Bob Gibson deslumbró en la LVBP

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Créditos Imagen: Bob Gibson

 

José Luis López | Prensa LVBP

 

Caracas.- Cuando el corazón de Bob Gibson dejó de latir, el pasado viernes 2 de octubre, el beisbol perdía un a leyenda viviente y ganaba una perenne.

Porque este espectacular lanzador nacido el 9 de noviembre de 1935 en Omaha, Nebraska, la misma ciudad donde exhaló su aliento final, dejó una estela de calidad a su paso por las Grandes Ligas. Premiada merecidamente en 1981 con una placa en el Templo Inmortal de Cooperstown.

El deceso de Gibson llega como colofón de un trágico mes para el beisbol. En el que leyendas como Tom Seaver y Lou Brock hicieron transición al terreno celestial.

Y un caso bastante triste para la inmensa parcialidad de los Cardenales de San Luis, eliminados por los Padres de San Diego en la reciente Serie de Comodines de la Liga Nacional. Sus seguidores de viejo cuño aún no terminaban de enjugar lágrimas por la gacela Lou Brock, cuando se topan con el adiós de Gibson, vencido en su batalla contra el cáncer. Fueron insuficientes sus rectas y sus recursos sobre la loma para salir vencedor en este juego donde apostaba la vida.

Recursos con los cuales deleitó al mundo de la pelota desde el 15 de abril de 1959 hasta el 3 de septiembre de 1975. Lapso en el cual sumó 251 triunfos, 3 mil 117 ponches y una efectividad de 2.91 en la bicoca de 17 temporadas, todas con los pájaros rojos. Al igual que Brock, pelotero franquicia. La frialdad de los números, refrendan lo grande que fue este derecho cuya presencia de un metro 86 centímetros sobre la lomita, realmente era intimidante.

Vale decir que este portento pasó por la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. En los días en los cuales aún Gibson no se ubicaba como abridor o relevista, proceso que abarcó tres temporadas entre 1959 y 1961. A partir de 1962, el estupendo lanzador ya se insinuó definitivamente como un brazo diseñado para iniciar encuentros.

Indios de Oriente fue el equipo que tuvo la fortuna de contar Gibson en su roster.

 

CONTUNDENTE CON CONTRASTES

Empezaba la temporada 1960-1961 y los Indios de Oriente recibían a Bob Gibson, quien tendría la misión de medirse a los otros clubes de entonces en la LVBP, también conocida por aquellos días como Liga Central: Leones del Caracas, Industriales del Valencia y Licoreros del Pampero. Recuerden que entre Maracaibo y Cabimas aún funcionaba la Liga Occidental, que al final de aquel año elevó a Rapiños como representante venezolano en la Serie del Caribe realizada en Caracas, a la sazón última de la primera etapa del torneo.

Al llegar a Venezuela, Gibson registraba dos temporadas en las Mayores, ambas con matices similares. En 1959 cerró con marca de 3-5 y en 1960, apenas a semanas de su viaje a nuestro país, había concluido con 3-6, con respectivas efectividades de 3.33 y 5.61 en total global de 40 actuaciones, 21 de ellas como abridor. Y esta sería la función principal que cumpliría con el club oriental, heredero por aquel entonces de los Navegantes del Magallanes.

Llegó a Venezuela con 24 años y el 5 de noviembre de 1960 celebró sus 25 en suelo criollo. En la rueda regular actuó en 21 juegos, de los cuales 17 fueron en calidad de abridor. Lo mejor de todo fue que completó 11 juegos. Terminó la temporada con marca de 7-10 y con buena efectividad de 2.54.

Totalizó 142 innings con 118 hits, 48 carreras limpias, 62 boletos y 134 ponches.

Por supuesto, todo esto en una época en la que los lanzadores abridores trabajaban cada cuatro días y a los equipos de Grandes Ligas les importaba que sus prospectos laboraran bastante en invierno para que corrigieran defectos y se desarrollaran con mayor rapidez.

Hoy en día, los conceptos han cambiado. A jugadores tipo Gibson los cuidan del modo más hermético.

Entre los periodistas y aficionados sobrevivientes de aquellos días de hace 60 años, tres actuaciones de Gibson en el circuito local aún les aceleran las pulsaciones al recordarlas.

