Créditos Imagen: Kevin Maitán y Henderson Martínez
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Valencia.- Kevin Maitán se sintió aliviado luego de plasmar su rúbrica en un contrato profesional. Finalmente, era miembro de una organización de Grandes Ligas.
Las cámaras de los medios que asistieron al acto, captaron su trazo firme y rápido sobre el papel. Luego, se destacó ante los flashes su espléndida sonrisa, mientras lucía el jersey y la gorra de los Bravos de Atlanta.
“Estuve esperando tres años por este momento y cumplí parte de mi sueño. Ahora debo seguir trabajando para llegar a las Grandes Ligas”, dijo el joven, de Puerto Cabello, que el sábado fue reclutado por un bono de 4,25 millones de dólares, cifra histórica para el país durante el proceso de firmas de agentes libres internacionales, que se abre cada 2 de julio.
“No fue nada fácil durante todos estos años asistir a tryouts y showcases, con los scouts de las Mayores. No fue nada fácil. Pero todo salió excelente, gracias al apoyo de mi familia, Henderson Martínez (Academia MN) y a su cuerpo técnico, todo salió bien”, agregó el primer prospecto de la Clase de 2016.
Maitán, que puede batear a las dos manos y se desempeña en el campocorto, es talvez el mejor prospecto internacional desde que el dominicano Miguel Sano pactó con los Mellizos de Minnesota, por $3,15 millones, en 2009. Los scouts lo consideran un bateador de promedio y poder que puede hacer una carrera en las paradas cortas, algo que Sanó no pudo conseguir.
“Vimos al mejor prospecto de Latinoamérica. Vimos a un bateador ambidextro con poder, con muy buenas manos y potente brazo. Un gran bateador que puede estar en la parte alta de la alineación”, destacó Gordon Blakeley, asistente especial al gerente general, John Coppolella, que viajó hasta Valencia para estar cerca de la mayor inversión de Atlanta en la región.
En 2015, los Bravos establecieron una marca en sus registros al darle $2 millones al shortstop quisqueyano Derian Cruz. En Venezuela la bonificación más alta había sido entregada al receptor José Salas, al recompensarlo con $1,2 millones en 1998, y hace poco, en 2014, le dieron un millón de dólares al inicialista Juan Yépez.
La marca absoluta para un venezolano pertenecía al derecho Adonys Cardona, de los Azulejos de Toronto, con un incentivo de $2,8 millones en 2010.
Este año, además de Maitán, los Bravos entregaron una bonificación de $3,5 millones al receptor Abrahan Gutiérrez y otro de $1,1 millones al torpedero Liván Soto.
“Estamos esperanzados en que estos muchachos seguirán mejorando sus habilidades, seguirán evolucionando para, eventualmente, jugar en Atlanta”, agregó Blakeley, que está en su segundo año con los Bravos y es conocido como uno de los evaluadores de talentos más capaces del beisbol, con 25 años de experiencia, incluidas más de dos décadas en el departamento de operaciones de beisbol de los Yanquis. “Esperamos mejorar nuestro sistema en cuanto a pitcheo e infielders. Terminamos firmando alrededor de 16 jugadores (del 2 de julio)”.
Lebi Ochoa, Gordon Blakely, Kevin Maitán y Henderson Martínez
Atlanta está en un proceso de reestructuración y espera que sus granjas sean las principales proveedoras de los peloteros que serán la cara de su nueva imagen.
“Maitán es el mejor jugador proveniente de Latinoamérica en los últimos 10 años”, enfatizó Coppolella en una conversación con la agencia Associated Press.
Atlanta superó con creces el presupuesto que tenía asignado para el período de contrataciones internacionales de 2016 ($4.766.000) por lo que será sancionado, algo que condicionará sus contrataciones de 2017 y 2018, pero, de acuerdo con Coppolella, la organización debía aprovechar que otros equipos estaban sometidos a ese tipo de restricciones este año para presentar mejores ofertas y ser más agresiva en el mercado.
