Créditos Imagen: Juan Graterol Fotos: AVS PHOTO REPORT
Pedro Felipe Hernández | Prensa LVBP
Caracas.- “Desde niño era caraquista. En ese tiempo no sabía que esto era un negocio. Sólo quería ser como Omar Vizquel, Andrés Galarraga y Henry Blanco”. Ese el recuerdo que perdura, con cada juego que pasa en la vida del catcher de los Leones del Caracas, Juan Graterol.
El anhelo de un infante, apenas puede interpretarse como una posibilidad sin un porcentaje alto. Así que le tocó esperar una buena cantidad de años para poder enfundarse en el uniforme capitalino.
Hay casos de jugadores que llegaron a un equipo en el que nunca se imaginaron estar, como por ejemplo el jardinero Franklin Gutiérrez, que desde su nacimiento fue obligado a ser un fiel seguidor de los Navegantes del Magallanes, por su familia. Pero que su firma, como novato, cambió de pies a cabeza su pensamiento y querencia.
En el caso particular de Graterol, debió pasar por varios equipos, sin poder controlar su destino, hasta que le llegó la oportunidad de estar en la cueva del Caracas. Primero fue reclutado por Tiburones de La Guaira, en la campaña 2013-2014; luego pasó a las Águilas del Zulia en el 2015 por el infielder Reggie Corona; después volvió a ser incluido en una transacción, pero esa vez a los Tigres de Aragua en 2016, por Anthony Jiménez y Wladimir Galindo. Hasta que, con estatus de grandeliga, pasó a las filas de los Leones durante el receso de temporada.
“Desde que me avisaron, fue una noticia que me alegró, porque soy caraquista desde niño. Nunca me he puesto presión en mi carrera, pero esta camisa es muy grande y salgo a dar lo mejor cada día,”, contó el receptor maracayero. “Es curioso, porque cualquiera cree que por haber nacido en Aragua debía ser tigrero. Ojo, yo siempre fui un profesional con los Tigres, pero la emoción no cupo en mí, cuando me dijeron que había sido cambiado al Caracas”.
Con 29 años de edad, su participación en las Mayores, le da un peso en su rol con los melenudos, pero para ser aún más prominente en su presencia con el equipo dirigido por Mike Rojas, decidió prepararse más de lo que debía.
“Estudié mucho a los Leones, antes de llegar a jugar, porque sentía que el peso era aún mayor. Así que decidí tomar varias horas antes de jugar en las Grandes Ligas o las menores, para prepararme”, dio a conocer Graterol, que monitoreaba a su nuevo conjunto y compañeros, sin dejar a un lado su trabajo con la organización de los Ángeles de Los Ángeles y al final de campaña con los Mellizos de Minnesota. “Le pedía a Andreina Salas (jefa de prensa del Caracas) que me enviara todos los videos y números de los lanzadores del equipo y cada lunes me llegaban los archivos. Luego pasaba los días libres, una hora, hora y media para estudiar a cada uno”.
“Yo le di mi palabra a la gerencia de Leones, que daría lo mejor de mí. Creo que esto sale de cada uno y yo decidí hacerlo, porque quería que fuera lo mejor”, destacó.
El receptor aprovechaba cada vez que se conseguía a un lanzador melenudo en los estadios de las menores en Estados Unidos, para preguntarle su forma de trabajar, de lanzar, para llegar con una base de lo que deberá hacer en la pelota invernal.
Juan Graterol trabajó horas extras antes y durante la temporada para conocer mejor a los pitchers del Caracas
“Tuve la oportunidad de hablar con muchos pitchers de los Leones, que están en Estados Unidos. Aunque siempre faltaban algunos, por ejemplo, Francisco Carrillo, de los que no hay videos. Había jugado con él en la Liga Ince (beisbol menor), cuando éramos chamos, pero tenía mucho tiempo sin verlo. Así que desde el primer día me puse en el bullpen a observar cada uno de los pitchers que no conocía”.
Esas horas extras de estudio, le dieron un rango mayor, que a simple vista se nota en el desempeño del equipo, que, desde su actuación, la labor monticular fue destacada y los rivales pocas bases se intentaban a estafar.
