Créditos Imagen: Ricardo Gómez Fotos: AVS PHOTO REPORT
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Valencia.- Ricardo Gómez echa mano a su memoria y repasa buena parte de su prolongada carrera como beisbolista profesional, mientras se guarece del radiante sol valenciano en el dugout de visitantes del Estadio José Bernardo Pérez.
“He lanzado en Taiwán, México, Puerto Rico, Colombia y República Dominicana, también en España, Panamá y Nicaragua, así como en ligas independientes en Estados Unidos. Ahora lo hago en Venezuela”, sonríe el relevista derecho de Cardenales de Lara. “A pesar de mi edad (cumplirá 40 años en junio), me mantengo y seguiré lanzando siempre y cuando pueda seguir rindiendo a este nivel. Aquí he tirado entre 94 y 97 millas por hora”.
Antes de convertirse en un trotamundos, Gómez soñaba con llegar a las Grandes Ligas como cualquier niño dominicano y a finales de los 90 firmó un contrato con los Piratas de Pittsburgh. El jovencito de San Felipe de Puerto Plata, dueño de una poderosa recta, comenzaba una esperanzadora travesía. Pero no pudo ir más allá de dos campañas en la Liga del Golfo, antes de ser dejado libre. Luego con los Yanquis de Nueva York jugó otro par de zafras sin pasar de Clase A y decidió que era suficiente.
“También probé con Tampa Bay y Milwaukee y luego me retiré. Lo hice en 2002 y como vivía en Nueva York, comencé a trabajar en la Trump Tower (un rascacielos de uso residencial y comercial en Manhattan). Allí vivían (Derek) Jeter y el japonés (Hideki) Matsui. Fue lo más cerca que estuve de ellos. Pasé cinco años trabajando en ese edificio como portero”.
Gómez, para ese momento de 23 años de edad, dejó el uniforme de pelotero para lucir una librea, sin resentimientos.
“Mi historia es un poquito larga, pero cuando me retiré nunca me sentí decepcionado o frustrado. No me preguntaba ‘por qué yo no y fulano sí, con menos condiciones que las mías’. Nunca, lo juro por lo más sagrado, me sentí con la necesidad de jugar pelota, sin poder hacerlo. Lo cogí como cualquier persona que trabaja para llevar el sustento a su casa. De hecho, seguía viendo los juegos de Grandes Ligas por televisión y estaba pendiente de lo que pasaba en Dominicana, cuando comenzaba el invierno. Nunca me sentí mal conmigo mismo, nunca pasó eso por mi mente. Porque soy una persona agradecida, primeramente con Dios, y después con mi madre (Elena Del Rosario), que me dio su ejemplo. Si yo no estaba jugando durante esos años era por un propósito”.
El quisqueyano iba con cierta regularidad al gimnasio para estar bien físicamente y soltaba algunas pelotas con amigos.
“En Nueva York se juega una liga con peloteros release los sábados y los domingos. Iba para allá por diversión, no para tratar de volver a ser profesional. Entonces, en el verano de 2006, un abogado estaba mirando el partido y yo pitché nueve entradas, gané 2-1 y ponché como 15 rivales. El señor, muy amable, vino y se presentó. Allí comenzamos las conversaciones y él me consiguió trabajo para Nicaragua (con los Indios de Bóer). Después para Taiwán y México”.
A partir de ese momento, sin buscarlo, fraguó su regreso y se convirtió en uno de los relevistas más exitosos en la Confederación del Caribe, en años recientes.
Antes de firmar contrato con la gerencia crepuscular, Gómez exhibía registro de vitalicio de 3-7, con 3.74 de efectividad y 46 salvados, en 101 innings repartidos en 115 encuentros con Indios de Mayagüez (2008-2009), Cangrejeros de Santurce (2012-2013, 2015-2016), Águilas Cibaeñas (2013-2014), Tomateros de Culiacán (2014-2015) y Criollos de Caguas (2016-2017). Mientras que en las últimas dos ediciones de la Serie del Caribe no ha permitido carreras limpias en 4.1 entradas, con un salvado, defendiendo al campeón de Puerto Rico.
