Créditos Imagen: Kevin Maitán Foto: Prensa Bravos de Margarita
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- Kevin Maitán emergió como el mejor prospecto en el período de firmas internacionales de 2016 y sus capacidades en el terreno llegaron a ser comparadas con las del dominicano Miguel Sanó y -nada menos- Miguel Cabrera.
Apenas un año después de llegar a un acuerdo con los Bravos, fue declarado agente libre, luego que una investigación de Major League Baseball determinara que en las oficinas de Atlanta incurrieran en irregularidades durante el proceso de reclutamiento del carabobeño y de otros 12 peloteros, de las clases 2015 y 2016.
Con un nuevo pacto y en las filiales de los Ángeles de Los Ángeles, su desarrollo ha sido lento, pese a que entre 2017 y 2018, el campocorto y bateador ambidiestro, apareció en todas las publicaciones especializadas como parte de los 100 principales prospectos de las Grandes Ligas.
Ahora, luego de un verano perdido por la pandemia de la Covid-19, que obligó a la cancelación de la temporada de Ligas Menores, desde las oficinas de Anaheim se comunicaron con la gerencia deportiva de los Bravos de Margarita, para que Maitán recibiera la oportunidad de sumar experiencia en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Un duro reto para el joven, que el pasado 12 de febrero cumplió 20 años de edad y todavía no juega más allá de Clase A media.
El manager Henry Blanco lo hizo debutar como sexto bate y designado el 7 de diciembre, contra Caribes de Anzoátegui. Un día después, consiguió su primer imparable frente al derecho del Magallanes Luis Martínez.
“Al principio estaba asustado, nervioso, porque era la primera vez que jugaba en mi país, pero también me sentí cómodo, porque en los dos primeros juegos tenía varios turnos dándole bien a la bola y no había caído. Hasta que pude conseguir el hit”, contó Maitán.
Su estreno y el primer incogible de su carrera fue esperado con ansias desde el alto mando de Margarita, que había firmado al adolescente antes de que su nombre apareciera en titulares de las páginas deportivas del país.
“Me encanta el sabor y la pasión que se vive aquí, es distinta, es única. Había practicado con el equipo, pero me iba antes de los juegos. Es un orgullo para mi ponerme este uniforme después de tanto tiempo. Agradecido con los Bravos”, apuntó. “Fue un recibimiento muy emotivo, porque a la mayoría (de los peloteros) ya los conocía. Es un tremendo equipo, con mucha energía”.
Maitán está acostumbrado a ser el foco de atención. Sin siquiera haber pisado un parque profesional, tuvo que lidiar con una particular atención y seguimiento en sus organizaciones, por las enormes expectativas sobre lo que proyectan los scouts y el dinero que estuvo involucrado en su bautizo, cuando estampó su rúbrica en un contrato. Atlanta de dio un bono de 4,25 millones de dólares, un récord todavía vigente para un pelotero venezolano durante el proceso que se inicia el 2 de julio de cada año. Luego, en Los Ángeles lo reclutaron por un incentivo de $2,2 millones. Para tener una idea de la magnitud de esas inversiones, en 2019, el promedio salarial en las Grandes Ligas rondó los $4 millones.
“Presión no he tenido, no soy el tipo de persona que se mete presión”, atajó de inmediato el nativo de Puerto Cabello. “La única presión, tal vez, fue saber que mi familia me estaba viendo debutar en mi país. Primera vez que me veían como profesional, porque después que firmé, nunca habían tenido la oportunidad de verme. Gracias a Dios, se dio y pudieron estar ahí”.
Maitán ya no cuenta con la contextura para defender las paradas cortas o ser un infielder medio. Hizo la transición a la antesala en 2018, incluso ha sumado innings como inicialista. En sus primeros tres desafíos con Margarita, fue colocado en el primer saco, la antesala y como designado.
“No pude regresar al país por la situación de la pandemia. Tuve que quedarme en Estados Unidos con mi familia. Estaba pasado de peso, pero gracias al parón del Covid-19, pude trabajar y mejorar mi físico. Estoy saludable”, apuntó.
Mantenerse en forma y mejorar cuando empuña el madero, son sus objetivos en la LVBP, mientras aprovecha las oportunidades de estar en el lineup.
“Mi objetivo es sumar turnos y hacer swing a buenos pitcheos y ayudar al equipo lo más que pueda”, destacó.
En tres años en Ligas Menores, acumula 279 ponches en 992 apariciones legales, para un preocupante 28% K. Pese a que la proporción de K% en las Mayores ha estado aumento, una tasa tan alta de guillotinados que no esté acompañada de números de poder, pudiera convertirse en un problema. Su slugging vitalicio es de apenas .347.
“El principal ajuste que debo hacer, es reconocer mejor la zona de strike, porque como muchos saben mis averages no han sido muy buenos y he tenido muchos ponches en Ligas Menores”, concedió.
Hasta ahora, en tres encuentros con Margarita, golpea de 12-2, sin extrabases, con tres ponches (25%) y un boleto.
“Este año vine a trabajar sobre eso. Es una liga de buen pitcheo, en la que tiran muchos envíos rompientes. Muy poco usan la recta y uno tiene que hacer los ajustes y eso me va ayudar mucho a reconocer más la zona de strike”, abundó el novato, que aspira a acumular visitas al plato de manera regular.
Todo dependerá de cuánto produzca y contribuya en los triunfos de Bravos. En una temporada corta, el margen de error es muy pequeño. Aprender y competir, son términos que en ocasiones son difíciles de conciliar.