Créditos Imagen: Wikelman Ramírez Foto: WBSC
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Valencia.- Wikelman Ramírez comenzó a practicar con los Navegantes del Magallanes y aspira a hacer su debut en la LVBP durante la temporada 2021-2022, que se inicia el próximo 23 de octubre.
El derecho viene de ser figura clave de Venezuela en la conquista del Campeonato Mundial Sub-23 y de brillar en la recién creada Liga Mayor de Beisbol Profesional (LMPB). Por lo que su nombre, de la nada, apareció en los titulares de la prensa deportiva del país. Así que, pese a su estatus de novato, no es un desconocido en el campo de entrenamientos del Estadio José Bernardo Pérez.
Hace un año, por estas fechas, su futuro era incierto. Unos 1.000 peloteros quedaron cesantes, tras la cancelación de la actividad en Ligas Menores; mientras que el corte de 43 equipos del sistema de granjas de MLB, que incluyó la total desaparición de los circuitos de los Pioneros y Apalaches, así como buena parte de la reunión Nueva York-Pensilvania, hizo mucho más difícil conseguir empleo en 2021.
En medio de ese difícil panorama, el tirador se enteró el pasado 30 de marzo, que los Rays de Tampa Bay lo habían dejado libre, después de tres campañas en los niveles para reclutas.
Pero el valenciano, de 21 años de edad, no se quedó de brazos cruzados, lamentándose. Participó en un exigente plan de acondicionamiento físico y se esforzó por mejorar su juego.
“Bajé de peso y comencé a trabajar. Tengo que agradecerle a muchas personas, en especial al señor Víctor Izaguirre, que me ayudó a progresar. En su academia trabajé en mi comando, en mejorar todos mis pitcheos: recta, cambio y slider”, destacó.
Wikelman Ramírez dejó un promedio de 1.11 carreras limpias en 12.2 innings el Campeonato Mundial Su-23
Ramírez había sido captado durante el proceso de firmas internacionales de 2016 por Ronnie Blanco, actual miembro del departamento de Operaciones Internacionales de Tampa Bay, y el reputado scout Marlon Roche.
“Tenía mucha estampa para ser abridor, con buen comando y buenos picheos rompientes”, recordó Roche. “Era un tigre en la loma en su categoría. También jugaba en el outfield y tenía buen bate, pero me gustó más como lanzador. Su padre era su mánager (en el beisbol menor) y lo representaba Luis Blasini”.
Blasini, uno de los principales ejecutivos de LMBP, se lo llevó para los Marineros de Carabobo, y Ramírez respondió con la distinción de Juvenil del Año, tras dejar efectividad de 1.65 y 1.16 de WHIP, en 32.2 inning de labor repartidos en 15 presentaciones, seis de ellas como iniciador. Una actuación que despertó el interés del alto mando del Magallanes, que le extendió un contrato.
Más tarde fue incluido en el roster de la selección nacional y tiró un blanqueo (7.0 entradas) en el juego por la medalla de oro frente a México.
“Es algo inexplicable. Nunca había hecho algo como eso. Son cosas con las que Dios te pone prueba y tienes que responder. Solo he confiado en los jugadores que están detrás de mí y en los técnicos que me dieron apoyo. El resto fue enfocarme pitcheo a pitcheo, contra cada uno de los bateadores que enfrenté”.
Ramírez se expresa con vehemencia. Contagia con su entusiasmo y sinceridad.
“Nunca pensé que mi regreso fuera de esta manera”, confesó. “Pero me esforcé para volver a conseguir trabajo, en cualquier otro lugar. Porque esta es mi profesión, vivo de esto y sostengo a mi familia”.
La experiencia mundialista le ayudó a ganar mucho más aplomo. Sabía lo que estaba en juego. Venezuela no alzaba un cetro internacional desde diciembre de 1977, cuando el país dominó el Mundial Juvenil organizado por la antigua IBAF (siglas en inglés de la Federación Internacional de Beisbol). Antes, los títulos mundiales de Venezuela se remontaban a las Series Mundiales Amateur de 1941, 1944 y 1945.
El novato Wikelman Ramírez dejó balance de 3-0, con un salvado, y 1.65 de efectividad en la LMBP
“Cuando estaba en México, solo quería darle ese orgullo a Venezuela, el campeonato”, afirmó. “Ellos (el mánager Carlos García y el coach de pitcheo Omar Bencomo) hablaron mucho conmigo, me ayudaron mucho, en cómo iba a trabajar en el bullpen y luego a trasladar eso al juego. Sus consejos me dieron tranquilidad y confianza para enfrentar a México”.
“Es muy fácil trabajar con estos jugadores”, destacó el Almirante García, después del desafío final en el Estadio Sonora de Hermosillo. “Están unidos, trabajaron duro y se mantuvieron enfocados en nuestra meta. Aunque, más allá de eso, disfrutaron del juego durante el torneo”.
Hoy, Ramírez disfruta de ese éxito, sin aspavientos. Todavía tiene asignaciones pendientes: rendir con los Navegantes y regresar al beisbol organizado.
“Trabajé y trabajé. Hice todas las cosas que me hacían falta. Ahora es Magallanes. Estar aquí era una de mis metas. Jugar para un equipo que siempre me ha gustado, que ha sido mi vida. Mi familia y todos mis allegados, podrán verme jugar en la LVBP. Quiero replicar lo que hice con Marineros y Venezuela, y tratar de tener ese éxito con los Navegantes”.
En los próximos 10 días, antes de la jornada inaugural, el bisoño tirador intentará ser una suerte de esponja para absorber todos los conocimientos posibles.
“Estaré enfocado en que me tomen en cuenta, en ver lo que hace el resto, tomar las cosas buenas e incorporaras a mi juego”.
Su presencia en las prácticas no es gratuita. En principio podría optar por un lugar en la rotación bucanera o en su defecto ser usado desde el bullpen. La decisión la tendrá Wilfredo Romero, nuevo estratega del Magallanes.
“Prefiero ser abridor, que fue mi rol con Tampa Bay, me siento mucho más cómodo en el papel de abridor”, enfatizó Ramírez, que espera hacerse notar.