Balbino Fuenmayor, la voz Caribe

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Créditos Imagen: Balbino Fuenmayor Foto: A. van Schermbeek

 

José Ángel Rodríguez | Prensa LVBP

 

Puerto La Cruz.- Cuando Balbino Fuenmayor hace uso de la palabra, incluso estando un poco ronco, lo realiza con la misma prestancia que ha desarrollado a lo largo del tiempo con el madero, su otra gran herramienta para acaparar la atención del público, desde que tenía 16 años y fue firmado por Azulejos de Toronto en 2006, por 750 mil dólares, tras dar muestra temprana de su exuberante fuerza.

Para los seguidores de la pelota rentada local, su nombre se ha convertido en sinónimo de bateador profesional, pero también de Guigue, la población a la que procura mencionar en cada oportunidad que tiene ante los medios de comunicación, como una forma de evocar al lugar donde ha encontrado refugio ante las adversidades.

“Yo crecí en Guigue, un pueblo cerca de Valencia. Y mi madre fue la que me inició a los cinco años en el beisbol, siempre me llevaba al Estadio José Bernardo Pérez, y allí veía a grandes jugadores, como Edgardo Alfonzo o Richard Hidalgo”, rememoró el robusto paleador durante la entrega de premios de Los Grandes de la LVBP, en la que recibió los galardones como Jugador Más Valioso y Regreso del Año, de la temporada 2021-2022.

El toletero de Caribes de Anzoátegui emuló lo hecho por Alex Cabrera en la 1997-1998, con Pastora de Los Llanos, cuando se alzó con ambas condecoraciones.

El carabobeño, dejó línea ofensiva de .361/.403/.613 y OPS de 1.015, además de 11 jonrones, 53 carreras remolcadas y 31 anotadas. Todas, marcas personales, luego de 11 campañas de experiencia en el circuito, para dejar registro de su marcada evolución en la caja de bateo durante el último lustro, la cual, se dio por un cambio progresivo en su mentalidad.

“Mucha gente siempre me ve como un cuarto bate o slugger, pero he convivido con peloteros de experiencia que me ayudaron. En mis inicios en Caribes tuve al ‘Cachi’ (Óscar) Salazar, a ‘El Hach’ (José) Castillo, en paz descanse, a quien tenía al lado de mi locker. Al mismo ‘Potro’ (Antonio Álvarez), cuando llegué (a Caribes) en 2009, lo tenía como compañero. Recuerdo que cuando di mi primer hit, en Caracas, él fue quien agarró la pelota para guardarla como recuerdo”.

Fuenmayor, fue traspasado desde Magallanes a la Tribu junto al lanzador Ramón Ramírez, por el receptor Miguel Montero. Sus primeros pasos en la liga los dio con el mánager Alfredo Pedrique, quien le dio el voto de confianza para comenzar a probarse como jugador a tiempo completo.

“Cuando era novato, muchos peloteros me decían ‘hey, ponte al lado de los coaches, ve aprendiendo turno a turno’. A ellos les saqué parte del enfoque, de la preparación. Ya cuando estoy en dos strikes, no me enfoco en dar esos batazos de 400 pies, sino de poner la pelota en juego, dándole la oportunidad de estar en posición anotadora a los compañeros que vienen atrás, no solo trato de buscar jonrones, y esa es la clave que he tenido para que mi promedio se haya mantenido arriba”, explicó, sobre su robusto .361, casi 40 puntos porcentuales de su media en la liga (.326).

“Su potencial de poder con el bate siempre ha sido evidente, pero gracias a un mejor enfoque y su voluntad de reducir su swing con dos strikes, comenzó a poncharse menos y a batear promedio, desde hace unos seis años”, aseguró, por su parte, un scout con varios calendarios de experiencia en la industria, sobre Fuenmayor.

El camino en el beisbol de “El Gran Balbino”, como comenzó a ser apodado en 2015 cuando formaba parte del sistema de Ligas Menores de Reales de Kansas City, en alusión a Babe Ruth, The Great Bambino, ha tenido duros traspiés.