“Continuaremos firmando buenos peloteros. Creemos que vamos a mejorar el próximo año y luego de eso competir por un puesto en los playoffs”, puntualizó Blakeley.
En ese sentido, Rolando Petit, director de operaciones en Latinoamérica, responsable de la firma para Atlanta de Elvis Andrus y Martín Prado, entre otros, es clave en la búsqueda y selección de talento en la región, así como Lebi Ochoa, otro reputado scout del país, con 20 años de experiencia, recientemente incorporado como asesor.
“No ha sido mencionado, pero Ochoa fue el primero que vio a Maitán y una figura influyente en su firma”, reveló Henderson Martínez, tutor de la potencial súper estrella.
“Aspiramos que entre cuatro y seis años, Kevin pueda estar con el equipo grande”, vaticinó Blakeley, sobre el joven carabobeño que ha sido comparado con Miguel Cabrera, Robinson Canó y Chipper Jones, uno de los jugadores más importantes de la franquicia.
“Wow, no sé qué decir cuando me comparan con Miguel Cabrera. Estoy sorprendido. Sé que mi guante y el bate me llevarán lejos. Pero lo único que puedo decir es que voy a trabajar duro para llegar hasta allá, a las Grandes Ligas”, sonrió Maitán, que cumplió 16 años de edad, el 12 de febrero.
Salas, que ahora cuenta 34 años de edad, fue dejado libre por Atlanta en 2004 y luego deambuló por circuitos independientes hasta 2013. Jamás aquella promesa millonaria logró convertirse en realidad. Maitán es una apuesta segura, en opinión de una abrumadora mayoría de expertos.
“Su talento se pierde de vista y ha sido un proceso muy bonito estar al lado de él durante todo este tiempo”, refirió Martínez.
Cuando el agente de peloteros vio por primera vez a Maitán olvidó que el niño rondaba los 13 años de edad. El infante saltó al campo y realizó movimientos precoces durante un juego sabatino. Se fue de 3-2 y asombró con varias jugadas en las profundidades de las paradas cortas.
“Estaba preparando al lanzador Ricardo Sánchez (prospecto de los Bravos de Atlanta) para un showcase internacional y le pedí que me consiguiera el nombre y el número de teléfono de aquel niño. No era normal para su edad. Era especial. Luego, a los 14 años tuvo su primer viaje a República Dominicana y compitió contra Vladimir Guerrero hijo, que sería el mejor pelotero de 2015. A Maitán le faltaban dos años para ser elegible y se lució. Cuando llegó a Venezuela nadie le quitó ese impulso”, afirmó Martínez.
Maitán, que no paraba de sonreír después de convertirse en profesional, espera con ansias volver a la academia de Atlanta en República Dominicana y luego, posiblemente, ir a la Liga Instruccional en Estados Unidos en septiembre. Ya no será un invitado.
“Vamos a ver qué decisión tomamos con él, solo queremos que comience a prepararse”, advirtió Blakeley.
Linda Hernández, madre de Maitán, no esperaba ser la progenitora de una incipiente celebridad, pero cuando su primogénito apenas aprendía a coordinar sus movimientos comprendió que su futuro estaba en un parque de beisbol.
“Lo traía en las venas. Nunca agarró un juguete. Su papá (Francisco) y yo le regalamos un bate de madera a los tres años y a los cinco ya estaba en una escuela de beisbol. Solo sabía de un palo y una piedra para jugar. Nunca abandonó esa fiebre. Es lo que él quiso siempre, incluso jugar en el shortstop. Ese era su enfoque. No nos podemos quejar”, suspiró la orgullosa.
“Es lo quiero. Jugar beisbol. Solo eso”, volvió a sonreír Maitán.
Desde hace algún tiempo, en las oficinas de Atlanta sonríen con satisfacción.