Créditos Imagen: Luis Ugueto y Ozney Guillén
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
San Juan, Puerto Rico.- El Estadio Hiram Bithorn abrió sus puertas muy temprano. El nuevo formato de la Serie del Caribe, con seis equipos, así lo exigía. Cardenales de Lara y Vaqueros de Montería tomaron posesión de sus clubhouses desde las 8:00 am, una hora impensable en circunstancias normales. La voz de playball estaba pautada 120 minutos después.
Pero no sólo esas circunstancias, en medio de la radiante y calurosa mañana sabatina de San Juan, se salían de lo habitual. Luis Ugueto y Ozney Guillén se alistaban en sus oficinas, repasaban sus alineaciones y se aseguraban de sus reservas disponibles con sus coaches de banca. Hace pocos meses atrás, nadie podía anticipar que como managers debutantes llevarían a sus conjuntos al campeonato de sus ligas. Desde entonces todo se alineó para que viajaran a Puerto Rico y se convirtieran en los primeros pilotos venezolanos que se enfrentarían en el Clásico Caribeño, un torneo con más de 60 años de historia.
“Antes del partido lo había escuchado. Es muy interesante una marca como esa y creo que es importante que Ozney haya obtenido ese triunfo en Colombia, demostrando que hay dirigentes en Venezuela y jóvenes. Todos estamos al tanto de la sangre que corre por sus venas. Oswaldo (Guillén), es su padre, pero se abre su propio camino”, señaló Ugueto.
“Muy feliz porque a Ugueto le dieron el trabajo”, apuntó Guillén, el menor de tres hijos de Ozzie e Ibis de Guillén. “Tremendo pelotero, lo conozco desde hace mucho tiempo, desde que estaba chiquito. Me encanta que él y Gustavo Molina (coach de banca) pudieran ganar. Son mis amigos. Me alegra mucho porque somos venezolanos, latinos. Estamos dando un paso adelante, ya no sólo es Oswaldo Guillén, es toda una nueva tribu, como le llamo. Creo que tenemos que seguir adelante y aprovechar la oportunidad”.
Ugueto asumió las riendas de Cardenales en lugar de José Moreno, que había sido ratificado en su cargo en marzo de 2019. Moreno no pudo asumir su rol debido a las consecuencias de la orden ejecutiva de la administración de Donald Trump que sancionó a Venezuela. La medida generó que Major League Baseball extrañara a la LVBP, lo que obligó a los ocho clubes del circuito a reinventarse en muy poco tiempo.
“En realidad, no esperaba ser tan pronto manager. Es más no me pasaba por la cabeza. Pero una vez asumí la responsabilidad lo hice con convicción”, confesó Ugueto, de 40 años de edad. “Me gusta visualizar. Cuando enfrento un reto, trató llegar hasta lo máximo que se puede aspirar. Así que puedes ir y buscar las entrevistas que ofrecí a la prensa antes y durante el inicio de la temporada. Siempre hablé de la Serie del Caribe y que esperaba quedar campeón. Claro, hay que trabajar, cosechar, darle tiempo al proceso, asumir responsabilidades. Son muchos los factores y hay muchas cosas que deben pasar para estar en esta posición. Un edificio no se hace en un día. Lleva sus cimientos, sus bases”.
Osney Guillén, hijo menor de Oswaldo, se abre paso como manager, un rol en el que triunfó su padre
Guillén, de apenas 28 años de edad, fue contratado para ser el capataz de Vaqueros, una nueva franquicia que tomó el lugar de Leones de Montería, un equipo que en los años 80 había pertenecido a Liga Colombiana de Beisbol Profesional.
La novena inició la campaña con grandes expectativas y al final alzó el trofeo. Aunque pocos apostaron por el joven estratega y su grupo.
“Ser campeón me hace un poco diferente”, afirmó entre risas Guillén, que fue drafteado en 2010 por Medias Blancas de Chicago, pero que nunca llegó a las Grandes Ligas. “Teníamos un plan desde el principio y la gerencia me dio la confianza. Empezamos muy mal y durante el progreso de la temporada las cosas mejoraron y estamos aquí”.
Antes, durante el verano, Guillén había debutado como manager con el equipo Try-City Valleycats, Clase A Corta de los Astros de Houston.
“Me decían que era un ridículo porque dije que iba a ganar”, soltó. “Cuando me pongo el uniforme siempre busco ganar. Haré siempre todo lo posible por ganar. Es algo que me enseñó mi papá, además de ser honrado y respetar el juego. Sin importar cuál camisa tengas puesta, lo importante es ganar. No pensé que iba a ser tan bonito, pero si me lo imaginé. Y me alegra mucho. La gente no sabe lo difícil que es juntar una alineación, quién viene, quién sale del roster. Esto es winter ball. Es una tremenda labor como quieras que la veas y por eso me alegró tanto lo que hicieron en Venezuela todos esos manager emergentes”.
