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Andriw Sánchez Ruiz | Prensa LVBP
Caracas.- La lluvia etílica en el clubhouse de Leones del Caracas cayó torrencialmente la noche del martes. El manager Mike Rojas era uno de los pocos que no estaban empapados por la espumosa celebración, pero se preparaba para unirse al guateque clasificatorio lo más pronto posible. La lucha contra Tigres de Aragua era algo del pasado para el hombre y su manada. Había dirigido al equipo a la conquista de la serie en seis juegos.
El nuevo reto para Rojas, antes de llevar su mente a las semifinales, era destapar una necia botella de champán. Al menos, mientras hacía todos los esfuerzos para que cediera el corcho, no olvidó destacar la clave de los melenudos en la primera fase de los playoffs.
“Todos hemos jugado bien en esta serie”, dijo en el azoro por terminar de hablar. “El pitcheo estuvo tremendo, el bateo también. Fueron tremendos juegos. Desde la pretemporada he dicho que el carácter es lo que identifica a este equipo”.
Tal vez parezca un análisis simple pero está muy alejado de serlo. Cada uno de los reglones estadísticos de las tres primeras series de la postemporada avala las palabras del estratega. Caracas, sencillamente, conjugó y desarrolló cada uno de los componentes que conforman una fórmula exitosa.
En las tres series, no existió una ofensiva que luciera un promedio de bateo colectivo más alto que el de Leones (.335). Solo el mini derby de cuadrangulares en la serie entre Navegantes del Magallanes y Caribes de Anzoátegui -que pegaron 14 vuelacercas en conjunto- evitó que el OPS capitalino (.843) fuese el tope en el universo de seis equipos.
La presión que se origina por impulsar a corredores en posición anotadora también fue cortada por los bates avileños. En tales escenarios el average de la novena fue de .361, además la colectividad impulsó 31 anotaciones.
“Dimos los batazos oportunos. Jugamos buena pelota e hicimos las cosas pequeñas”, comentó Wilfredo Tovar en pleno festejo. “No perdimos la paciencia, siempre con la cabeza en alto y las cosas se dieron. Es hora de dar otro paso para luego quedar campeones”.
Félix Pérez completó una exitosa eliminatoria y sigue produciendo
SOBRÓ LO QUE FALTÓ EN OTROS LADOS
Los guarismos monticulares en la postemporada tocan las nubes. Es necesario recordar que, al menos en los reglones de promedio de carreras permitidas o adversarios embasados, más significa peor. Las excepciones son Cardenales de Lara y Leones.
Los pájaros rojos exhibieron una efectividad global de 1.68 y los melenudos 3.52; números considerablemente inferiores al promedio de anotaciones aceptadas por cada nueve episodios durante las series (4.78). El WHIP crepuscular estuvo en 0.993 y el capitalino en 1.174, las únicas cifras por debajo del 1.500.
Los registros sobresalientes de ambas novenas tampoco varían en la discriminación de roles. El cuerpo de abridores alados dejó 0.93 de efectividad y 0.862 de WHIP, y los felinos 3.38 y 1.163, a pesar de los malestares que ha sentido Luis Díaz en el brazo derecho que obligó al cuerpo técnico a lanzar a Logan Darnell y Manny Correa con solo tres días de descanso. Los dos experimentos resultaron exitosos.
“Cuando ves a lanzadores que se entregan de esa manera con pocos días de descanso sientes respeto y motivación”, señaló el campocorto Gregorio Petit. “Cualquiera puede decir que está cansado y no lo hace, así de sencillo. Siempre es bueno cuando ves unas ganas así para ayudar al equipo”.
El relevo también estuvo mucho mejor que la media mostrada en la primera fase de enero. Los bomberos lograron 3.67 de efectividad y un WHIP de 1.185, guarismos que solo son comparables a los mostrados por el bullpen de Cardenales: 2.79 y 1.190.
Manny Correa hizo un gran trabajo desde el montículo
UN NUEVO BRAZO CONTRA CARIBES
El miércoles quedó como un día para reposar lo vivido y expandir los planos para hacer ajustes y trazar las nuevas estrategias de guerra. Leones comenzará este jueves, a las 7:00 pm, hostilidades contra Caribes de Anzoátegui.
El primer ítem en la pizarra compartida por el tren gerencial y el cuerpo técnico estaba el reforzamiento de la rotación con un brazo que pueda cubrir la momentánea ausencia de Díaz. El mexicano Alejandro Soto es la contratación para solventar la necesidad.
El zurdo, de 31 años de edad, viene de lanzar con los Venados de Mazatlán en la Liga Mexicana del Pacífico. En 44 entradas repartidas en nueve salidas, ocho como abridor, su efectividad fue de 2.25, con un WHIP de 1.04 y 1.8 boletos por cada nueve entradas.
Ese ha sido el primer movimiento de la oficina y, tal vez, el plan para la toma de la sustitución, que se hará en el draft de este jueves en la mañana, ya está definido pero no se ha hecho público. José Manuel Fernández, gerente deportivo del club, manifestó la procura de aguardar por el perdedor del juego por el comodín para tener un horizonte de opciones más claro.
Lo que sí es una realidad es el enfrentamiento contra la tribu, con la que los melenudos perdieron la serie de la ronda regular 6-3.
“Tenemos la ventaja de casa y, aunque suene simple, a estas alturas eso debe prevalecer. Caribes es un equipo difícil, ya vimos lo que hizo con Magallanes”, advirtió Fernández. “Se aprovecha muchísimo del descontrol. La mayoría de sus rallys se basan en los boletos. Hay mucha experiencia allí y nos obliga a tener profundidad en el pitcheo, para también adaptarnos a las condiciones de Puerto La Cruz, un estadio que favorece mucho a los bateadores”.