La primera de ellas fue el propio día de su debut, la noche del 15 de octubre de 1960. Lanzó pelota completa de tres hits y ocho ponches para blanquear al Pampero, en juego celebrado en el caraqueño Parque Universitario.

En el Playoff realizaría otra actuación inolvidable, también en el coso de Los Chaguaramos. En gran demostración ponchó a 19 bateadores de los Industriales del Valencia a lo largo de 13 innings, la noche del 31 de enero de 1961.

Salió del montículo en el capítulo 13 y en el acto 16, Oriente dejaría en el terreno al club perico – llamado así por su uniforme verdoso – con pizarra de 3-2. Pese a su gran desempeño, Gibson saldría sin decisión.

Pero esa demostración de calidad, hizo que el Valencia, clasificado para la llamada Serie Interamericana, la cual intentó sustituir a la Serie del Caribe en los primeros años del decenio de los 60, le escogiera como refuerzo.

Y allí Gibson brilló al tener su primer contacto con la pelota de Puerto Rico. El 15 de febrero en Caracas blanqueó 1-0 a los Senadores de San Juan, por aquel entonces club de abolengo en la pelota boricua.

Como por aquellos días los lanzadores bateaban – no existía el bateador designado-, Gibson estuvo de 54-10 con seis anotadas y ocho remolcadas para .185 puntos. Soltó dos extrabases y ambos fueron cuadrangulares.

 

ENTRE PLENAS Y BOMBAS

Para la temporada 1961-1962, Bob Gibson no regresaría en octubre a Venezuela. Sus velas las enfilaría hacia Puerto Rico. Y en la Isla del Encanto también dejaría recuerdos inolvidables.

El año del derecho terminó con marca de 13-12 en 211.1 innings con los Cardenales, en 37 juegos, 25 de ellos como abridor.

Pedrín Zorilla, mandamás de los Cangrejeros de Santurce y el prototipo del buen gerente beisbolero, movió sus tenazas de cangrejo para atrapar el permiso de Gibson, quien aún debía aprender más de la pelota del Caribe. Y el concurso de Gibson fue una de las claves en el título logrado por Santurce en final sobre los Indios de Mayagüez en aquella temporada, la última que fuese desarrollada en el viejo estadio “Sixto Escobar” de San Juan. Fue el quinto título insular para los Cangrejeros, que barrieron 4-0 en esa final.

A Gibson le correspondió lanzar el tercero de la final, ganado 1-0 por Saturce. El nativo de Omaha se impuso con Valvy Thomas en relevo. Perdió el derecho Joel Horlen, quien pertenecía al roster activo de los Medias Blancas de Chicago.

Terminadas sus aventuras caribeñas, Gibson de a poco se convirtió en uno de los mejores lanzadores de su tiempo.

Aquel joven que alguna vez también perteneció a los Trotamundos de Harlem, empezaría a llenar una impresionante hoja de servicios.

  • Acudió nueve veces a Juego de Estrellas: (1962 en dos ocasiones, corrido desde 1965 a 1970, y en 1972)
  • Fue dos veces campeón de Serie Mundial; en 1964 y 1967). En ambas fue el Jugador Más Valioso.
  • Fue el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1968.
  • Conquistó dos veces el premio Cy Young: 1968 y 1970.
  • Ganó nueve veces corridas el Guante de Oro como pitcher en la Liga Nacional, entre 1965 y 1973.
  • Lideró la Liga Nacional en victorias con 23 en 1970.
  • Lideró a las Mayores en efectividad con 1.12 en 1968.
  • Ese mismo año fue líder en ponches de la Liga Nacional con 268.
  • En cinco ocasiones (1965, 1966, 1968, 1969 y 1970) ganó 20 o más juegos.
  • En 1969 lideró a la Liga Nacional con 28 juegos completos.
  • En 1968 capitaneó la Liga Nacional con 13 blanqueos. En 1962, 1966 y 1971 hizo lo propio con cinco. En total tuvo cuatro lideratos de este tipo.
  • El 14 de agosto de 1971 propinó un juego sin hits ni carreras.
  • Su número 45 fue retirado de los uniformes de los Cardenales.

La LVBP tuvo el honor de que este inmortal de la pelota, hace ya 60 años, pasara por sus estadios. Para deleite de nuestra gran afición.

 

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