Créditos Imagen: Miguel Cabrera | Fotos: Alejandro van Schermbeek/Wilmer Errades
José Ángel Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas-. En Caracas, el lunes cayeron gotas del cielo mucho antes de que lo hicieran jonrones. La maquinaria del Estadio Monumental Simón Bolívar comenzó a funcionar desde muy temprano, con una amenaza latente en el infinito horizonte, antes del Festival del Jonrón.
De a poco, alrededor de unas 30 mil personas fueron ingresando al Monstruo de La Rinconada para despertarlo, y junto a ellos, el cielo se aclaró para recibir a 12 de las más portentosas estrellas no solo de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, sino del planeta.
Para rendir homenaje a Miguel Cabrera, el más excelso bateador derecho criollo de todos los tiempos, había que realizar una exhibición igual de contundente. Pero no bastaba con los jugadores activos. Había que rendir tributo a las leyendas que siguen en nuestro plano, y también a las que partieron.
David Concepción, Omar Vizquel, Luis Sojo, Oswaldo Guillén, Magglio Ordoñez y Freddy García estaban en el terreno. Víctor Davalillo lo hacía desde el Olimpo Absoluto. Juntos, los que comparten esta dimensión, rindieron un minuto de silencio hacia el recién fallecido Rey del Hit.
En honor a Davalillo y a Cabrera, los dos mejores paleadores venezolanos de la LVBP y de las Grandes Ligas, respectivamente, la velada capitalina resultó brillante, de principio a fin.
El número 24 de Miggy se alzó entre el público, en perfecta sincronía. El dorsal 2 de Vitico estuvo en los corazones de todos quienes valoran su huella.
“El legado de ambos es inmenso”, expresó Alex Cabrera, entre los pasillos del imponente feudo. “Vine a ver la despedida de Cabrerita, pero para romper ese récord de Vitico (1.505) él tendría que nacer de nuevo. Lo que Davalillo hacía, no lo volverá a hacer más nadie”.
La voz de Alex, sonó tan alto como su segundo lugar en el ranking de mayores jonroneros en la historia del circuito rentado local de invierno. El tono de los participantes en el evento, no fue menor, homenajeando con el bate, el instrumento con el que ese par de luminarias de distintas eras, se unieron para siempre.
Miguel, alzó un trofeo diseñado especialmente para él, antes que Ronald Acuña Jr. lo hiciera con el del ganador del Derby, luego del último batazo de la jornada. Así como Davalillo levantó el gentilicio venezolano, mucho antes que cualquiera de los que hoy adoptaran al beisbol como una forma se vida.
“Siempre me ha gustado hablar con mi juego, no tanto en público, pero hoy me gustaría decirles algo”, dijo Miguel, el de La Pedrera, en su momento de mayor protagonismo del día. “Los voy a extrañar. La pelota venezolana es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida”.
Y para que hoy, se transiten con nostalgia los últimos pasajes entre las rayas de cal de, quizás, un próximo acompañante de Luis Aparicio en el Salón de la Fama, hubo que abrir camino.
En Caracas, el lunes las estrellas con uniforme y sin él brillaron sobre el terreno. Pero aún más en el firmamento.
Luminarias de ayer y hoy se dieron cita en el Estadio Monumental
Varios de los mejores toleteros de la LVBP y las Mayores compitieron por cetro de forzudos
El recinto de La Rinconada reunió a más de 25 mil personas
El 24, número de Miguel Cabrera, adornó todas las localidades del parque de La Rinconada
Los aficionados de las gradas disfrutaron tratando de fildear los jonrones de la noche