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Eduardo Acosta | Prensa LVBP
Puerto La Cruz.- Tal día como hoy, hace 25 años, se produjo el adiós de Antonio Armas, una de las más grandes figuras de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.
Era un simple partido de ronda regular, sin embargo, no parecía de esa forma debido a la gran cantidad de personas que plenaron el estadio Alfonso “Chico” Carrasquel, pues se sabía con notificada antelación que ese día iba a ser el último de uno de los más grandes sluggers criollos de todos los tiempos.
Y para añadir más historia de la que llevaba sobre sus hombros, Armas se despidió de la forma que siempre lo caracterizó, con un cuadrangular, el 97 de su carrera, la cifra más alta para ese entonces lograda por pelotero alguno en la pelota venezolana, ante los envíos del norteamericano Dave Veres de Leones del Caracas, el equipo de toda su vida.
Lo acompañó en el recorrido hasta el home plate, el último que realizaría en campo alguno, el popular animador del conjunto melenudo Jesús “Chivita” Lezama y una vez terminada su vuelta al cuadro fue recibido por miembros y directivos de Caribes de Oriente y Leones del Caracas entre llanto y risas de emoción, en medio de una sonora ovación que duro más de cinco minutos.
De esa forma se despidió Armas, en su última campaña con el uniforme de Caribes.
“Ese día lo recuerdo y más aún cuando vengo a este estadio (Alfonso “Chico” Carrasquel). Solo trataba de hacer una buena conexión, no buscaba dar el jonrón, pero para mí buena suerte salió y lo más curioso fue que lo hice ante Leones, en presencia de grandes amigos míos como Andrés (Galarraga), Urbano (Lugo) y Carlos (Hernández), quien me recibió con un gran abrazo. Son situaciones que quedan definitivamente para la posteridad y que siempre lo llevo gratamente en mi corazón”, dijo Armas, actual coach de bateo del Caracas y miembro del Salón de la Fama.
Cuando el ex grandeliga colgó los spikes contaba 37 años, una edad en la que muchos deportistas se mantienen activos. Sin embargo, sus constantes dolores en la rodilla derecha lo obligaron a dejar el deporte que tanto ama. Quienes lo vieron jugar todavía se preguntan ¿Qué hubiese pasado si el piriteño no hubiese sufrido tantas lesiones? ¿Habría jugado más años? ¿Habría establecido una prolongada marca de jonrones?
“Hice lo que pude y llegué hasta donde pude. Por eso me siento orgulloso y contento. El retiro es una cosa por la que debemos pasar cuando llega el momento. No es fácil y más cuando uno ama este deporte, pero llega el momento en el que hay que dejarlo. Uno tiene que aceptarlo. Aún pienso que pude haber jugado por lo menos tres años más, pero no podía más con la rodilla. De hecho aún siento dolores en esa área, por eso decidí en aquel entonces que era suficiente y más en una etapa en la que tenía que darle chance a los nuevos valores”, destacó Armas, quien confesó que si volviera a nacer elegiría ser pelotero sin pensarlo dos veces.
“Desearía volver y más en esta época en la que se gana tanto dinero en este deporte. El beisbol ahora es un gran comercio. Pero eso no es malo pues eso es lo que se busca para mañana vivir bien. Tuve mi época como pelotero y afortunadamente pude disfrutarla al máximo porque llevaba una vida sana y jugaba con amor. En estos tiempos es muy difícil encontrarse con jugadores que jueguen de la misma manera que jugaba yo o cualquier otro de mi tiempo”, indicó.
Veinticinco años han pasado de aquel inolvidable momento y desde entonces Armas ha continuado vinculado al beisbol de manera ininterrumpida en el rol de coach pues, como el mismo lo dijo, no puede separarse de un campo de juego. Dicha pasión es la que siempre ha querido transmitir a las nuevas generaciones y por la cual sigue ligado a la pelota en la actualidad.
“Para mi es todo un orgullo ser coach. Cuando jugaba no teníamos las facilidades que tienen los peloteros ahora de tener instructores de bateo, de fildeo, en fin, de muchas áreas. Uno mismo debía trabajar muy duro todos los días para poder llegar a ser alguien con el fin de alcanzar las metas que se trazaba. No quiero que los muchachos pasen por lo mismo que yo pasé en aquel entonces y por eso sigo aquí. Me siento muy feliz por ello”, relató.
A lo largo de sus dieciocho temporadas en la LVBP, Armas se enfrentó en más de una ocasión a lanzadores como Luis Leal, Manuel Sarmiento, Luis Mercedes Sánchez o Luis Aponte, en grandes desafíos que disfrutaron los fanáticos de la época.
Quizás equivaldría, en estos tiempos, a medirse a Félix Hernández o Johan Santana, en su mejor momento.
“Cada período tiene sus buenos pitchers y todos tienen sus dones y hay que respetárselos, Johan Santana es un gran pitcher como lo fue Luis Leal y como lo es ahora Félix Hernández. Lo mejor es que lo han demostrado con bastante profesionalismo y entrega, son personas por las cuales hay que quitarse el sombrero”, manifestó.
ESPERA POR UN APACIBLE DESCANSO
A pesar de su explícito amor por el béisbol y por aún estar en el terreno de juego como instructor de bateo de Leones del Caracas, cargo que ocupa desde hace veinte años, Armas confesó que no se ve ligado eternamente al deporte que tantas alegrías le dio tanto a él como a su familia y a muchos venezolanos. El de Puerto Píritu siente y desea hacer otras cosas en esta etapa de su vida.
“Quisiera descansar, dedicarme al campo, a la agricultura, creo que ya no le puedo pedir más Dios de lo que me ha dado, con lo cual estoy más que conforme y agradecido. Los fanáticos disfrutaron mi carrera, mi familia también y, por supuesto, yo, cosa que hice todos los días y eso mismo es lo que quiero seguir inculcando a los jóvenes de hoy, que disfruten del beisbol, porque es un deporte de una competición eterna, nada es seguro, y hay muchos que quisieran estar donde tú estás”, expresó.
¿Cómo sería Antonio Armas en estos tiempos? Es una interrogante que muchos se hacen. Sin embargo, el piriteño, con su buen humor característico, ni siquiera piensa en ello.
“En realidad no me atrevo a tomar un bate en este momento, ni mucho menos hacer un swing pues corro peligro, hace poco tuve una operación en la columna y más bien ando cuidándome constantemente. Ya mi tiempo como pelotero pasó y me quedo con todos los gratos recuerdos que viví por aquellos días”, finalizó.