FÚTBOL DE LOS MUELENS
Al optar por los bates y las bases, Hensley “vició” la genealogía balompédica de los Meulens, mas su hijo, Elijah, volvió al redil. “Está en Holanda jugando fútbol”, dice Bam Bam con envanecimiento paterno.
“A los cuatro años lo metí en beisbol, pero no le gustó para nada. A los pocos meses lo abandonó”, describe Hensley Meulens la reconversión de su hijo. “A los once dijo que quería ser como yo y retomó el beisbol en las Pequeñas Ligas, el nivel más alto de la pelota menor allá, al punto de que siempre representa al Caribe en el certamen de Williamsport. Se defendió porque es grande como yo y con tremendo brazo, pero un día lo encontré llorando en la casa y me confesó que no quería continuar. ‘Me dijiste que querías ser como yo y por eso te volví a meter en beisbol, pero no tienes que jugarlo para complacerme a mí’, fue mi respuesta”.
Así que Elijah siguió pateando. “Ahora tiene 15 años, ha estado en selecciones juveniles y desde agosto del año pasado vive en Holanda para desarrollarse mejor porque allá todo está más profesionalizado y hay más entrenadores. Está probando en Rotterdam con el Sparta (el club deportivo más antiguo en el Reino de los Países Bajos)”, comparte Hensley Meulens. “Por eso toda la familia se mudó para allá, incluyendo mis dos hijas, que bailan y actúan en teatros. Elijah es defensor y tiene herramientas. Como es alto debería ser centrodelantero para meter goles de cabeza. Así hizo su primer gol en Holanda, y fue para ganar un juego”.
DE LA TIERRA PELADA A LA GRAMA ARTIFICAL
Hensley Meulens abriga la esperanza de que, con el impulso que está tomando el fútbol en Curazao, Elijah juegue una Copa del Mundo algún día.
“Hace como 20 años empezaron a meter jugadores que están en Europa porque antes solo metían a los futbolistas de la isla”, desgrana el coach de banco del Caracas. “Ahora, todos los de la selección nacieron en Holanda. Y así fue posible esta primera clasificación. Incluso el técnico es holandés (Dick Advocaat, reputado DT con palmarés mundialista) y será, con 78 años de edad, el entrenador más viejo en un Mundial. FIFA también ha invertido recursos en Curazao y ahora hay al menos diez campos de grama sintética, cuando antes se jugaba en tierra, tanto beisbol como fútbol, y salías con raspaduras por todo el cuerpo. Por todo esto el fútbol se ganó un puesto en el Mundial. Es emocionante para nuestra nación, la más pequeña en haber clasificado alguna vez a una copa del mundo. La isla es una fiesta de arriba abajo. Todos súper felices”.

Hensley Meulens aspira a que el fútbol siga creciendo en su isla natal
UNA SELECCIÓN DE BEISBOL PARA CURAZAO
Varios grandeligas curazoleños han expresado su deseo de que, en el futuro, Curazao pueda competir en torneos internacionales con identidad propia y no como tributario de la selección neerlandesa, un elenco competitivo al punto de ser semifinalista en los clásicos mundiales de 2013 y 2017, con Hensley Meulens como dirigente. “Hemos llegado lejos, pero no hemos ganado”, lamenta el instructor, quien considera ilusorio el ingreso de Curazao como país en la arena internacional beisbolera.
“Yo comparto ese sentimiento, pero no se puede”, dice con resignación. “No somos independientes, eso nunca va a suceder; y el beisbol no es como el fútbol porque estamos debajo de Holanda, número siete del ranking mundial, en torneos internacionales. Además, creo que somos más fuertes unidos con Holanda porque en Curazao hay pocos lanzadores. La mayoría de los pitchers los provee Holanda. Así que los necesitamos. Aunque ojalá algún día se pueda, como hicimos en la Serie del Caribe que hubo en Venezuela durante 2023. Veremos qué hará MLB en el futuro”.
Para Meulens, lo más importante del porvenir es cómo le irá a Elijah entre dos arquerías.

Hensley Muelens es por segundo año seguido coach de banco del Caracas



