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Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- La firma de Ronald Torreyes significó una pequeña inversión para los Rojos de Cincinnati, que le convirtieron en jugador profesional por apenas 40.000 dólares en 2010.
Desde entonces, el caraqueño llegó a ser considerado un prospecto, pero comenzó a dar vueltas y su futuro lucía incierto. Primero fue cambiado a los Cachorros de Chicago en 2011, luego a los Astros en 2013. Más tarde fue vendido dos veces en 2015. En mayo, desde Houston a los Azulejos de Toronto, y en junio a los Dodgers de Los Ángeles, que en enero de este año lo cambiaron a los Yanquis de Nueva York.
Los reportes de los scouts decían que era un jugador limitado físicamente, de contextura delgada, sin poder, con velocidad promedio en las almohadillas, y capacidad para jugar en el infield, en especial en la segunda base. Aunque lo más destacado era su extraordinario control del bate, que le permite chocar la bola de manera consistente. Una virtud que había convencido a los cazatalentos de Cincinnati.
Más allá de eso, era poco lo que conocían de Torreyes en Nueva York, organización en la que se quedó, luego un par más de transacciones en las que fue seleccionado de lista de disponibles por los Ángeles de Los Ángeles, el 25 de enero, y luego vuelto a tomar de waivers por los Yanquis, el 1º de febrero.
Ahora, se ha convertido en un bate importante y en un guante seguro desde la banca para el manager Joe Girardi. Algo poco probable, cuando los Bombarderos del Bronx iniciaron los entrenamientos de primavera.
“Aunque no estoy jugando (como regular), trabajo muy duro todos los días”, dijo Torreyes, a través de un intérprete, en una entrevista con MLB.com. “Estoy trabajando duro con mis instructores de bateo. Cuando estoy en la alineación, trato de hacer un buen contacto. Eso es lo que intento hacer y esperar encontrar un hueco para conseguir un hit”.
El barinés, de 23 años de edad, se ganó un lugar en el roster de 25 como utility y ha respondido con una línea ofensiva de .289/.333/.400, un doble y dos triples, en 45 turnos que ha repartido en 19 encuentros, entre la antesala, la intermedia, el campocorto y el jardín derecho. Algo que le ha ganado algunos turnos extras y aparecer en 14 desafíos como titular.
“Nos gusta mucho su versatilidad”, destacó Girardi. “Durante el spring training lo vimos pegarle a bola con la parte gruesa del bate. Fue consistente en cada uno de sus turnos. Pero nunca sabes cómo se adaptará un pelotero que no jugará a diario. Hasta ahora lo ha manejado extremadamente bien”.
Torreyes aparece en los registros oficiales con 1,70 metros de estatura, pero él mismo admite que tal vez han sido algo generosos con él.
“Probablemente, lo primero que notas en Torreyes es su estatura”, convino Girardi. “Pero de inmediato te das cuenta, por la forma en que se mueve en el terreno, que sabe cómo jugar al beisbol y, además, te provee de alternativas por su capacidad para jugar en varias posiciones. Aunque lo que realmente me gusta es cómo le pega a la bola. Siempre encuentra la manera de conectar la pelota en el centro. Su swing es corto y simple, consistente”.
Luego de pasar por cinco organizaciones diferentes en los últimos 12 meses, Torreyes al fin parece haber encontrado un lugar para quedarse, en un rol que tal vez le garantice estabilidad en las Grandes Ligas.
“Estoy muy orgulloso de recibir la oportunidad de contribuir con el equipo, especialmente en las victorias”, puntualizó Torreyes. “Es el resultado del trabajo duro”.