“No se trata de dónde has jugado, sino lo que puedas hacer en el terreno. Lo que tú demuestras cuando compites. He jugado con tantos peloteros que ni te imaginas y varios de ellos ya están retirados. Siempre me he ganado el respeto del contrario y mis compañeros, eso te ayuda a conseguir trabajo, a que la gente te quiera y te busque para contratarte”, asegura sin aspavientos. “Lo más importante de este deporte no es solo lo que hagas, es tu comportamiento dentro y fuera del terreno. Ahora mismo hay muchos muchachos jóvenes con grandes condiciones y talento que quedan fuera a temprana edad. De manera que no solo se trata de condiciones”.
La gerencia Lara no desperdició la oportunidad de asegurar sus servicios, después que fuera recomendado a José Yépez, gerente deportivo.
Gómez no defraudó esa confianza. Encabezó el bullpen de los pájaros rojos con 33 salidas, como hombre del octavo tramo. Su récord fue de 1-1, con un promedio de 3.27 carreras limpias, 1.27 de WHIP y cuatro rescates en seis oportunidades.
“De antemano sabía que la venezolana era una de las mejores ligas del Caribe. Aquí se juega un buen beisbol, hay peloteros muy buenos. Así que mentalmente me preparé para estar listo y hacer mi trabajo, como hasta ahora”.
El tirador quisqueyano primero le preparó el camino a cerrador Ryan Kelly, antes que concluyera su participación con Lara, y luego al ex gradeliga Felipe Paulino, después que llegara a Barquisimeto vía cambio desde los Bravos de Margarita.
Ahora ha asumido el papel de terminar los juegos, luego de los problemas de Paulino durante la primera ronda de los playoffs.
“Jamás pensé que iba a tener esta responsabilidad, pero pienso que estoy preparado para estar allí porque he venido haciendo esa función de cerrador en Puerto Rico y en México. Desde el primer día le dije a la gerencia que vine a hacer el trabajo, sin importar en el inning que me pongan, con fe, con amor y dedicación, tratando de dar el 100%”, suelta Gómez, que en la 2016-2017 lideró el circuito boricua con 15 salvados.
Una vez en el montículo, Gómez no solo apela a su recta de más de 90 mph, sino a un amplio repertorio que incluye sinker, slider, split y recta de cuatro costuras.
“No puedes hacer ese trabajo solo con velocidad, cuando tengo gente en posición anotadora uso el sinker, pero también depende del bateador al que esté enfrentando. Si está en la parte media de la alineación, siempre trato de combinar mi recta con los envíos quebrados. Depende de la situación del juego”, aclara.
Ricardo Gómez encabezó al bullpen de Lara con 33 salidas
UN CAMPEONAOTO, EL MEJOR INCENTIVO
Ricardo Gómez ha formado parte de los últimos equipos campeones en Puerto Rico, Santurce (2015-2016) y Caguas (2012-2013,2016-2017), mientras que fue Pitcher del Año hace cuatro zafras en la isla, pero se entusiasma con la posibilidad de asistir a la Serie del Caribe con el uniforme de Lara.
“Me gustaría representar a Venezuela. En los últimos años he ido con Puerto Rico y lo hice con mucho orgullo, porque allá me abrieron las puertas para jugar en el invierno, aparte de Nicaragua. A Puerto Rico lo llevo en mi corazón, pues la gente me quiere y me tienen admiración. Cuando haces bien tu trabajo te haces querer y es lo que deseo con Cardenales”.
Gómez se entusiasma con la idea y también con la posibilidad de volver en la 2018-2019.
“La gerencia me ha expresado que le gustaría tenerme otra vez, la directiva está contenta con mi trabajo. Es una organización que trata muy bien a todos, desde el más rookie hasta el de más experiencia. Sientes que estás dentro de una familia. Esas son las cosas que te llevan a regresar”.
EL DATO
Ricardo Gómez suma 50 salvados en el Caribe desde la campaña 2008-2009, en eliminatorias, incluyendo su actuación con Cardenales de Lara. Aunque en República Dominicana sólo apareció en la 2013-2014, con Águilas, y pese a dejar efectividad de 1.20, con 11 ponches y un boleto en 15 innings, fue dejado libre. “No me siento decepcionado de mí país, pero es muy difícil que te den el chance allá, si no perteneces a una organización de Grandes Ligas. Algo que no es justo, porque hay muchos muchachos talentosos fuera del país”.