Hasta el inicio de la séptima semana, los brazos melenudos exhibían 2.76 de efectividad, con Graterol detrás del plato. Mientras que con el resto de los caretas del Caracas, Gabriel Bracamonte y Ramón Cabrera, era de 4.24. Una notable diferencia de casi carrera y media (1.48). En tanto que ha retirado al 22% de los hombres que han intentado robarle almohadillas.
Empuñando el madero, Graterol también ha aportado. Su promedio es de .298 y su porcentaje d embasado es un destacado .327, tomando en cuenta sus exigencias defensivas.
El manager Mike Rojas no deja de otorgar elogios a su pieza fundamental del cuadro interior.
“El juego de Graterol es sumamente único, su manera de comandar el trabajo del pitcher es una habilidad grandeliga y tenerlo aquí es una proeza”, destacó el piloto.
Graterol debutó con el Caracas el 23 de octubre, ante los Navegantes del Magallanes. Desde entonces fue el receptor titular, hasta que el 6 de noviembre, frente a las Águilas del Zulia, tuvo que abandonar el compromiso por un fuerte choque en la goma con Alberto González. El impacto lo sacó por más de una semana del lineup de Rojas.
“Mi equipo (Rojos de Cincinnati) supo del golpe que sufrí, que al día siguiente me dolía mucho el cuello, luego las costillas, donde el dolor se concentró. Pero ya estoy mucho mejor, el equipo me tuvo día a día, entonces me mandaron a ir de a poco a batear, para ver si seguían las molestias. Todo pasó”, contó el careta, que estuvo 10 días fuera de acción, hasta que regresó el 17 de noviembre contra los filibusteros, en Valencia.
Juan Graterol le ha dado solidez a la línea central de los Leones del Caracas
MÁS QUE UN COMPAÑERO, UN LÍDER
Tras su ausencia por el golpe recibido, que lo dejó fuera por varias contiendas, solo podía ver los juegos desde el dugout y ser un apoyo de sus compañeros.
“No fue nada sencillo ver que mi equipo no lograba salir triunfador y no poder hacer nada. Claro no es que por mí solo el equipo iba a ganar, ya que allí en la receptoría estaba Cabrera y Bracamonte, que lo hacen muy bien, pero los resultados lamentablemente no nos salían”, acotó. “El equipo se metió en una mala racha, algunos jugadores estaban metiéndose cosas en la cabeza, como (Alejandro) Chacín que estaba preocupado por los resultados y yo le di esa palmadita en la espalda, para que se despejara la cabeza, porque eso lo sacaría de sincronía con el trabajo, porque allí caería y lo reconoció, pues venimos juntos desde los Tigres, y le dije: ‘yo sé de lo que puedes hacer y tú también’. Eso lo entendió muy bien y lo agradeció”.
No solo fue un trabajo de liderazgo dentro del club house, sino porque debió confrontar a algunos fanáticos que usaban las redes sociales para cargar con improperios y atropellos verbales, cuando el equipo perdió siete de ocho desafíos hace poco más de una semana.
“Lastimosamente, nos tocó esa mala racha. Me mencionaron tanto en las redes sociales, que si hubiese estado, las cosas no hubiesen ocurrido de esa manera. Hay comentarios que me cayeron muy mal, fueron desagradables y no debe ser así. Los fanáticos deben entender que somos seres humanos y tenemos sentimientos, que si cometemos errores es normal, porque somos humanos”, expresó su malestar. “Cuando uno se pone el uniforme tiene una responsabilidad, me puse a responderle a varios usuarios, de que no le cayeran encima a mis compañeros, que no insultaran, que de eso no sale nada bueno. No fueron comentarios hacia mí, sino hacia el equipo. Las rachas buenas o malas son de equipo, no por uno solo. Nadie se pone el uniforme para hacerlo mal, siempre habrá días malos o buenos, todo depende de cómo lo enfrentes”.
LOS DUELOS ENTRE LOS ETERNOS RIVALES
“Le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de jugar en Grandes Ligas, pero jugar en un Caracas-Magallanes es otra cosa, para mí, que soy venezolano, es muy importante”, reconoció Graterol.
Ya ha participado en los cuatro encuentros disputados ante el eterno contrincante de los 20 veces campeones en la pelota criolla y sin duda, seguirá siendo la pieza principal de esos cotejos.
