Créditos Imagen: César Tovar Fotos: Getty Images
José Luis López | Prensa LVBP
Caracas.- Tardó, pero se hizo justicia. César Tovar fue exaltado al Salón de la Fama de los Mellizos de Minnesota, equipo para el cual actuó ocho temporadas, entre 1965 y 1972.
Hombre versátil, polifacético sobre el terreno de juego, no tardó mucho en mostrar su valía para los Mellizos. Fue reconocido como la bujia de un club que contaba con nombres de la talla de Harmon Killebrew, Tony Oliva, Rod Carew, Bert Blyleven y Jim Kaat, Jim Perry y Luis Tiant, por citar algunos.
En 1967 ocupó el séptimo lugar en la votación de Jugador Más Valioso, ganada por Carl Yastrzemski, quien conquistó la Triple Corona de bateo con los Medias Rojas de Boston. Ese año cuatricentenario de su ciudad natal, César lideró las Mayores en apariciones legales (726) y juegos (164), en tanto que fue el que consumió más turnos (649) en la Liga Americana. Eso le valió un voto por el primer lugar del galardón.
En 1970 se erigió líder en dobles (36) y triples (13). En 1971 encabezó la liga en hits con 204.
Pese a que han transcurrido casi 50 años de su salida de Minnesota, se mantiene tercero en la lista de todos los tiempos del equipo en bases robadas (186), séptimo en triples (55) y undécimo en hits conectados (1.164).
César llega al Salón de la Fama de los Mellizos, en compañía del jardinero Dan Gladden y del infielder y posterior mánager Ron Gardenhire. Tanto Gladden como Gardenhire jugaron en la LVBP en los albores del decenio de los 80. El primero con Tigres de Aragua y el segundo con Leones del Caracas.
Fueron elegidos por un comité de 67 personas, que incluía medios locales y nacionales, funcionarios del club, fanáticos y miembros electos anteriores del Salón de la Fama de los Mellizos, según indica el periodista Do-Young Park del portal web oficial del conjunto.
Durante cinco de sus ocho temporadas en Minnesota, Tovar sumó votos para el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana. El 22 de septiembre de 1968 contra los Atléticos de Oakland jugó en las nueve posiciones para ser apenas el segundo jugador en hacerlo en la historia de las Grandes Ligas, detrás del cubano Dagoberto Campaneris, que lo había hecho en 1965.
Por hitos como los descritos, Nancy Jones, hija de César Tovar, residente en los Estados Unidos, llevaba años a la espera de este reconocimiento que ha llegado al fin para reconocer a la figura que fue su padre.
“Simplemente nos decíamos a nosotros mismos: ‘Bueno, tal vez el próximo año. Tal vez el próximo año o la próxima vez’. Realmente no reflexionamos demasiado sobre eso, y simplemente estamos agradecidos cuando recibimos la llamada y la información de que sucederá este año. En general, estoy agradecida de que finalmente pueda obtener el reconocimiento que se merece”.
Sabias las palabras de la señora Jones-Tovar, porque en la época en la cual jugó su padre -a diferencia del beisbol grande de hoy- no era muy extenso el listado de los jugadores latinos que triunfaban en las Mayores.
Otra de las grandes actuaciones de César con Minnesota, tuvo lugar el 21 de mayo de 1967. Ese día se convirtió en el primer venezolano en disparar cuatro extrabases en un encuentro de Grandes Ligas. Bateó dos jonrones e igual cifra de dobles para que los Mellizos apalearan a domicilio 12-3 a los entonces Angelinos de California, hoy de Los Ángeles y Anaheim.
A esa faena se le agrega la del 18 de mayo de 1969, cuando se combinó con el panameño Rod Carew para robar cinco bases en el tercer inning de un encuentro contra los Tigres de Detroit. Tanto Tovar como Carew le robaron en esa entrada dos veces el plato al lanzador Mickey Lolich, zurdo que no ocultó su enfado. César debió pagar la molestia de Lolich por la afrenta, al recibir un bolazo en la cabeza, en posterior turno al bate.
En Minnesota, el criollo era conocido como el “Señor Versatilidad”, dada la facilidad con la cual jugaba los jardines y las posiciones del cuadro interior. Sus amigos más cercanos lo llamaban “Pepito” y por algunas derivaciones de este apodo.
El venezolano cerró su capítulo con Minnesota luego de participar en 1.090 juegos, aparecer 4.595 veces en el plato, tomar 4.142 turnos, anotar 646 carreras, sonar 1.164 hits, incluidos 193 dobles, 45 triples y 38 jonrones. Completó con 319 remolcadas, 186 robos y su línea ofensiva culminó con un respetable .281/.337/.377 y .714 puntos de OPS.
Contaba ese gran periodista que es Juan Vené, que cuando Tovar fue negociado a los Filis de Filadelfia en 1973, el hijo de Harmon Killebrew -quien por cierto llegó al Salón de la Fama de Cooperstown en 1984 y en compañía de nuestro Luis Aparicio- armó un berrinche porque -apartando su padre, claro está- el venezolano era su ídolo en los Mellizos. A modo de chanza, Killebrew decía: “Ojalá llore tanto el día que me toque abandonar Minnesota”.
Vale la pena apuntar -la oportunidad da pie para ello- que el pelotero que fue tomado como modelo para el logotipo de Major League Baseball que aún después de muchos años, fue precisamente Kilebrew, fallecido el 17 de mayo de 2011.
Después de la campaña de 1972, César Tovar fue cambiado a los Filis de Filadelfia por tres jugadores
César se le había adelantado en el viaje eterno. Su fecunda travesía terrenal, que había iniciado el 3 de julio de 1940, culminó a los 54 años de edad, el 14 de julio de 1994 y en la misma Caracas que le vio nacer.
En 2003, en la primera exaltación del Salón de la Fama del Beisbol Venezolano, la figura de César Tovar estuvo presente. También está entronizado desde 1996 en el Salón de la Fama del Deporte Venezolano. Igualmente, es el criollo número 11 que mora en un Salón de la Fama de un equipo de Grandes Ligas.
Toda una gloria, el señor César Tovar. Resultaba un deleite ver como jugaba a la pelota. Un jugador de muy alta factura, picardía e inteligencia, que dejaba satisfechos hasta a los más exigentes gourmets del beisbol. El reconocimiento que le hacen los Mellizos de Minnesota, sin duda tardó más de lo debido. Pero lo importante es que llegó para hacer justicia.
