Créditos Imagen: Fotos: Cárdenas Sports Media
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- Hace 60 años, Luis Aparicio debutó en las Grandes Ligas con los Medias Blancas de Chicago e inició el camino que lo llevaría al Salón de la Fama.
El diminuto zuliano recibió el testigo de las paradas cortas de Alfonso “Chico” Carrasquel, que hasta el año anterior había sido el torpedero de Chicago.
En aquel, ahora lejano, 17 de abril de 1956, los patiblancos se enfrentaron a los Indios de Cleveland, con el “Chico” en el shortstop. Fue también la primera vez que dos venezolanos aparecieron en diferentes equipos en esa posición durante el mismo encuentro.
“¿60 años? ¡Me estoy poniendo viejo! (Risas). Aún lo recuerdo como si fuera ayer. Aquí en mi casa tengo aún fotos de ese día. Allí estuvo conmigo Alfonso Carrasquel, quien era todo un personaje. Alfonso me aconsejó mucho. Él fue mi ídolo. Yo no creía que iba a jugar en su lugar hasta que lo vi en los periódicos de Chicago. Fue en la prensa que me enteré que estaba sustituyendo a Alfonso. Mi debut fue algo redondo al tener allí también a ‘Chico’ Carrasquel. Él me ayudó muchísimo a llegar allí, tanto en el terreno como fuera del terreno. Jugar contra el ‘Chico’ es el mejor recuerdo de ese día”, dijo Aparicio, en una nota de prensa.
En el partido, que tuvo como escenario el viejo Comiskey Park, los locales derrotaron 2-1 a la tribu. Aparicio alineó como torpedero y octavo en el orden ofensivo del manager Marty Marion. Terminó el compromiso con un hit en tres turnos. Ese imparable, un sencillo al jardín izquierdo, lo encajó el derecho Bob Lemon, que eventualmente llegaría al templo de los inmortales de Cooperswton.
Aparicio debutó en una fría tarde de Chicago
“Ese día hacía un frío muy sabroso en Chicago. En realidad había mucho frío, pero no estaba congelado. Ya me había acostumbrado un poco en los años anteriores, en las menores”, recordó Aparicio. “(Lemon) era un pitcher que tiraba muy buena curva. Tiraba de todo, y era como todos los pitchers de antes, que no andaban con tonterías. Si les hacías buenos swings te la tiraban por la cabeza para intimidarte. Yo me salvé en mi último turno, porque le pude dar el hit”.
En poco tiempo, Aparicio se hizo un nombre como regular de Chicago, lideró la Liga Americana con 21 robos y 14 sacrificios, ligó para .266/.311/.341 y comenzó a deslumbrar con su excelsa defensiva. Un esfuerzo que le valió ser reconocido como Novato del Año.
Fue la primera de sus nueve campañas seguidas liderando el circuito en bases robadas, más que cualquier otro jugador en la historia.
En 1959, “Little Louie” empujó a los Medias Blancas hasta la Serie Mundial con una estelar zafra en la que anotó 98 carreras y se estafó 56 almohadillas. Para ese momento había redefinido el papel del campocorto en las Mayores. Ese año terminó segundo en la votación para el premio Jugador Más Valioso y, a pesar que Chicago perdió el Clásico de Octubre con los Dodegers de Los Ángeles, golpeó para promedio de .308 en la serie (26-8).
Fue una ocasión especial para la prensa de la época el encuentro entre el "Chico" Carrasquel y Aparicio
Durante ocho temporadas seguidas (1959-1966), Aparicio encabezó a los shortstops de la Americana en porcentaje de fildeo y en su carrera ganó nueve Guantes de Oro. En 1963 fue cambiado a Baltimore y, tres años más tarde, ayudó a los Orioles a ganar el banderín del joven circuito y luego barrer a los Dodgers en la Serie Mundial.
Regresó a Chicago en 1968 y un par de años después, a la edad de 36 años, consiguió su primera y única campaña por encima de .300 (.313) y jugó su partido 2.219 en el campocorto para romper el récord que estaba en manos de Luke Appling, idolatrada figura de los Medias Blancas.
Aparicio terminó su andar por la Gran Carpa en 1973 como miembro de los Medias Rojas de Boston, siempre como titular. En 1984, fue exaltado al Salón de la Fama, un honor que ningún otro venezolano ha conseguido hasta ahora.
Luis Aparicio integró una de las mejores duplas de la historia alrededor de la segunda con Nellie Fox (2)
“Con ese frío tan bravo (en Chicago) qué iba a pensar que terminaría en el Salón de la Fama. Yo ni sabía qué era el Salón de la Fama, pero lo que sí sabía era que ya estaba en Grandes Ligas. Por eso tengo mucho que agradecerle a Dios, quien me dio la habilidad de jugar beisbol, a La Chinita, y a Alfonso, porque me ayudó mucho. Él fue muy importante para mí”, destacó Aparicio, de 82 años de edad, que fue integrante de equipos Todos Estrellas en 10 ocasiones y al momento de su adiós era dueño de los récords de más juegos (2.581), dobleplays (1.553) y asistencias (8.016) de un torpedero.
Logros que todavía son celebrados y recordados, a seis décadas de su primer desafío en el mejor beisbol del mundo.
“Estoy muy feliz por la forma en que me trata aún la gente. Todo el mundo. Me ven en la calle y me respetan, me tratan con un cariño del cual estoy muy agradecido. Lo único que tengo que decirle a toda la gente es gracias. Y es una fecha importante, porque no solo empecé mi carrera, sino que gracias a eso, al beisbol, pude tener a mi familia. Yo no conocía a mi esposa Sonia todavía, pero ese mismo año nos casamos y ya vamos a cumplir 60 años juntos”, apuntó Aparicio. “El beisbol me dio hasta a mi señora, porque la conocí en un estadio ese año. Estoy muy contento por todo lo que pasó en mi vida después de ese día, porque el beisbol me ha traído tantas cosas buenas que no me puedo quejar, gracias a Dios y a La Chinita”.
BoxScore del partido entre Cleveland y Chicago
Más fotos de aquel memorable día
Luis Aparicio acompañado por Orestes "Minnie" Miñoso y Alfonso Carrasquel