Créditos Imagen: Pedro Ávila Fotos: AVS PHOTO REPORT
Pedro Felipe Hernández | Prensa LVBP
Caracas.- En el mundo de los negocios existen muchos vendedores, que hacen lo posible por colocar un producto en el mercado cueste lo que cueste. En el beisbol, un pelotero debe mostrar el repertorio necesario para dominar y acaparar el foco de atención en cada una de sus presentaciones. Pedro Ávila es en este caso el comerciante que vende su método infalible de cómo vencer la timidez, para triunfar, siendo apenas un novato en el negocio.
El derecho nacido en Caracas, debutó el 18 de octubre en la isla, contra los Tiburones de La Guaira. Ese día, siendo un todo un desconocido para los rivales, sometió a los escualos al no permitirles reaccionar en el ataque. Con su receta de ponchar bateadores, aprendida viendo videos de sus ídolos Pedro Martínez y Félix Hernández, dejó amarrado en sus cuatro primeras entradas en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional a cinco tiburones, que solo pudieron abanicar el aire, porque la bola se les había perdido.
“Me está gustando jugar en Venezuela”, confesó el novato de los Bravos. “Al principio me sentía tímido, pero mientras fui aplicando lo que sé, me dio el ánimo, para salir tan bien”.
La primera salida en blanco, sólo fue una pequeña muestra de la mercancía que enseñó el jovencito de 21 años de edad, porque el jueves 25 de octubre, soltó su armamento completo y en siete innings de labor, no sólo se llevó la primera victoria en la LVBP, sino que se adjudicó el primer blanqueo de su carrera, ya que, el compromiso fue finalizado en la séptima entrada por el chaparrón de agua, que azotó el parque de la Ciudad Universitaria.
“Fue algo muy emotivo. Lanzar de esa manera y además estar frente a mi familia, que nunca me habían visto jugar, fue algo majestuoso”, confesó el escopetero. “Toda mi familia es de Caracas, no me pueden ver lanzar en Estados Unidos. Mi papá me vio par de ocasiones, pero no toda mi familia, así que lograr eso frente a ellos me otorgó algo más personal en mi carrera”.
Sin embargo, no todo fue felicidad en el triunfo del derecho, ya que algo le faltó para ser excepcional y celebrar a lo grande.
“Mi momento más difícil, fue no poder compartir este triunfo y logro con mi tía, quien fue la que me crio y me inició en la carrera del beisbol desde niño. Ella murió y no estar allí para verme lanzar en donde siempre quiso, me pegó mucho”.
En 10.0 innings de labor, Ávila no ha permitido anotaciones. En esa actuación ha espaciado cinco incogibles y un boleto, mientras ha abanicado a 10 contrarios. Ha totalizado 119 pitcheos, de ellos 84 en strike (71%).
“Anoten ese nombre, porque quizás no lo veremos más por aquí”, declaró el manager de los insulares, Henry Blanco. “Disfruten todo lo que puedan ver de como lanza ese muchacho, porque se perderá de vista y pronto llegará a las Grandes Ligas”.
El secreto para vencer la timidez, no tiene que ver con pastillas o consultas en el médico, ni leer libros de autoayuda. Según Ávila, solo hace falta una cosa: “Tratar de divertirme, porque con los aplausos de mi familia, me hizo recordar hace diez, once años de mi infancia, cuando me apoyaban de niño”.
Pedro Ávila ha deslumbrado con sus actuaciones desde el montículo
DE CARACAS A SAN DIEGO
Nacido en la capital de Venezuela, el 21 de enero de 1994, Pedro Ávila creció con el beisbol en la mente, viendo por televisión miembro del Salón de la Fama, Pedro Martínez y con un importante impulso familiar.
“Yo salgo de la rama de la Fundación Deportiva los Phillies, creada por mi tía que en paz descanse, junto a mi papá. Salí de allí con mi recorrido de niño, hasta que mi tío José Gregorio Ávila me enseñó todo lo que me ayudó a ser lanzador”, dio a conocer el fusilero. “Era llamada liga de beisbol menor Andrés Miranda (LIBEMAN)”.
Esa liga fue creada en el polideportivo “Andrés Miranda” de Coche, Distrito Capital.
Ávila no fue lanzador desde sus inicios pre infantiles, pero una oportunidad crucial, le abrió el camino que maneja ahora desde el montículo.
“Yo empecé como shortstop, mi papá me ponía a atrapar de 60 a 80 rollings diarios para verme crecer en esa posición, pero un juego de final en esas ligas, llegó el último episodio y solo quedaba yo disponible, entonces me pidieron que lanzara y yo lo hice. Lancé 90, 91 (millas por hora), me vio un scout y así me quedé como pitcher”, contó Ávila.
El escopetero firmó primero con la organización de los Nacionales de Washington, con 18 primaveras cumplidas, pero luego pasó a las filas de los Padres de San Diego en 2017 y terminó la campaña del 2018 en Clase A avanzada, con un horizonte trazado en la cabeza.
“Primero debo pasar muchas pruebas, para seguir adelante, necesito buena salud, porque si quiero subir de categoría. Sólo debo enfocarme en tener buena salud”, destacó el derecho que trabajó 130.2 episodios en 2018.
IMITAR A LOS GRANDES A PUNTA DE PONCHES
En las menores entre las organizaciones de Nacionales y Padres, Ávila ha ponchado a un total de 496 bateadores en 416.1, repartidos 82 presentaciones desde el morrito, para un promedio de 10,7 por cada nueve entradas. Se le da muy bien eso de hacer abanicar a los rivales. De hecho, los 10 guillotinados conseguidos en el campeonato venezolano ratifican esa condición. Pero todo se trata de imitar el modelo que aprendió de sus ídolos.
“Tengo tres ídolos del beisbol, el primero Pedro Martínez, el segundo Félix Hernández y el tercero Marcus Stroman”, confesó. “Yo soy un pitcher ponchador porque los quiero imitar a ellos, porque siendo agresivos, alcanzaron muchas cosas”.
“Confío en todos mis lanzamientos y cuando los combino para salir de aprietos, los utilizo para ponchar al bateador, porque soy un lanzador que le gusta ponchar”, acotó el serpentinero caraqueño.
Además de idolatrar a esos lanzadores estrellas de la Gran Carpa, ahora cuenta con un ex receptor acostumbrado a guiar a serpentineros de alto calibre.
“Siempre veía a Henry Blanco por televisión y es un honor, ser dirigido por él y recibir sus consejos”, contó.
Pedro Ávila tiene un promedio de 10,7 ponches por cada nueve entradas en Ligas Menores
RESTRICCIONES EN EL HORIZONTE
El estratega Henry Blanco sabe lo complicado que es manejar un equipo, en el que sus piezas deben abandonar el conjunto en las diferentes etapas del torneo. Hay planes que cumplir, fechas límites, permisos de organizaciones de las Grandes Ligas.
“No puedo hacer nada, son restricciones impuestas por cada organización, por eso, mientras estén aquí y puedan hacer el trabajo ganador, lo aprovecharemos el máximo”, afirmó Blanco.
Pedro Ávila tiene su tiempo límite para actuar en la pelota criolla. “Los Padres de San Diego, me dieron cuatro salidas en el rango de los 80-85 pitcheos”, reveló Ávila.
El joven serpentinero le pidió a la organización de San Diego una sola cosa: “Que me dejaran jugar aquí, para que mi familia me viera debutar, en lo que tanto amo hacer”.
Así que los aficionados de los Bravos y, en general, del beisbol, deben estar atentos a sus presentaciones, antes de que se marche.