Créditos Imagen: Wilmer Flores Foto: Getty Images
Alejandro Álvarez Camino | Prensa LVBP
Miami.- Wilmer Flores es uno de los peloteros favoritos de los aficionados que asisten al Citi Field todas las semanas y una de las pocas razones para que los seguidores de los Mets tengan esperanza en un futuro mejor, alejado de los mediocres resultados de 2018.
El infielder valenciano atraviesa por otra buena temporada y está en medio de un productivo mes de agosto. Pero no se mira a sí mismo como un líder en el devastado dugout de Nueva York. Prefiere, en cambio, su acostumbrado bajo perfil. Es un pelotero de equipo, que hace el trabajo sin aspavientos y siempre está disponible para cuando le necesitan.
“Gracias a Dios, he estado saludable durante buena parte de la temporada (entre el 28 de mayo y el 16 junio estuvo inhabilitado por molestias en la parte baja de la espalda). Eso los primordial”, dijo el jugador, de 27 años de edad, a la LVBP.com, durante la reciente visita de los Mets al Marlins Park. “Ha sido un año de muchas bajas y altas, muchas lesiones, muchos jugadores clave que ya no están con nosotros. Así que hemos tenido que batallar todo el año”.
El 14 de abril, los metropolitanos amanecieron con balance de 11-1, el mejor récord de la Liga Nacional. Desde entonces, han perdido 67 de los últimos 108 juegos qu ha disputado, y lo que comenzó como una gran promesa terminó convirtiéndose en un desastre, que forzó a la gerencia a reevaluar sus planes a corto y largo plazo.
El experimento con Adrián González terminó en junio; Asdrúbal Cabrera y el relevista dominicano Jeurys Familia fueron cambiados; mientras que piezas importantes del rompecabezas como Yoenis Céspedes, Travis d'Arnaud, Juan Lagares, Rafael Montero y A. J. Ramos atravesaron por lesiones que les obligarán a regresar en 2019, como parte de una enorme ristra de problemas físicos.
“Sin importar la situación tienes que jugar”, apuntó Flores. “Cuando te gusta lo que haces, sales y das lo mejor de ti. Cada vez que estás bateando quieres dar un hit y cuando estás a la defensiva, esperas completar el out. Sin importar si el equipo va primero o último. Ahora, lo único que podemos hacer es terminar fuerte”.
En 2015, la penúltima vez que los metropolitanos compitieron en el Este de la Liga Nacional, Flores protagonizó un emotivo momento. Mientras se desarrollaba un partido contra los Padres de San Diego, el 29 de julio, los medios de comunicación de Nueva York anunciaron que era inminente el cambio del venezolano, junto, al para ese instante cotizado prospecto, Zack Wheeler, a los Cerveceros de Milwaukee, por el jardinero Carlos Gómez. Al enterarse, Flores trató en vano de contener las lágrimas en el terreno y cuando fue a consumir turno, recibió una gran ovación en Citi Field.
Eventualmente, la transacción no se completó, pues el dominicano Gómez tenía un problema en la cadera, y Flores terminó siendo una gran historia, en tanto se convertía en uno de los bates más productivos de Nueva York, en los últimos dos meses del calendario camino a la postemporada y la Serie Mundial.
“La afición neoyorquina exige mucho, pero es agradecida. Ese día me dieron un gran apoyo y todavía lo siento en el terreno. Cada vez que estoy allí, me gritan cosas y me dejan saber que están contentos de que esté con los Mets”, afirmó. “Por eso, en este instante, todos agradecemos, que a pesar de la situación, nos sigan respaldando”.
Hasta el jueves, 1.738.792 personas habían asistido a la casa de los Mets en Queens, lo que representa la novena mayor cantidad entre los equipos del viejo circuito.
“La manera de mantener contentos a todos esos aficionados es dar lo mejor que tengas ese día y que se vea que te esfuerzas en el terreno”, acotó el criollo.
Ese esfuerzo debe traducirse en rendimiento y producción. Flores exhibe una línea ofensiva de 277/.339/.426 desde el receso de mitad de temporada, con tres jonrones y 15 remolcadas. Mientras que en agosto sus promedios mejoran a .308/.356/.462, con un OPS de .818. Esa actuación, más lo que están haciendo los outfielders Brandon Nimmo y Michael Conforto, es el núcleo del poco respaldo que recibe el as de los Mets y candidato al Cy Young, Jacob deGrom.
“Siempre salgo al plato con un plan y trato de mantenerme allí. Es lo que hago siempre”, enfatizó Flores, que suma 22 dobles, 11 cuadrangulares y 45 remolcadas en 2018. Estadísticas cercanas a lo que ha hecho en años anteriores, pero por debajo de lo que se pudiera esperar con su número de vuelacercas, después que estableciera una marca personal de 18, el año pasado.
“Mi plan es dar líneas. Si el jonrón sale es un bono. Solo trato de darle a la bola duro. Si pones un buen swing la bola va a salir. Pero no busco dar cuadrangulares”, reiteró.
Wilmer Flores estuvo cerca de ser cambiado en 2015
VERSATILIDAD EN EL CAMPO
Flores creció como una promesa en las granjas de los Mets, luego de pactar por un bono de 750.000 dólares el 2 de julio de 2007. Fue el pelotero más caro de la organización para ese proceso de firmas internacionales. Era un campocorto con un preciado bate que le ubicó entre los 100 mejores prospectos de Baseball America, entre 2009 y 2011.
Pero eventualmente su contextura física le llevaría a recorrer todo el infield y este año ha sido el inicialista de los neoyorquinos en 67 encuentros.
“No le puse mente a eso. Cuando me ponían a jugar en otras posiciones iba y trataba de hacerlo bien. No pensaba que era un shortstop prestado a otra base. No hay que ponerse a pensar mucho en eso. Trabajé en tratar de sentirme cómodo”, reveló. “Aunque siempre me gustó segunda base, porque estas en el medio del terreno. Pero, de verdad, lo único que quiero son cuatro o cinco turnos en el juego. Esa es mi mentalidad”.
Tal actitud le convierten en una gran influencia en el club house, en tanto que su versatilidad lo hace un pelotero valioso. Sólo que Flores, prefiere mantenerse al margen de los reflectores.
“No me considero un líder. Tenemos veteranía y un grupo de jóvenes unidos. Eso dará resultados”.