Créditos Imagen: Luis Ugueto Foto: Francisco Marchán
Pedro Felipe Hernández | Prensa LVBP
Caracas-. La Serie Semifinal de Tigres contra Cardenales de Lara quedó sentenciada por el poder de los crepusculares. Sin embargo, el conjunto de Aragua pudo hacerle frente, a pesar de haber sufrido la desaparición de su MVP, Hernán Pérez y el descontrol de su cuerpo de lanzadores.
Llevar la pelea al séptimo duelo, ante un equipo sólido como el de los larenses, fue un logro monumental. El problema fue que no pudieron sostener el ritmo del final de la eliminatoria en la postemporada.
El pitcheo colectivo de los rayados, durante la campaña fue el tercero mejor con 4.54, pero se desplomó en la serie semifinal, al quedar como el peor de la etapa, al presentar 7.23 en los siete encuentros.
En un total de 61.0 tramos laborados, los serpentineros bengalíes aceptaron 54 carreras, de las cuales 49 fueron limpias (una más que Navegantes del Magallanes). La cantidad de boletos otorgados también fue la peor de los playoffs, al ceder 38 base por bolas, un descontrol que se vio reflejado un WHIP de 1.87.
Cardenales supo aprovechar los momentos para remontar juegos. Tal como lo hizo en la ronda regular, esta vez la víctima fue el bullpen de los Tigres. El cuerpo de relevistas felinos, cayó estrepitosamente, con balance de 1-3 y 10.57 de efectividad.
Los tiradores Ronald Belisario, Luis Ysla y el dominicano Wirfin Obispo, sufrieron las derrotas por parte del cuerpo de relevistas. Ellos tres, junto a Anthony Ortega, Rómulo Sánchez, Osmer Morales, Henry Alberto Rodríguez y Alexis Tapia, sufrieron los problemas de intentar contener los bates del rival. La ausencia del lesionado Jhondaniel Medina, que no permitió anotaciones en 17.2 tramos, con un salvado y cinco holds, en la rueda regular, fue clave.
De todos los relevistas usados por el manager Luis Ugueto, solo el derecho cubano Pablo Guillén mostró en más de una oportunidad (4 en total), que era el único con el control en su brazo. El escopetero de 22 años de edad respondió sin permitir anotaciones limpias (una sucia) y apenas dos incogibles, de los 14 bateadores enfrentados.
El pitcheo abridor trastabilló en algunas partes. Guillermo Moscoso fue el mejor de toda la Ronda Semifinal entre los cuatro conjuntos. Dejó efectividad de 1.39 en dos presentaciones, repartidas en 11.1 episodios de labor. Otro que lo acompañó con uno bajo porcentaje de carreras limpias admitidas, fue Osmer Morales, en su apertura del cuarto encuentro de la serie. Después aparecen los dolores de cabeza. Logan Durán no pudo contener al rival en su primera salida, del juego 1 en la serie. Pero se recuperó con impecable labor para conquistar el quinto encuentro. Mientras que, Noelvis Entenza, no supo llevar su nivel de Ronda Regular a la Postemporada. Dejó una escandalosa efectividad de 18.90 en dos presentaciones, que sumaron 3.1 tramos lanzados.
La ofensiva hizo gran parte de que llegaran hasta el séptimo duelo. Lograron hacerle daño al mejor cuerpo de lanzadores de la temporada. Cardenales dejó efectividad colectiva de 3.45 en la Ronda Regular, para liderar ese departamento. Sin embargo, en semifinal saltó a a 5.08, todo gracias al ataque explosivo de los rayados.
Tigres no tuvo un buen curso con la ofensiva. Quedaron como el quinto mejor promedio (.292) solo por delante de Tiburones de La Guaira y Leones del Caracas. Aunque, ante Cardenales, se incrementó su poder para ligar .311 (segundo mejor de la ronda, solo por detrás de Caribes de Anzoátegui).
Los batazos salieron. Despacharon 78 incogibles, de los cuales 21 fueron extrabases, repartidos en 15 biangulares, tres tribey y tres jonrones. Además, produjeron 38 rayitas y 40 anotadas. Ramón Flores fue una elección perfecta para sustituir a José “Café” Martínez, quien debió abandonar por firmar con los Mets de Nueva York. El ganador al Premio Productor del Año, quedó como el que más bateó para los bengalíes al irse de 17-8 (.471) y anotar en seis oportunidades.
Luego, aparecen los nombres de Ramón Cabrera y Henry Rodríguez, quienes capitalizaron algunas de las oportunidades con el madero. Cada uno empujó cinco anotaciones. Hernán Pérez no pudo continuar el ritmo arrollador que lo convirtió en bujía, líder y más sobresaliente de los aragüeños. El grandeliga apenas impulsó tres carreras y se fue de 6-0 con hombre en posición de anotar. Cuando el equipo más lo necesitaba, su brillo se apagó.
Ese trío en el medio de la alineación, ligó de 26-5 con corredores en posición de anota (.192) y dejó a 44 hombres atascados en las almohadillas. Eso explicaría, de alguna manera, porqué el club no produjo en algunos momentos importantes, más allá de sus números globales.
Roel Santos fue el líder de la cueva, con siete producidas y sus 11 imparables. El cubano hizo de todo cada vez que se paraba en el plato, pero solo piso el plato cuatro veces como primer bate. Faltó el remolque de los hombres llamados a producir.
De haber contado con la grandeza de Pérez en la caja de bateo, tal vez Aragua estaría disputando la Final contra la “Tribu”. A pesar de haber conectado al menos un hit en cada encuentro, su producción quedó amarrada por el rival y distó de lo que hizo durante la última semana de la eliminatoria, cuando ligó para .419 (de 31-13), con un jonrón y nueve empujadas, para meter a los Tigres entre los cuatro mejores de la temporada y apuntalar su premio MVP.
El plan mostrado por Ugueto tuvo altos y bajos. Incluso logró levantar una serie en la que estuvo abajo 1-3 y forzó un séptimo juego. Sin embargo, aún falta camino por recorrer para igualar a los gigantes de la década: Cardenales y Caribes.