Créditos Imagen: Junior Guerra
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Milwaukee.- Se jugaba la edición 2009-2010 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional y Junior Guerra estaba pensando en retirarse del beisbol.
Guerra tenía 24 años de edad y venía de una temporada perdida en Ligas Menores de los Mets. El derecho venezolano había sido suspendido 50 partidos en enero del 2009 tras dar positivo a la sustancia Nandrolona (esteroide anabolizante) y fue dejado en libertad cuando la suspensión expiró. Guerra regresó a su equipo invernal, La Guaira, pero los Tiburones se encontraban sumidos en un bache y Guerra estaba lanzando de manera esporádica antes de ser bajado a la Liga Paralela, la versión venezolana de Ligas Menores.
“Llegó el momento en el que comencé a dudar de mi capacidad como jugador”, recordó Guerra. “No sabía qué pensar. Estaba un poco triste. Gracias al apoyo de mi esposa, pude mantenerme a flote. Seguí trabajando y afortunadamente todo salió bien”.
Las cosas le han salido tan bien que la esposa de Guerra, Erika, estará presente en el Miller Park la tarde del lunes, cuando Guerra abrirá contra los Rockies y hará el primer pitcheo de la 49na temporada de los Cerveceros como franquicia. El camino desde aquellos días negros en la pelota invernal hasta llegar a abrir en un Día Inaugural de Grandes Ligas llevó a Guerra de Venezuela a España y desde Wichita, Kansas, hasta México y luego desde Italia de vuelta a Wichita y finalmente de regreso a sucursales de Grandes Ligas.
Ahora, tras registrar marca de 9-3 y efectividad de 2.81 en 20 aperturas por los Cerveceros el año pasado, Guerra es un lanzador de 32 años de edad quien arrancará su primera campaña completa en la Gran Carpa.
“Tengo que estar bien agradecido con mi esposa”, confesó Guerra. “Ella siempre ha estado ahí para mí, en las buenas y en las malas. Siempre me motiva a seguir adelante”.
Mientras Guerra hacía estas declaraciones, los Cerveceros se medían a los Atléticos en un partido en el que Guerra había sido castigado con 10 imparables, incluyendo cuatro jonrones. Cinco días después, el diestro cedió cuatro carreras y nueve hits ante los Indios sin poder terminar la cuarta entrada.
Guerra atribuyó ese par de malas actuaciones a pensar de más. Cualquiera que haya sido la causa, el derecho no empezará la temporada a todo vapor que digamos.
Los compañeros más cercanos a Guerra aseguran que no hay nada de qué preocuparse.
“Lo enfrenté en la pelota invernal pero no conocía sus raíces -España e Italia y todo eso”, dijo el utility Hernán Pérez. “Sé que en Venezuela era uno de los mejores pitchers. Todo mundo sabe quién es Junior Guerra. Ustedes lo vieron el año pasado; tiene un gran material”.
“Tiene el material para convertirse en uno de los mejores lanzadores de Grandes Ligas”, indicó el catcher y su amigo de muchos años Manuel Piña.
Ese material comienza con una recta de entre 93 y 97 millas por hora y termina con un pitcheo de dedos separados a una velocidad de 86 millas por hora que se hunde hasta picar en el suelo y que a menudo obliga a los bateadores a abanicar la brisa. Fue ese mismo lanzamiento -el cual Guerra aprendió en Venezuela y afinó durante un período de cinco años de experimentación- que atrajo el interés del departamento de escuchas y análisis estadístico de los Cerveceros, quienes exhortaron al gerente general David Stearns a reclamar a Guerra cuando los Medias Blancas decidieron dejarlo libre en octubre del 2015 para crear un espacio en el roster de 40 jugadores.
Cuando los Cerveceros ganaron ese reclamo, Guerra se convirtió en el primer jugador adquirido por Stearns. Un comienzo nada malo.
“Lo notas en su rostro, lo duro que trabaja”, destacó Pérez acerca de Guerra. “Sólo necesitaba una oportunidad. Milwaukee se la dio y el muchacho no decepcionó”.