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Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Caracas.- Jhoulys Chacín fue uno de los abridores más destacados de los Rockies de Colorado cuando estuvo saludable, al punto de ser el primero de su rotación en 2013, cuando terminó con los mejores números de los primeros siete años de su carrera en las Grandes Ligas.
Esta temporada se ganó un lugar entre los iniciadores de Atlanta durante los entrenamientos de primera y en su primera apertura de la temporada, brilló con seis entradas en blanco en las que aisló cinco hits y ponchó a ocho sin boletos, aunque se fue sin decisión en la derrota de su club, 2-1, contra los Nacionales de Washington, el martes.
“Desde 2013 no me sentía tan bien lanzando, dominando tanto mis pitcheos. Tenía tiempo que no sentía que mis pitcheos se movieran tanto. Cuando usaba mi slider, mi curva o mi sinker no se movían tanto como se están moviendo ahora y eso me da mucho ánimo de seguir trabajando y hacer las cosas como las he venido haciendo”, dijo el derecho en una teleconferencia con medios del país. “La clave fue lanzar mi primer pitcheo en strike, atacando a los bateadores, y mantener la bola bajita. Pude mezclar muy bien mis pitcheos y eso me dio buenos resultados”.
El marabino, de 28 años de edad, necesitó 69 envíos, 52 de ellos en strike, para completar su labor de esta semana. Antes de unirse a los Bravos, había recorrido 7.2 innings en blanco con el Gwinnett, filial triple A de la organización.
“El equipo me ha tratado muy bien. Desde el Spring Training me hablaron claro y, lamentablemente, por los días libres al principio de temporada, tuvieron que enviarme al equipo Triple A, porque querían llevarse un pitcher extra para el bullpen y no necesitaron a un quinto abridor sino hasta el martes”, explicó Chacín. “Lo tomé con calma, no me preocupé, porque sé que hice mi trabajo en los entrenamientos y sé lo que puedo hacer cuando mi brazo está bien. Gracias a Dios, pude lanzar un buen juego para que se dieran cuenta que puedo hacer las cosas bien”.
Ahora su objetivo, más allá de su récord de ganados y perdidos, es mantenerse arriba y estar alejado de los problemas físicos que han afectado su trayectoria en las Mayores.
Un signo de estar saludable es poder subir al montículo cada cinco días y elevar su cantidad de tramos laborados, que no suman 100 entre las dos últimas campañas.
“Es difícil ponerse una meta de ganados. Mi primera salida fue un ejemplo. Lancé seis innings en cero, pero el equipo no hizo carreras y no pude ganar. Siempre he querido conseguir 200 innings. He estado cerca, pero no he podido llegar. Quisiera hacerlo este año y demostrarle a todo el mundo que el brazo está sano y que todavía me queda mucho tiempo por jugar”.
En 2011 y 2013 estuvo cerca de ese registro. Completó 194 y 197.1 entradas, respectivamente. Esta vez, además de estar en inmejorables condiciones físicas, tiene una motivación extra.
“Es un orgullo ponerme la camiseta de Atlanta. Es un equipo de tradición, que mucha gente sigue”.