Créditos Imagen: Carlos Rivero Foto: Francisco Marchán
Alexander Mendoza | Prensa LVBP
Puerto La Cruz.- Al tratar de escoger quién es el mejor tercera base de liga, podría abrirse un debate interesante. Aunque en días recientes no caben dudas en torno al nombre de Carlos Rivero, pese a que tiene al frente a Niuman Romero, el Capitán de Caribes de Anzoátegui.
El guante de Rivero ha brillado durante toda la Serie Final, decapitando varios batazos rivales y salvando carreras, en respaldo de sus lanzadores. Algo que lo ha mantenido en la alineación del manager Luis Ugueto, pese a su poca productividad ofensiva desde la ronda regular.
“He separado un poco la ofensiva de la defensa. Sé que no he podido ayudar con el bate como yo esperaba y de la forma que proyectaba la organización de los Cardenales de Lara, pero intento aportar lo más que pueda con mi defensa”, comentó el barquisimetano, de 31 años de edad. “La preparación que he tenido cada día es tratar que, si no bateo, nadie pueda hacerlo por donde estoy fieldeando”.
Hasta el quinto encuentro de la instancia decisiva de la LVBP, el antesalista ha estado impecable en 19 lances, repartidos en 43.1 innings, mientras ha iniciado un par de dobles matanzas.
Su madero ha mostrado flashes de su capacidad, una intermitencia que ha comenado a desa´recer en los últimos dos desafíos contra los brazos de Caribes, tras ligar de 8-4, incluido un enorme cuadrangular conectado el viernes por la noche. Esa actuación podría ser indicio del despertar de su letargo.
“Me siento mejor, mucho más cómodo, con más confianza en el plato”, confesó el slugger. “Estoy tratando de darle a la bola para el medio (del campo), usando mis piernas. Buscando quedarme un poco más cerrado (con los brazos), dejar la vista en la bola, en el punto de contacto. Pienso que eso me ha estado ayudando y estado trabajando con ese enfoque. Espero que los batazos comiencen a salir para ayudar al equipo”.
El manager Ugueto también tiene esa aspiración y espera que el coach de bateo Selwyn Langaigne ayude al experimentado toletero.
“Viene trabajando muy bien. Una de las razones por la que Selwyn vino con nosotros es porque ha trabajado muy bien en la parte ofensiva e influye mucho en los peloteros, sobre todo con veteranos como Carlos o Luis Jiménez. Sigo confiando en su trabajo de llegarle a los peloteros más experimentados”.
Rivero, exhibió una línea ofensiva de .305/.377/.508, con 26 jonrones, 98 remolcadas y .885 de OPS en la Liga Mexicana de Beisbol, durante el verano de 2019. Sólo que en la eliminatoria 2019-2020 de la LVBP, vistiendo el uniforme de los pájaros rojos apenas fue una sombra de aquel toletero (.168/.259/.242 en 108 apariciones legales). En los playoffs, hasta el quinto juego de la Gran Final, golpeaba para .212/.268/.404, en 56 visitas al home plate.
“Me perdí un poco, después que fui a jugar al Premier 12 (en Taiwán)”, admitió Rivero. “En México tuve un buen año, por eso me puse a ver los videos y a trabajar sobre la rutina que tenía durante cada juego (con Bravos de León) y me he sentido más cómodo”, algo que ha podido llevar al terreno, al menos en los últimos dos partidos.
Aunque todavía trata de sobreponerse. No ha sido fácil asimilar alinear en la parte baja del orden, como octavo, acostumbrado a batear desde el medio del lineup.
“No me siento cómodo allí. Sé lo que he hecho en la liga (66 cuadrangulares y .266 de promedio vitalicio) y la clase de bateador que soy. Me lanzan difícil normalmente y lo hacen todavía más estando atrás en el lineup, porque no tengo a nadie que me proteja. Claro, esa es la decisión que tomó el manager y yo no estoy para criticar, sino para ayudar al equipo a ganar y más en una final, tan cerrada”.
Carlos Rivero trabaja para mejorar su producción ofensiva
Ugueto movió la alineación en el cuarto juego y le dio resultados. Los ajustes se centraron en la zona alta del orden. Rivero no fue movido.
“Aunque no ha podido producir, la defensa ha sido fundamental. Es un pelotero de experiencia y en cualquier momento puede comenzar a soltar buenos batazos”, enfatizó el capataz de Lara, que podría hacer cambios en el sexto juego, de vida o muerte para Cardenales, que está abajo en la serie 3-2.
En la postemporada, Rivero no ha incurrido en marfiladas en 16 desafíos a lo largo de 137.1 entradas y 51 lances, incluidos seis dobleplays. Durante la eliminatoria apenas pifió en dos ocasiones, en 30 desafíos. La ofensiva puede ir y venir, pero la defensiva también gana encuentros.