La misión se había completado. No obstante, una invitación de Colombia a participar en la Serie del Caribe por la Confederación de Beisbol Profesional del Caribe, apenas era un proyecto. Sólo que Cuba desistió de asistir a Puerto Rico debido a problemas burocráticos con el visado estadounidense y Vaqueros dio un paso al frente. Lo que hizo posible el apretón de manos de Ugueto y Guillén el sábado por la mañana.
“¿Haremos historia, de verdad, con Colombia y todo eso?”, volvió a preguntar Guillén para asegurarse. “Es un orgullo ponerme la camisa de Colombia y poder representar un país que me abrió las puertas y me dio el chance de dirigir. También estoy contento por los muchachos. Este tipo de torneo es para que ellos demuestren que se merecen este beisbol. Yo no fui un pelotero muy bueno, jugué en ligas independientes, pero hay mucho beisbol alrededor, allá afuera. La gente se tapa los ojos con algunos peloteros y estamos aquí para abrírselos y ojalá que algunos salgan con trabajo de aquí y puedan enseñar su talento en el beisbol organizado”.
Guillén sabía por su experiencia con Tiburones de La Guaira que en las ligas de invierno no se trata de desarrollar peloteros como en las granjas de MLB. Había que ganar a diario, de lo contrario se tendría que marchar.
“Eso lo aprendes rápido. Por eso no vinimos a competir, vamos a estar batallando contra todo el mundo. La gente tal vez no conozca los nombres de estos beisbolistas, pero juegan pelota, tienen experiencia. Este equipo que reunimos es bueno. Están aquí por que hicieron su trabajo y los que se fueron también: Alí Castillo, Herlis Rodríguez, Julio Pinto y Yapson Gómez. (El ex grandeliga) Alberto Callaspo (de 36 años de edad) ha puesto sus conocimientos para ayudar a los muchachos, me ha gustado mucho y está aquí”.
Luis Ugueto asumió una responsabilidad impensada para él y respondió
Ugueto no tenía experiencia previa como dirigente, pero al final del viaje que lo trajo a San Juan, es otra persona, al menos en cuanto a cómo afrontar el juego.
“Fueron muchas pruebas que me ayudaron a madurar como técnico. Una de las más difíciles fue cómo manejar el pitcheo. No fue fácil a partir de diciembre, cuando Pedro Rodríguez no pudo seguir como cerrador y tuve que restructurar el bullpen por completo. Juego a juego tuve que ingeniármelas para buscar la mejor forma de que los lanzadores relevos tuvieran una mejor actuación, para ayudar en las victorias del club. Fue difícil, pero alcanzamos los resultados y al final del día eso es lo que cuenta. Agradezco mucho a Gustavo (Molina), una persona de mucha clase, que me apoyó como coach de banca. Siempre me daba ese último golpesito para salir adelante”, abundó Ugueto que jugó en las Mayores con Marineros de Seattle, entre 2002 y 2003.
El ex utility también debió aprender a manejar a un grupo de más de 30 peloteros. Lidiar con sus personalidades durante cada jornada.
“Tuve la oportunidad de jugar con algunos de ellos y te ven como uno de sus pares, como uno de ellos, y hay que mantener la distancia para que no se pierda el respeto y eso es importante. Ese es el paso más importante que tienes que dar. Lo comenté con Jackson (Melián, piloto de Caribes de Anzoátegui). Esos muchachos jugaron a la par con nosotros y hay algunas bromitas pesadas. Todo eso hay que cortarlo desde un principio y saber que desde este lado es diferente. Y al pasar las dos rayas, manager y jugador son diferentes”.
“Debes aprender, tienes que aprender todo eso y más”, sostuvo Guillén, que en su encuentro con sus dirigidos antes del partido los animó a “aprovechar el reto y la posibilidad de mostrarse”.
Unos metros más allá Ugueto hizo lo mismo, en la intimidad del clubhouse.
“Tuve una conversación con los muchachos. Varios de los que jugaron conmigo, (Alexi) Amarista, (René) Reyes, saben cuál es mi estilo de juego y sé que ellos me ayudarán. Cada partido será el séptimo juego de una final, para representar lo mejor posible a Venezuela y buscar el título”, reveló Ugueto antes de atender a la prensa internacional.
“Venimos a ganar la Serie del Caribe”, afirmó convencido Guillén, mientras pegaba la alineación en la pared del dugout de visitante del Hiram Bithorn.
El sol seguía su curso hacia su cénit, sobre el Hiram Bithorn. Ambos dirigentes marchaban, separados, pero unidos por causas similares, a marcar un hito en el beisbol del Caribe.