Kennys Vargas, el alumno de Joe Mauer

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Créditos Imagen: Kennys Vargas | Fotos: Daniel Sosa

 

José Ángel Rodríguez | Prensa LVBP

 

Valencia.- Cuando Kennys Vargas debutó en las Grandes Ligas en 2014 fue un ascenso tan súbito como lleno de júbilo. Lo hizo el 1° de agosto, el día de su cumpleaños número 24. Hasta ese momento, el puertorriqueño solo tenía experiencia a un nivel máximo de Doble A, con la sucursal de los Mellizos de Minnesota en New Britain, Connecticut. Por lo hecho allí fue convocado al Juego de Futuras Estrellas ese año como primera base titular, antes de ser llamado desde las Ciudades Gemelas.

Con una imponente presencia de 1.96 metros de estatura y más de 130 kilogramos de peso, no es de extrañar que le hayan apodado desde muy temprano como “Little Papi”, en alusión a su parecido físico con David Ortiz, el “Big Papi”, también surgido de las granjas de la organización.

Vargas se estrenó como sexto bate y primera base en lugar de Joe Mauer, que por esos días se encontraba en la lista de lesionados. Algunas semanas después el estelar pelotero, Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2009 y tres veces campeón de bateo, sería reactivado, pero lejos de intentar eclipsar al boricua en su naciente carrera, se convirtió en su inspiración.

“Joe Mauer es uno de los mejores peloteros que he visto en mi carrera. No solo dentro del terreno, sino fuera, por su disciplina, la manera en cómo transmite el mensaje, sus ganas de ayudarte viéndote como un muchacho joven con hambre de progresar en el beisbol”, recordó el slugger a LVBP.com, ataviado con el uniforme de Cardenales de Lara durante su primera experiencia en Venezuela. “Es un orgullo haber sido su alumno. Aprendí mucho de él”.

El nativo de Canovanas compartió tres temporadas en Minnesota con Mauer, un sólido caso de Salón de la Fama para el 2024, primer año que le toque estar en la boleta, tras ser uno de los mejores receptores ofensivos durante la primera mitad de su carrera y luego proseguir la excelencia con el bate en su mudanza hacia la primera base. Cinco Bates de Plata, seis convocatorias al Juego de Estrellas y tres Guantes de Oro engrosan su currículo.

“Todavía mantengo comunicación con él, le envío su mensaje de vez en cuando, él también lo hace, pero es una persona que tiene sus negocios y familia, no es de mucho hablar, es más cerrado”, explicó Vargas, antes de reafirmar una vez más la fortuna personal que significó tenerlo como mentor, al repetir su nombre y apellido. “Es un honor haber aprendido de Joe Mauer”.

Desde entonces, Vargas se ha convertido en un orgulloso representante de la isla Borinquén por el mundo. Ha jugado en las ligas de Japón, México (verano e invierno), República Dominicana, además de su natal Puerto Rico. Ese recorrido le otorga un panorama más amplio al momento de analizar diferencias y semejanzas con la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.

“Estoy muy contento de tener ya un mes aquí en el país. El recibimiento, la comida, el trato ha sido muy bueno. La liga ha sido muy competitiva también, la comparo mucho a nivel de talento con la de Puerto Rico, aunque veo a esta liga un poco más reforzada en pitcheo”, analizó.

El paleador ambidiestro fue el segundo importado anunciado por la divisa crepuscular con la misión de formar parte del medio del lineup y aportar con su producción ofensiva. Un objetivo que ha cumplido a cabalidad luego de 16 juegos, al ser líder del nido cardenal en hits (19), jonrones (4), carreras impulsadas (13) y anotadas (13).

Una muestra de su fuerza se dio el sábado 30 de octubre en la visita a Navegantes del Magallanes, cuando parado a la derecha del plato conectó en el sexto inning un kilométrico estacazo ante Yohander Méndez, que desapareció por encima de la pizarra del jardín izquierdo en el Estadio José Bernardo Pérez de Valencia. Un vuelacerca que dejó atónitos a todos los presentes y a quienes lo vieron después en las repeticiones de la transmisión televisiva y redes sociales.

 

Kennys Vargas conectó una batazo estimado en más 450 pies en Valencia, del que todavía se habla

“Fue un gran batazo, todo el mundo me comenta sobre él”, señaló entre risas, antes de recomponer la mirada hacia la meta común del conjunto. “Espero dar muchos más así para ayudar al equipo a ganar. Tenemos el objetivo de meternos en los playoffs y tratar de ganar el campeonato. Esos batazos espero hagan parte de lo que es mi presencia en esta liga”.

El corpulento toletero se percibe con una actitud técnica, aun cuando con 32 años de edad ahora es que parece quedarle tiempo para seguir causando asombro con sus vuelacercas a cualquier lugar donde vaya.

“El juego me dicta qué tipo de batazo debo buscar, depende del marcador más que todo, uno juega con la pizarra. Un jugador que observa el juego aporta mucho al equipo. Así sabrás si es momento de dar un gran batazo, de embasarte o buscar un sencillo. Si sabes jugar con la pizarra sabrás batear oportuno y tendrás bastante éxito”, glosó.

En la escuadra alada cuenta con Selwyn Langaigne como coach de bateo, un amplio conocedor de la LVBP, ya con varias zafras de experiencia en el rol.

“La comunicación (con Langaigne) ha sido excelente. Siempre está pendiente de los detalles pequeños, cómo te va a ayudar a mejorar cada turno. Lo más importante de los hitting coach es reconocer el potencial de cada jugador y creo que él lo hace muy bien. Sabe cómo hacer evolucionar a cada bateador, llevarlo al próximo nivel. A mí me brinda mucha confianza, tener la oportunidad de acercarme a él para hablarle de cualquier tema, expresarle mis incomodidades a la hora de batear, siempre está ahí para mí”, indicó.

“Estudio mucho el bateo. Siempre estoy ayudando a mis compañeros, me la paso viendo vídeos en YouTube, tengo aplicaciones de bateo, siempre estoy buscando cómo puedo mejorar y cómo puedo ayudar a los demás también”, confesó sobre su vocación sobre el difícil arte de batear.

Sobre el mito del Estadio Antonio Herrera Gutiérrez y una posible ventaja para los lanzadores, por sus dimensiones, el “Gorila Power” que celebra cada batazo de vuelta entera con unos golpes en el pecho, tal como King Kong, se encarga de enfocarse solo en lo que puede controlar: su actitud en la caja de bateo.

“Trato de ir haciendo ajustes, pitcheo tras pitcheo, turno tras turno. Sé que tengo mucha fuerza y no ando viendo si el campo como tal es grande o pequeño, si logro conectar bien la bola la voy a sacar del parque. Más que todo se trata de llevar un plan cada vez que voy al home plate. Tener una idea de lo que el equipo necesita y también de lo que yo necesito para poder ejecutar en ese momento”, mencionó.

 

Durante las prácticas de bateo, los kilométricos batazos de Kennys Vargas son la comidilla de sus cofrades

De momento, aunque su promedio como local en siete careos (.240) es menor que al de visitante en nueve desafíos (.368), acumula mayor cantidad de carreras empujadas en la capital larense (8) que en la carretera (6), con par de vuelacercas en ambas condiciones.

Por suerte para los fanáticos crepusculares, y para los amantes del beisbol como un todo, se podrá observar al aprendiz de un futuro inmortal durante todo el campeonato, pues Vargas estará hasta donde llegue la bandada escarlata. En Barquisimeto esperan que sea hasta la Serie del Caribe Gran Caracas 2023.

 

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