Ildemaro Vargas se metió en los libros de récords

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Créditos Imagen: Ildemaro Vargas Fotos: Prensa Cardenales de Lara

 

Alexander Mendoza | Prensa LVBP

 

Caracas.- En sus primeras siete temporadas en la LVBP, el perfil de Ildemaro Vargas describía a un sólido segunda base y toletero de contacto, con la consistencia necesaria para batear promedio y sumar extrabases, colocando líneas en los callejones de los jardines. En la actual campaña, hay que agregar a esa ecuación la variable del poder.

Esa inesperada capacidad para sacar la bola, lo ha metido en el libro de récords de la liga. El martes sacó el noveno jonrón de la zafra, lo que igualó la marca para un primer bate criollo en manos de René Reyes, desde la 2003-2004, con el uniforme de Leones del Caracas. El miércoles sacudió el décimo vuelacercas, para quebrar la igualdad que sostenía con “Doble R” e igualar el registro absoluto en ese lugar de la alineación con Steve Bowling, jardinero que también jugó con los Leones, pero en la campaña 1976-77, de acuerdo con Quality Sports.

“Súper contento por ese logro. Mi respeto para René, a quien tuve el año pasado como compañero. Me enteré hace un par de días del récord. Aunque no era algo de lo que estaba pendiente, sí estoy satisfecho con lo que está pasando en mi carrera en este momento”, le dijo Vargas a la LVBP.com.

Por si fuera poco, según datos del periodista e investigador Tony Flores, la figura de Cardenales de Lara también dejó atrás el registro de cuadrangulares para un camarero, que compartían Mike Goliat (Pampero, 1956-1957) y Alexi Amarista (Caribes, 2010-2011), con nueve.

Los históricos estacazos salieron de los confines del Estadio Luis Aparicio El Grande, el parque más hostil para los paleadores de fuerza en el circuito y en el que antes de la jornada del jueves apenas había sido el escenario de 10 de los 219 bambinazos de la 2021-2022 (solo tres de Águilas del Zulia). Pese a ello, Vargas no se atreve a considerarse un “jonronero”.

“Bueno, lo cierto es que, como todos saben, antes hacía swing a envíos ubicados en cualquier parte, hoy en día aprendí a buscar mi pitcheo, para conectarlo de la manera como lo estoy haciendo ahorita y se está viendo el resultado. Se trata de un éxito compartido con (el instructor de bateo) Selwyn Langaigne, Nelson Prada (coach de banca) y César Izturis (control de calidad)”, destacó Vargas desde Maracaibo.

A casi 700 kilómetros de distancia, en Caracas, Reyes aseguró estar sorprendido por la marca que le unió durante algunas horas con Vargas.

“La verdad que no sabía que era dueño ese récord, si me hubiese percatado, llamo a Ilderamo para echarle broma. Lo que sí sabía era que vino con ese bate encendido, enviando pelotas lejísimo”, sonrío Reyes. “En mi caso, recuerdo que aquella temporada conecté nueve jonrones, pero, ¿una marca?, la verdad no”.

 

El tope de vuelacercas de Ildemaro Vargas, previo al comienzo de la temporada, era apenas de tres en la 2018-2019

Reyes, ahora un veterano de 43 años de edad, que trata de alargar su prolífica carrera con Tiburones de La Guaira, era un joven de 25 primaveras en la 2003-2004, su primera campaña completa con Leones y el mánager Omar Malavé, en el inicio de tres zafras con el Caracas, le dio la responsabilidad de abrir una alineación, que incluyó a figuras como Henry Blanco, Marco Scutaro, Alex González, José Castillo, Tomás Pérez, Franklin Gutiérrez y Carlos Méndez.

Reyes llegaba con el prestigio de haber debutado en las Mayores con los Rockies de Colorado, organización en la que figuraba como tercer mejor prospecto, según Baseball America, e incluía entre sus logros dos premios MVP, uno en la Liga de Arizona (1998), en su estreno en el sistema de granjas de los rocosos, y otro en la Liga del Sur del Atlántico (2001).

Así que había grandes expectativas en torno a lo que se esperaba pudiera hacer en el terreno. Pero por poco se pierde aquel año.