Entre 2007 y 2009, Fuenmayor apareció entre los 30 mejores prospectos de Toronto, de acuerdo con Baseball America. Sin embargo, su carrera nunca despegó con los Azulejos y, eventualmente, lo dejaron libre, en 2013, cuando no pudo salir de la Clase A baja en siete temporadas profesionales.

Se sobrepuso viendo acción en los circuitos independientes. Disputó 158 desafíos entre 2013 y 2014, para batear .333/.370/.575, lo que llamó la atención de la organización de los Reales, pero cuando parecía que lograría el ansiado grado de grandeliga, tras brillar en Doble A y Triple A, sufrió un desgarro de ligamentos en la rodilla izquierda que le dejó inactivo siete meses.

Esa lesión, y la ocurrida el certamen pasado con la tropa indígena, con apenas seis juegos disputados del calendario, aunque resultaron fuertes golpes para sus objetivos a corto plazo, afianzaron su pilar familiar para sobrellevar el agrio sabor de boca.

“La temporada pasada fue bastante dolorosa para mí, ya que gané en la primera semana el Jugador de la Semana, pero a la siguiente, recibí un pelotazo en el antebrazo (izquierdo). Primero los doctores me dijeron que iba a ser alrededor de dos semanas y se alargó a dos meses. Perdí la temporada. Fue bastante frustrante ver a mis compañeros en el terreno y no poderlos ayudar”, reconoció.

Pero aquellos aciagos días son parte del pasado, como un mal sueño que disipa con la llegada del alba.

“Tengo que darle las gracias a Dios por esa recuperación, al apoyo de mi familia. Cuando se pasa por esos percances en la vida, si no tienes a tus familiares, esposa e hijos, que son el motor que nos levantan, no sales de esos momentos. También tengo que darle las gracias a mis compañeros de equipo, a mi mánager, a los trainers, sin ellos, esto no hubiese sido posible”, afirmó.

La manera en que Fuenmayor pasó página de lo suscitado en el curso anterior, fue inscribiendo su nombre junto a los de Magglio Ordoñez y Eliézer Alfonzo, como los únicos integrantes de la divisa aborigen que han ganado el MVP.

“Todavía no me lo creo, de estar en la lista junto a ellos. Dos grandes peloteros de la Tribu, como lo son ‘El Caribe Mayor’, Magglio Ordoñez, campeón bate en Grandes Ligas. Crecí viéndolo a él con Medias Blancas y Detroit e igual con ‘El Matatán’, cuando llegué en 2009, era el capitán junto a Luis González, y disfruté sus jonrones. No me lo creo, porque uno pasa por muchas adversidades”, admitió.

El siguiente objetivo trazado, es contribuir para la consecución del quinto título en la historia del conjunto oriental, en un papel protagónico desde hace más de una década.

“Nosotros tenemos más de 12 años clasificando seguido al Round Robin. En este tuvimos un arranque bastante lento en octubre, pero poco a poco fuimos haciendo los ajustes. Ya en noviembre estábamos jugando un mejor béisbol y en diciembre ya estábamos acoplados”, analizó.

“Tuvimos que ganar alrededor de ocho juegos en fila para meternos en la pelea, eso fue gracias también a la gran fanaticada que tenemos allí en el Chico Carrasquel. Somos el equipo más joven de la liga y cada año crece más la afición”, sentenció.

Por lo pronto, Caribes ya aseguró su lugar en la Serie Final, a partir de este martes. Con Fuenmayor en plan estelar.

“Dije (antes del juego) que iba a conectar jonrón y lo hice. Esta fanaticada se merece el triunfo y nuestra búsqueda de la quinta corona” declaró tras el triunfo sabatino 12-8 sobre Cardenales, aún con el tono afectado, pero con el mensaje claro de haber ligado de 4-4 con tres anotadas. Como para permitirse quedarse afónico, al menos una noche.

 

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