Créditos Imagen: Elvis Escobar | Fotos: A. van Schermbeek
Rayner Rico | Prensa LVBP
Caracas.- Una rareza le está tocó vivir al lanzador Elvis Escobar. El 30 de noviembre, y por primera vez en su carrera en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, apareció en un terreno de juego con un uniforme distinto al de Cardenales de Lara, organización con la que permaneció durante nueve temporadas, pero que en la actual no tuvo cabida.
El zurdo lo hizo como integrante de Leones del Caracas, casualmente frente a su ex equipo y con un inning en blanco dio inicio a una nueva etapa de su trayectoria.
“Se siente un poquito extraño. No imaginé antes que iba a estar con otro equipo, pero bueno estos son los tipos de retos que se presentan en esta carrera de beisbol. Me tocó en este caso a mí. Estoy muy emocionado con esta nueva oportunidad de seguir en la liga y en un equipo como este”, esbozó el relevista, al que las singularidades lo han acompañado en su travesía como profesional después de haber tenido un pasado como jardinero, para luego convertirse en tirador.
El sendero de Escobar que lo condujo a la cueva caraquista empezó con su petición a la directiva de los pájaros rojos de ser puesto en libertad, después de que no hallara suficientes chances en el bullpen, dada la profundidad con la que cuenta el mánager Carlos Mendoza en dicho departamento.
Una vez consiguió deslindarse de los crepusculares, se mostró ante el cuerpo técnico de Tiburones, pero no convenció, por lo que le tocó aguardar por otro chance y se mantuvo ejercitando por su cuenta, hasta que llegó la llamada de la directiva melenuda.
“Ellos (Cardenales), intentaron cambiarme, pero no se dio y me dieron la carta de libertad, ya que con ellos no tenía espacio ni veía que se me fuera a dar. Siempre estuve tranquilo, siempre supe que en algún momento la oportunidad se iba a dar. Me mantuve practicando, probé con La Guaira, pero no se me dieron las cosas. Hasta que llegué aquí y a Caracas lo que vio le gustó”, contó sobre el complejo proceso que atravesó hasta ganarse un cupo con los capitalinos.
Apenas se unió a la manda, Escobar exhibió sus cualidades frente al mánager José Alguacil y al coach de pitcheo Wilson Álvarez. “Antes de llegar aquí, cuando no tenía la firma segura, ya había un plan. Ellos sabían lo que iba mostrar. Realicé fue unos pequeños ajustes y ellos consideraron que merecía quedarme”, describió el serpentinero de 28 años de edad.
La disponibilidad en el mercado de un siniestro como Escobar, representó toda una buena noticia para la directiva selvática. Pues no son abundantes los brazos de esta condición en el circuito y sumar uno, sin tener que entregar nada a cambio, resultaba toda una apuesta totalmente favorable y hasta el momento se han obtenido buenos dividendos.
En tres presentaciones, cada una de ellas de un episodio, Elvis Escobar admitió solo un hit, regaló tres boletos, sin ponches ni rayitas admitidas. “Todavía tengo mucho por dar. Estoy cien por ciento sano, que es lo importante. Ellos necesitaban un zurdo, ya que tenían solo dos en el bullpen y uno de ellos tiene restricciones. Ya queda de mi parte aprovechar los chances que me den”, señaló el guaireño de nacimiento.
Para Escobar, el hecho de ser tutelado de un hombre como Wilson Álvarez, a estas alturas de su carrera, representa de gran conveniencia. Se trata de uno de los más conocedores de la materia en el país, dada su dilatado currículo como grandeliga y todo lo que consiguió en sus años mozos en la LVBP, con el uniforme de Águilas del Zulia.
“Desde que hice el equipo he trabajado de la mano de él. En la primera práctica que lancé, nos enfocamos en tratar de hacer las cosas más simples. Si ya es difícil pitchar o batear, a veces uno lo hace más difícil. Son cositas pequeñas que, aunque no lo vea así, influyen en los resultados finales y Wilson (Álvarez), te ayuda entenderlo mejor”, manifestó.
Elvis Escobar trabaja con el coach Wilson Álvarez para realizar a justes sobre el montículo
A partir de que hizo la transición de bateador a serpentinero, en la zafra 2018-2019, Escobar exhibe 4.94 en porcentaje de carreras limpias con récord de 4 triunfos y 2 derrotas, tras 27.1 episodios de labor, todos como relevista en la LVBP. Dichos guarismos, aspira a mejorarlos como un capitalino y así ganarse también la aprobación de la exigente afición caraquista, a la que le tocó lidiar en sus días como un cardenal.
“Vengo de un equipo que ha jugado cinco finales en las últimas seis temporadas. Sé un poco cómo es la fanaticada venezolana y la de aquí de Caracas, ya que lo viví en contra, sobre todo en aquella final contra Leones y como todo, representa un gran reto, ya que aquí tiene 12 años sin quedar campeones y el púbico está ansioso. En lo que a mí respecta voy a tratar de hacer lo mejor, controlar lo que puedo controlar”, esgrimió.
José Alguacil, mandamás de los avileños, ya palpó las cualidades de su nuevo dirigido y fue tajante al augurar lo positivo que puede terminar siendo su contratación. “La velocidad está allí. Yo creo que nos puede ayudar”, sentenció.