“Regresé a Venezuela, después que me operaron en la espalda en Estados Unidos. Antes de reportarme a Leones, todavía tenía la herida abierta y el doctor (Germán) Medina fue el que me curó y me autorizó para jugar. Me extirparon un quiste, pero no cicatrizó bien. Tuvieron que dormirme completo para terminar de sacar todo eso. Y, después de someterse a un tratamiento, pude uniformarme”, contó Reyes.

Una vez saludable y en las prácticas, se enteró de los planes de Malavé.

“Me dijo: ‘chamo te voy a poner de primer bate’. Le contesté que sí, que estaba listo. Era un carro de leña ese equipo y fue una de mis mejores temporadas… Malavé ya había ganado con Lara dos campeonatos y confío en mí. Primer bate y jardinero central. También remolqué como 40 carreras (37 en realidad)”.

Firmado originalmente como cátcher, era una versión mucho más atlética del Reyes que ahora va camino al Salón de la Fama del Beisbol Venezolano, en la que ya mostraba sus instintos como bateador y poder a ambos lados del plato, así como un buen un brazo y versatilidad para jugar las tres posiciones de los jardines. 

Vargas nunca ha sido considerado un hombre de poder, de hecho, en un lustro en las Grandes Ligas ostenta ocho jonrones y su registro personal en Ligas Menores es de 10 en una temporada, en dos ocasiones diferentes, pero en más de 240 veces al bate. Antes del actual torneo, la mayor cantidad de obuses de “Caripito” en la LVBP era de tres, durante la 2018-2019. Sus 10 tetra batazos de la presente zafra llegaron en 113 turnos.

 

Ildemaro Vargas inició la jornada del jueves con una frecuencia de un jonrón cada 11,3 turnos

“Ildemaro tiene mucho mérito por el compromiso de cumplir con el plan que hemos diseñado”, explicó Langaigne sobre el éxito de su pupilo. “Para mí, como coach, es muy importante que el bateador establezca rutinas desde la práctica, para que cuando llegue al juego, solo tenga que reaccionar. Esa debe ser la mentalidad”.

“Lo que ha hecho Ildemaro como primer bate es notable y ahora es cuando le quedan cosas buenas para mostrar. Conozco su potencial. Lo que ha hecho, no me sorprende, no es un secreto. Es lo que he visto de él desde que llegué al equipo. Siempre con la misma energía, el mismo enfoque, solo que, a través del tiempo, maduras y explotas las habilidades que tenías escondidas”, abundó Langaigne.

Aunque ese cambio tan radical, de hombre de contacto a slugger, casi milagroso, más bien pareciera ser una tendencia en el campeonato. Gorkys Hernández, compañero de Vargas, también estableció una marca personal de jonrones, así como en otros equipos lo han hecho Ramón Flores (Bravos), Niuman Romero (Caribes), Leonardo Reginatto (Magallanes) y Junior Sosa (Tiburones), por nombrar algunos.

Hasta finalizada la jornada del miércoles, la tasa de vuelacercas por juego era de 1,75, más de “medio” bambinazo que en la zafra anterior (1,20 HR/J) y por encima del récord del circuito, establecido en la campaña 2004-2005 (1,74 HR/J), cuando el calendario era de 63 encuentros, de acuerdo con los registros de Quality Sports.

“Uno de los puntos clave es que cada equipo tiene mayor información, los planes que se establecen a partir de los reportes del rival están funcionando. Por otro lado, buena parte de las incorporaciones importantes en la liga, tanto de prospectos, como de peloteros con experiencia, son de bateadores, y creo que eso ha marcado la diferencia, entre la ofensiva y el pitcheo”, precisó Langaigne.    

Vargas ostenta una frecuencia de un jonrón cada 11,3 visitas al plato. Así que este fin de semana podría seguir aumentando sus récords.

“Creo que después de dar aquellos cuadrangulares, en el último mes de la temporada (2003-2004) no saqué ni un jonrón (risas)”, recordó Reyes, el pelotero activo con más conexiones de vuelta entera (83). “Ojalá que Ildemaro siga sacando la bola”.

 

Ildemaro Vargas es el segunda base con más cuadrangulares en una temporada de la LVBP

 

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